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Antonio Gala, "el maestro español de la novela romántica", como lo denomina Begoña Piña, esperemos que con ironía, en una entrevista publicada en Qué leer, comenta que "hay algo en la crítica un poco nefasto, superficial. Ningún escritor verdadero se dedica a la crítica". Claro que, en esa misma conversación, un par de páginas antes, afirma que "verdaderamente, sólo se insulta lo que se ama". Con lo que uno no sabe ya a qué carta quedarse...
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Veamos. El autor de El manuscrito carmesí apunta contra varios objetivos a la vez: contra los críticos, propiamente dichos, y contra los escritores que han cultivado la crítica, con lo que -según él- dejan de ser verdaderos. Buena prueba de ello son, pongamos sólo unos pocos ejemplos, Juan Ramón Jiménez, T.S. Eliot, Luis Cernuda, Octavio Paz y José Ángel Valente, por no hacer una lista interminable. A no ser que, de lo que Gala se queje sea de esos escritores, se da más entre los poetas, que utilizan la crítica como intercambio de alabanzas y favores, con lo que entonces no le faltaría razón. No olvidemos que el señor Gala acaba de recordarnos que, en realidad, sólo insulta lo que ama, de donde no nos queda más remedio que deducir que ama a los críticos, tanto a los propiamente dichos, como a los escritores que cultivan la crítica.
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En cualquier caso, y déjemonos de galimatías, parece evidente que los críticos literarios más sensatos no se lo han tomado nunca demasiado en serio, puesto que debe de ser uno de los escritores más cursis e insustanciales de las últimas décadas. Y aun así no deja de ser humano que Gala tenga sus propias ambiciones. Me consta, por otro lado, que a pesar del mucho dinero y la fama obtenida con sus libros, hubiera cedido una buena parte de esas rentas por tener una presencia más relevante en las historias de la literatura. Pero, claro, no siempre puede tenerse todo.
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Lo cierto es que, leyendo la entrevista, he recordado unos versos de Shakespeare, puestos en boca de quien luego se convertirá en Ricardo III, dichos tras la seducción de Ana Neville:
Brilla, hermoso sol, hasta que compre un espejo,
Para que pueda ver mi sombra mientras paso.
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10 comentarios:
Claro está que A. Gala ama la critica. En entrevistas he observado que la suya es feroz y la más afilada.
El verso final viene muy bien, es muy bueno.
La escritura de Antonio Gala es empalagosa y relamida hasta la náusea. Denominarlo escritor linda con la hipérbole y sus obras se han ganado a pulso un lugar seguro en cualquier galería de libros abominables. Pero todo apunta que Gala es mejor escritor que persona: en mis tiempos de periodista tuve que soportar alguna que otra vez su altanería y su prepotencia.
Gala siempre ha sido un escritor muy leído, pero, en general, por un público incondicional del folletín amoroso y la cursilería. Como bien dices, su problema es que para tener un lugar de honor (al que aspira) en la historia de la literatura, esto es insuficiente. Y lo de vender mucho tampoco está ya tan claro, pues me temo que es un autor en franco declive. Quizás de ahí sus críticas contra quienes no lo valoran como él cree merecer.
Saludos.
No puedo estar de acuerdo con la frase: “verdaderamente, sólo se insulta lo que se ama”. Lo siento, no puedo. Si eso fuera cierto, habría que poner un capellán en cada semáforo, para que las discusiones de tráfico acabaran en boda felizmente.
Oscar Wilde tenía una frase parecida, cuando afirmaba (cito de memoria) que “todo el mundo mata a quien ama, el cobarde con un beso, el valiente con una espada”. Y el poeta Joan Margarit parece insinuar algo parecido cuando dice: “Trist el qui mai no ha perdut / per amor una casa” (triste quien nunca ha perdido / por amor una casa).
Supongo que Gala coloca el insulto tan cerca del piropo como lo están Eros y Tanatos. No sé si las cosas van por ahí. Pero insisto en que los insultos de semáforo, como los de estadio de fútbol (que también salen del alma) no tienen nada de sentimentales.
Mucho más profunda es la observación de Wilde, creo yo.
Son ustedes injustos. Antonio Gala sólo tiene dos defectos en sus escritos: no sabe lo que dice ni de lo que habla.
No hay que tomarlo en cuenta.
Saludos
Geniales las opiniones que se están vertiendo acerca de este tema. Me he reído bastante con la de Gatopardo.
Ahí va mi aportación: nunca he leído algo de gala. Siempre lo he dejado en el cajón de "cosas pendientes" (y ya se sabe lo que pasa con esos cajones...) Ahora bien, como escritor-persona, sí que le he visto en más de una ocasión en la tv, lo suficiente para hacerme una idea del tipo de persona que es. Última aparición en EL PÚBLICO LEE, dando caña a troche y moche...
En fin, un post muy interesante, amigos.
besos,
Cristina Monteoliva
www.labibliotecaimaginaria.es
Pd: ¿es posible ser lector y no ser crítico? Es decir, ¿es posible que una persona no tenga una mínima opinión de lo que lee, para bien o para mal?
Cristina, creo que Gala se refiere al cultivo de la crítica literaria.
Parece indudable, por otra parte, que toda persona que lee, a uno u otro nivel, se forma una cierta opinión sobre el libro.
Yo creo que lo que no le gusta es La Fiera Literaria y todo lo que huela a crítica real.
A mí me gusta el estilo de Antonio Gala, elegante y cuidado. "El manucrito carmesí" me gustó mucho, por su influencia escribí: "El rey de los moriscos". Debería haber entrado en la Real Academia de la Lengua. Pero se ve que en Madrid no tiene enchufes suficientes o no sé por qué razón lo ningunea esta Real Casa..
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