jueves, 27 de junio de 2013

Las `Partículas en suspensión´, de Lola Sanabria

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PARTÍCULAS EN SUSPENSIÓN
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A Manu Espada
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La noche, esquinada y morosa, se va, remoloneando. Y entra la luz lenta, dividida. Tímida. Apenas empuja las sombras. Parpadeo varias veces. Recorro el lugar con la mirada. Alguien arañó la pared con la uña. Aún estoy aquí, dejó escrito. Me incorporo. Siento en el costado una llama de dolor. Recuerdo. Echo la cabeza atrás, sacudo el pelo. Ese mechón, niña, ese mechón rebelde te traerá problemas, decía mi madre. Y se ha quedado pegado, con las costras que sellaron la herida en mi frente, para que viera un nuevo amanecer. El sistema. Un buen sistema defensivo el del cuerpo. Restaña, cura, se ocupa de que sobrevivas. La luz entra rayada y se dobla en la tierra apelmazada. Afuera se escucha el gorjeo de los pájaros. Incorporándose a la vida. Como mi bebé, en mis brazos. Ese instante que no me podrán arrebatar. Mi bebé y yo en un tiempo detenido en la memoria. Casi no puedo abrir el ojo izquierdo. Hinchazón de golpes. Pero tengo el otro. El otro, sí. Puedo ver el día, ahora, entrar con fuerza. Me levanto y obligo a mis piernas abotargadas a moverse. Duele. La vida siempre duele. Pero no debería tanto. Tiro de la manta y la extiendo en el suelo. Me tumbo encima. La tibieza de los rayos en la piel reconforta y aleja la negritud de la noche. Levanto la mano y la luz ilumina el hueso descarnado por la magia del sol. El sol. Yo tenía siempre ganas de sol. Amanecía y ya estaba con mi bebé a la espalda caminando por la orilla de un mar calmo. Las olas lavándome los pies. La eternidad y la risa. Enlatadas en la memoria. Adila. Adila. Lejos de la cuchilla. Me duele sonreír. Pero sonrío. Mi niña. Y el mar deja la espuma entre mis dedos. Adila. Mi niña. El hiyad huele a ella, mi pequeña waris.
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El sol se come los barrotes, y si quisiera podría salir fuera. No hay nada que me lo impida. A no ser por ellos que siempre están de guardia, irritados porque no pudieron someterme, porque no consiguieron su propósito: mutilarla. Ella, lejos de sus brazos que aprisionan. De sus manos que atenazan. De la cuchilla de la arpía. Yo machaqué comida para ella, desdentada, para que no muriera. Y reía las gracias de la nieta. Tan preciosa con el brillo en sus ojos enormes como dos tizones calientes. Ríe, ríe, la animaba con sus palmas. Aprovecha este mar amable que te saluda y te lava. Coge las caracolas y sopla dentro para que quede tu aliento de niña, eterno, sin tiempo que lo vuelva agrio y raspe árido como la arena del desierto. Ese instante. Su abuela aplaudiendo el chapoteo en el agua azul y blanca, el giro de sus rizos en el aire, el grito de alegría porque estaba viva y su piel recogía toda la luz de la mañana y la hacía resplandecer en pequeñas gotas como lágrimas. Disfruta del momento, pequeña Adila. Reía con su boca desdentada. Como si de verdad la quisiera.
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Ahora siento el calor. Es lo único que importa. Sentir la vida derramándose en mi cara. ¿Qué me quedan, unos minutos, unas horas, días? No lo sé. Nadie lo sabe. Sólo temo el dolor. Esa piedra que no da en el sitio preciso. Mi fiel Farah lo hará si llega el momento. Pero ahora la vida fluye por mis venas. Ahora el sol calienta mi cuerpo. Y ella está fuera del alcance de la vieja y de su cuchilla. Los pájaros alborotan en el Khat cercano. O tal vez sean los hombres, preparándose. Ellos. Se creen grandes guerreros y tienen que encontrar el valor en sus hojas. Casi los oigo llegar. Sus cuchicheos. Mi marido. Su madre. Intrigando a mis espaldas. Preparándose para la mutilación. Cargados de razones. ¿Quién machacará la comida para ella? Eso no importa. El odio es tan grande. Todo lo arrasa. Pero mi niña no ha hecho nada. Cuando nació yo le conté los deditos uno a uno, cinco, no le faltaba nada. Y nada ha de faltarle. Si nacimos así, así debemos morir. Yo no tuve opción. Mi madre no supo negarse. Le temblaba la barbilla cuando me llevaron. Tragó amargura y levantó la cabeza. No es una tragedia, no dejaba de decirle otra vieja. Será una buena esposa. Y lo soy. Lo fui. Mi marido me ha repudiado y no quiere verme, ni traerme agua. Farah tira cubos por la ventana y yo me acerco con la boca abierta y es como si estuviera bajo unas cataratas. Trago y trago hasta que la tierra se la lleva toda a sus entrañas. Hace tiempo. No sé cuánto. Aquí eso no importa. Importa la sed. Importan esas partículas suspendidas en el aire que intento coger y no se dejan. Libres. Jugando al escondite con los pliegues de mi mano. Libres. Como yo, cuando abrazaba a mi bebé contra mi pecho; como Adila cuando jugaba con las caracolas; como mi hija paseando de la mano de Adela, esa mujer valiente, amiga, que la ha rescatado; como yo que me baño en la luz dorada de este inicio de la mañana y juego a ser otra vez niña que aún no conoce el dolor intenso al que te llevan los de tu propia sangre. Libre porque este instante es, será ya, para siempre imborrable y eterno.
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* Partículas en suspensión (Talentura, Madrid, 2013) es el primer libro de microrrelatos de Lola Sanabria. Incluimos una de las piezas del volumen que se presentará en Madrid, en la librería Tres rosas amarillas, el día 28 de junio, viernes, a las 8´30 de la tarde. 
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18 comentarios:

