lunes, 21 de marzo de 2011

Los poetas del Pentágono, por Víctor Canicio

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En el ámbito internacional siempre hubo países que perseveraron fielmente en la defensa de lo que fuera, muy en especial de las materias primas. Cuando su actitud no convenía a los intereses del Imperio acabaron por pagar los platos rotos (con devastadoras consecuencias). A tal efecto, en los profundos sótanos de una institución bélica especializada que recibió el hermoso nombre de Pentágono, por asemejarse a un polígono regular de cinco lados, había también una oficina ultrasecreta y colateral revestida exageradamente de hormigón armado, con paneles de corcho, en la que residían los responsables encargados de bautizar, de forma adecuada, las campañas militares previstas para restablecer el orden donde hiciera falta.
En esas ocultas dependencias y más concretamente en el despacho de su director (“El poeta del Pentágono”) se libraron auténticas batallas lingüísticas. Una de las más sonadas, en tiempos del coronel Gus-Gus Beam, amigo de las musas, fue la que eligió Tormenta del desierto como denominación de origen patentada a efectos de márketing y para ennoblecer en lo posible la estratégica operación que se llamó también guerra del Golfo. La oficina secreta albergó asimismo al lujurioso Eutimio, un imperturbable gallego que se arrepintió después de sus pecados y pasó unos años trabajando de jardinero en el monasterio benedictino del Stiftsburg, cerca de Heidelberg y el río Neckar, donde cultivaba hiedras trepadoras. En un apacible entorno.
Ora et labora —le decían allí—. Lo demás nos será dado por los cielos.
Entre las propuestas del lujurioso Eutimio, mientras ejerció brevemente de Poeta del Pentágono, figuraron interesantes denominaciones aplicadas como Defensa del ataque, Patata caliente (papa en la versión para América Latina) y Todo verdor perecerá. Fueron rechazadas. El laureado general Phileas P. Patton, que lo sucedió en el cargo, propuso para la campaña de Libia Odisea del amanecer. Con devastadoras resonancias y muy pérfidos aire de epopeya. VÍCTOR CANICIO.
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* Víctor Canicio (Barcelona, 1937) vive entre España y Alemania, donde ha trabajado como profesor y traductor, de obras de Heinrich Böll y Peter Handke, entre otros. Es autor también de varios libros sobre la emigración, como Vida de un emigrante español (Gedisa, Barcelona, 1979), de diversas novelas, así como de numerosas adaptaciones de clásicos alemanes (Goethe, Hauptmann, Heine, Lasker-Schüler, Musil) para Deutsche Welle TV.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Odisea del amanecer, que tiene nombre de novela romántica, perfume de puticlub o alias de red de contactos, es otra creación más de los grandes autores de literatura bélica y fantástica, igual que la saga Tormenta del desierto, cuyas secuelas sufrimos aún, y que promete más capítulos.
Qué desastre.
Pilar Galán

Tomàs Camacho dijo...

¿Para cuándo un tribunal internacional que dirima los conflictos internacionales sin usar la violencia generalizada?
¿Por qué la actuación de la comunidad internacional es selectiva?
¿Cuándo veremos una lucha internacional organizada para combatir el hambre y la miseria?
¿Cuándo se actuará universalmente contra las consecuencias de las catástrofes naturales?
¿Cuándo contra el peligro nuclear?
Las respuestas en "La letanía de las ganancias de guerra", de Allen Ginsberg.