domingo, 8 de abril de 2012

Micronopia, de María Paz Ruiz Gil

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La vida sexual de las palabras
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El coleccionista de palabras las regaba por las mañanas, les cortaba las tildes secas, les echaba comida de la buena, y las consentía con las manos de un devoto. Algunas crecieron y se salieron de su patio, de esas hay  unas que son malísimas, que se han hecho operaciones, extirpaciones y se cambiaron la cara. Son rebeldes, promiscuas, se ponen haches en el ombligo, kas en las partes más raras, y compiten por sus tatuajes hechos con emoticonos; pero las condenadas se volvieron populares y salen en las revistas. Otras, las que se quedaron con su cuerpo tal cual las parieron, tienen fama de vírgenes, de viejas aburridas que aparecen en libros y de solteronas. Cada día entran al patio del coleccionista palabras nuevas, hijas que llegan sin padres. Él piensa que tienen cara de alienígenas, pero las quiere en silencio porque muchas son divertidas y le enseñan idiomas, aunque les tiren de las raíces a las ancianas aburridas y las hagan llorar de rabia.
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* María Paz Ruiz Gil (Bogotá, 1978) estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y vive en Madrid desde el año 2000. Micronopia (2011), el libro de microrrelatos cuya cubierta y contra reproducimos en esta entrada, y del que damos una muestra, ha sido presentado como radioperformance literario. Imparte cursos sobre el género, se dedica a la grabación de piezas sonoras y escribe en el blog Diario de una cronopia (http://lacomunidad.elpais.com/historias-de-una-cronopia/posts). Está a punto de aparecer en Colombia su novela Soledad, una colombiana en Madrid, y prepara un libro de microrrelatos eróticos, que será ilustrado y publicado por el Museo de Arte Erótico de América en el 2012.
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10 comentarios:

Ramón Puig dijo...

Me parece magnífico, así como el nombre de la editorial y la portada de su libro. ¡Colombia no cesa de generar escritores!

¡Felicitaciones a la autora!

Ramón Puig

PEPA dijo...

No está mal el relato. Pero ¿Por qué mo esistirá en su vocavulario la palabra "solterón"? Pregunto. Si conocen a la dueña de este cuento,o la respuesta a mi pregunta diganmelo por favor. Gracias.

Otra cosa ¿Por qué no se hace usted eco de lo que le vengo diciendo en su blog de usted? ¿es que no me mira, o es que no me ve? Si fuera el caso de que no le es grata mi presencia, me lo dice y en paz.

Fernando Valls dijo...

Pepa, la palabra solterón existe. Yo la usé desde niño, pues tuve un tío solterón, el tío Manolo, que se casó finalmente, muy mayor. Verte, no te veo, como tampoco veo a Ramón, el autor del comentario anterior, me conformo con leeros a todos los que contribuís con vuestros comentarios. No es poco. Saludos

Ramón Puig dijo...

Pepa,

Con todos mis respetos, el cuento habla de las palabras, de las que hay algunas que son solteronas.

Si hablase de vocablos o de terminos, algunos en este cuento serían solterones.

Así que no creo que se pueda sospechar que la escritora sea sexista. ¿O debería haber escrito palabr@s y solteron@s?

Cordiales salud@s

Ramón Puig

Manuel Rebollar Barro dijo...

Siempre que leo algo cuyo protagonista son las palabras no puedo dejar de acordarme de mi infancia leyendo a Gianni Rodari y de cómo exprimió hasta la saciedad esa veta lúdico-literaria.

Nunca dejaremos de escribir de las que usamos para escribir.

Saludos

Pedro Herrero dijo...

"Somos de un lugar, como los árboles", decía el escultor Eduardo Chillida. Pero el arraigo tiene sus inconvenientes. Y el desarraigo también. Da la impresión de que el patio de las palabras es una especie de paraíso terrenal, donde no es posible evitar las tensiones entre quienes se sienten como en casa y quienes necesitan huir para encontrarse. En todas las colecciones debe ocurrir algo parecido. No es difícil tomar partido y descubrir que a lo largo de nuestra vida todos vamos y nos quedamos varias veces.

Me alegro de que María Paz apunte lejos con sus proyectos. Le deseo todo el éxito.

María Paz Ruiz Gil dijo...

Gracias por sus comentarios. Yo sigo estudiando la extraña y poco conocida vida sexual de las palabras. Pronto desvelaré algunos de sus secretos y una exclusiva que tengo para mayo.
Ma Paz.

PEPA dijo...

Sí, tienen ustedes razón. Me he expresado mal. Lo que quise decir, eso no me lo podrán negar, es que es muy poco frecuente que se use la palabra "solterón" en ulos relatos con la carga negativa con que se usa con respecto a la palabra "solterona" El estar sin pareja puede ser, de hecho lo es ya mayoritariamente, una elección libre. Hay momentos en la vida de las personas en que, no es que no podamos vivir en pareja, es que, libremente decidimos estar sin pareja. Tiene una carga indecente llamar a una mujer, a estas alturas de nuestra emancipación, "solterona" Me gustaría que me mostraran ustedes un texto donde se use ese vocablo, pero dirigido a un hombre, capaz de contener la carga de desprecio que contiene cuando se dirige a una mujer.

Otra cosa. a pesar de que he leído mucho, no puedo evitar que algunas veces se me cuele una farta de ortografía espantota como ese existir con ese. Lo siento. Siempre he pensado que las leyes están hechas, sobre todo, para aquellos que no tienen más remedio que cumplirlas. Inconscientemente me las salto incluso a pesar de que no estoy de acuerdo conmigo misma al hacerlo. La únicas que me cre y cumplo a rajatabla son las de circulación. Gracias por mirarme -me refiero a mirar mi escritura- y por hacerme sentir vista gracias a su contestación.

Un saludo,

Pepa

Fernando Valls dijo...

Pepa, el día que las voces que hablan en un relato tengan que ser políticamente correctas se habrá acabado la literatura. Saludos.

Rosana dijo...

Que yo entraba para decir que me gusta la portada del libro, me parece muy original.
Y los microrrelatos juguetones, traviesos y sin complejos también.


Hala, pues ya está.

Un saludo cordial