lunes, 9 de abril de 2012

Microlecturas, 4: Julia Otxoa

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Un armario lleno de libros
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Cuando me preguntan  sobre mis lecturas, acostumbro a responder  que, dado su ingente número, sería materialmente imposible hablar de todas ellas, sólo cabe por tanto esbozar algunos de los cientos de autores y lecturas devoradas por mi desde edad muy temprana. 
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Mi voracidad lectora comienza muy pronto, en torno a los ocho o diez años; mis primeros recuerdos de lectura apasionada son de esa época. Como muchas veces he contado, mi curiosidad infantil me llevó a encontrar dentro de un viejo armario un tesoro: mis primeras lecturas fueron las de los clásicos de serie negra: Dashiell Hammett, Agatha Christie, Raymond  Chandler, Georges Simenon, etc., me admiraban, había  en todas aquellas historias una elegante dialéctica de deducciones, análisis e investigaciones que marcaron para siempre mi modo de pensar.
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Vendrían luego ya en la adolescencia y primera juventud, imagino que como consecuencia de mis propias preguntas existenciales, la lectura de los filósofos: Voltaire, Albert Camus, Jean Paul Sartre, Miguel de Unamuno etc., además de todos los clásicos griegos, claro está. Con el tiempo me fui decantando por aquellos pensadores cuyo discurso se mostraba atravesado por la poesía, es decir , la belleza del lenguaje y los conceptos como unidad estética y ética, léase   Albert Camus, Maria Zambrano..., y algunos otros escritores, que, aun no siendo filósofos, fueron y son brillantes  en el ensayo, como Michel de Montaigne, Octavio Paz, Claudio Magris, Italo Calvino, etc.
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Tras este periodo y coincidiendo con la escritura de mis primeros poemas comenzó la lectura insaciable  de poesía: San Juan de la Cruz, Quevedo, toda la generación del 27, me impactó sobre todo la luminosidad del lenguaje lorquiano, Vicente Aleixandre, Antonio Machado, Juan Eduardo Cirlot, Mayakovsky, Vicente Huidobro, Cesar Vallejo, Rilke, Pessoa, Tralk, Alejandra Pizarnik, Celan y Valery, entre otros de la poesía francesa, inglesa, alemana e hispanoamericana, que en mi presente sigue creciendo con nuevos nombres como el español Rafael Pérez Estrada, o el norteamericano Charles Simic, etc.
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Mi entrada como lectora en la narrativa fue de la mano de los grandes escritores rusos e hispanoamericanos; hoy todavía me siguen cautivando por la exacta concisión y poderosa expresividad de su prosa: Chejov, Isaak Babel, Gogol, Dostoyevsky, vendrían a un mismo tiempo desde otras geografías:  Cervantes, Shakespeare, Kafka, Agota Kristoff, Mijaíl Bulgákov, Ambrose Bierce, Hemingway, Borges, Cortázar, Monterroso, Rulfo, Arreola, Ribeyro, además de los europeos Cunqueiro, Raymond Queneau, Italo Calvino, Bohumil Hrabal, etc.
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Según he ido evolucionando como lectora y escritora, también mis  microrrelatos han ido cambiando,  y así actualmente, dentro de lo fabuloso de mi narrativa ha irrumpido con fuerza la escenografía de lo grotesco, universo expresivo en el que Kafka o Bruno Schulz respondían mejor a mis necesidades como narradora.
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Para finalizar y haciendo un pequeño balance de mis lecturas, considero que como escritora ha sido absolutamente esencial el peso que en mi obra han tenido los grandes poetas, filósofos y cuentistas, pero también mi  curiosidad por el arte en todas sus manifestaciones, el cine, la música y el mundo del pensamiento en general.
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* Julia Otxoa es poeta y narradora. Su próxima recopilación de relatos, titulada Escena de familia con fantasma, aparecerá en la editorial Menoscuarto.  
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 * En las fotos, Kafka, Juan José Arreola y Rafael Pérez Estrada. 
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3 comentarios:

Rosana Alonso dijo...

Lo que más me gusta de estas lecturas compartidas por Julia Otxoa es la sencillez con la que está escrita, sin afectación,da sensación de secreto contado, de intimidad. Y es muy amplia en géneros y formatos, además de no olvidar la importancia de oros tipos de manifestaciones culturales igual de importante e influyentes.

Saludo cordial a los dos

Propílogo dijo...

Comparto con Rosana la impresión de confesión que me ha causado leer estas microlecturas. Y me flagelo, como siempre, por toda la lectura que me he dejado, a pesar de que nunca me ha faltado un libro en la mesilla o en la mochila.
Conforme leo y escucho a otros microrrelatistas, me apunto también el dato nada desdeñable de la influencia de la poesía, que probablemente sea uno de los campos que más chispas provoque a la hora de encender la inspiración y el sentimiento concentrado.
Muy interesante, en fin.
Saludos
Gabriel

Jesus Esnaola dijo...

Esta sección, Fernando, es para mí de una ayuda enorme. Y, en este caso particular, un placer especial que sea Julia la que nos cuente, aunque solo sea un esbozo, todo ese caudal de lecturas.
Desde luego, no es para sentirse orgulloso, pero me doy cuenta de la enorme carencia de lecturas que tengo y estos artículos me sirven, y mucho, para curiosear, aprender, descubrir, construir unos fundamentos que son indispensables para todo escritor que se precie (que no pierdo la esperanza de convertirme en escritor).

Un abrazo grande para los dos