Lola Sanabria dijo...

Gracias, Fernando.

Abrazos, los que quieras.

Manuel Rebollar Barro dijo...

Lola, por fin y como el llanero, en solitario. No sé si habrá un autor de relatos más premiado que ella, algo que dice bastante de su calidad, pero sí sé que el libro, como casi todo lo que escribe, promete.

Saludos para ambos

Javier Ximens dijo...

Felicidades, Lola, por escribir así y por poder tener tu libro entre las manos. Nos vemos.

manuespada dijo...

Un gran libro de una escritora inmensa. Gracias por la dedicatoria, Lola. Gracias por hacerte eco, Fernando.

Lola Sanabria dijo...

No creo que siempre esté relacionado ganar premios con calidad en lo que se escribe, Manuel, pero me encanta que te parezca prometedor el libro y alabes casi todo lo que escribo.

Par de abrazos.

Sergio Astorga dijo...

Esplendido!!

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Una auténtica bomba. si esto e suna muestra, debe ser un libro de los que merece muchísimo la pena leer.

Pedro dijo...

Mis aplausos a Lola y a Talentura por esta alegría.

Magnífico micro, sin duda. Me ha provocado los mismos sentimientos de desazón y furia que me sacó, en su día, la novelista Alice Walker con su "En posesión del secreto de la alegría".

Un abrazo y gracias por el anticipo, Fernando.

AGUS dijo...

Mi más sincera enhorabuena a Lola por el debut en papel.

Respecto al texto que da nombre al libro, creo que define con gran acierto la personalidad de su literatura, y ese estilo singular que hace cúspide cuando denuncia injusticias y desigualdades sociales. Aunque Lola es eso y mucho más, claro.

Será un placer dar cuenta de esas "Partículas". Gracias, Fernando.

Abrazos.

Gemma dijo...

Qué buen micro, Lola. Felicidades por ese merecidísimo estreno en solitario.
Besos

Lola Sanabria dijo...

Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. Me animan a seguir escribiendo.

Y Manu, la dedicatoria, como bien sabes, te la tienes más que ganada.

Abrazos y besos a repartir.

Rosana Alonso dijo...

Lola, allí estaré compartiendo contigo emociones. Gracias Fernando y Gemma por anunciar y compartir.

Abrazos per tutti


Patricia Nasello dijo...

Las palabras que has enhebrado, hacen un gigante: cualquier comentario que yo intente o balbucee lo empequeñecería.
Leerte es una fiesta, Lola.

Un fortísimo abrazo para vos y otro, con la admiración y el agradecimiento de siempre por el espacio de privilegio que es su casa, para Fernando.

Pedro Herrero dijo...

Da gusto demorarse en la lectura pausada, atenta, sensible y llena de matices. Llena también de luz y de oscuridad, plagada de personajes o sombras de personajes que desfilan en silencio. No deja de sorprender, aunque conociendo a la autora no debería causar asombro, el dominio del párrafo y la voluntad de darle al lector solo lo que necesita en cada linea, mientras la trama avanza o retrocede, con emociones a flor de piel o con recuerdos, hacia un final que se presiente trágico.

Celebrado y esperado, el primer libro de Lola, del que pienso disfrutar y aprender un montón de cosas. Mi enhorabuena.

Lola Sanabria dijo...

R.A., no sería lo mismo sin tu presencia.

Besos de adelanto.

Susana Camps dijo...

Muchas felicidades, Lola. Por el micro, por el libro y por la trayectoria.
Espero que el libro sea todo un éxito, yo ya lo estoy esperando con ganas.
Besos

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

Excelente, me encantó.
Enorme talento el de la autora.
¡Saludos!

Lola Sanabria dijo...

Patricia, la gran liberadora de palabras, un placer tu comentario.

Pedro, tu análisis del texto, tu percepción me llenan de orgullo. Gracias.

Gracias, Susana. Las dos estamos embarcadas en este barco.

Mil gracias por tus alabanzas, Juan Esteban.


Abrazos resacosos.