"La historia de una visión"
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Lo maté en sueños...
Max Aub, Crímenes ejemplares
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No quería soñar lo que estaba soñando y, sin embargo, lo soñaba. Al despertar, no podía decir lo que había soñado, no podía explicarlo. El poder de lo oculto se le había revelado en el sueño, una forma parecía avanzar hacia él, amenazadora, pero vio sólo la parte iluminada. A la noche siguiente, al querer ver la otra parte de lo oculto, al querer completar la forma que había visto, quedó prendido en el sueño y ya no despertó: lo encontraron muerto en el comedor, colgado de un cinturón.
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"La conversación de los otros"
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Cada tarde salía a dar un paseo por la ciudad. El inconveniente era que al pasar por el lado de los otros transeúntes, escuchaba sin querer sus conversaciones (la mala costumbre de hablar en voz alta, se decía). De este modo, casi sin darse cuenta, pasaba de un problema a otro: en una calle oía las frases de un asunto laboral, en otra calle le sorprendían las palabras de una discusión amorosa, y en una esquina le ensordecía el pleito violento de unos vecinos. Por ese motivo siempre llegaba a su casa tan fatigado, agobiado por los problemas de los otros.
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* Alberto Tugues (Barcelona, 1947), ha publicado libros de poemas en prosa y cuentos, Guía urbana de perplejos (Arts del Llibre, 1989), El archivo del copista (Arts del Llibre, 1990), Ejercicios breves de eternidad (Cuadernos Bauma, 1995), Distritos postales para ausentes (El Bardo, 1998), Historias breves de este mundo (Random House Mondadori, 2002), Lugar de perdición, El espía del ramo marchito, El caso de una sangre derramada (Emboscall, 2006-7-8), y pronto aparecerá Cancionero de prisión (March Editor). Fue miembro fundador de las revistas de poesía Asimetría, Hora de poesía y Poesía 080 Barcelona, y en la actualidad coordina los Encuentros 080 en la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña.
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* La ilustración es de Aninés Macadam.
2 comentarios:
“La conversación de los otros” da la impresión de ser una simple frase inicial que va armándose poco a poco con una serie de complementos que se disponen como las calles de un trazado. Es (creo yo) el tipo de relatos que un autor extrae de la realidad como antropólogo, porque no aparece nada inventado, y que se coronan con un final lógico. En la sencillez de su planteamiento radica el buen sabor que proporciona su lectura.
Conocí a Alberto en tu última conferencia, Fernando. Al menos de lejos. Celebro verlo ahora más de cerca.
Me ha gustado mucho el primero, es desasosegante y con una atmósfera muy lograda. El segundo tiene la virtud de mostrar el extrañamiento que provoca lo cotidiano, esos retazos de conversación que conforman una especie de historia-puzzle para quien lo escucha.
Un saludo cordial
Qué rabia Fernando me acabo de enterar de lo del almanaque de Ínsula pero claro ya ha pasado y estoy en el trabajo, otro día será.
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