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Soy casi tan fan de Yelena Isinbayeva como Antón Castro, y aunque resulta tonto presumir a toro pasado, esta derrota tan estrepitosa (se ha quedado sin medalla) se veía venir, un día u otro, tras su endiosamiento, lo que la había llevado a ensimismarse tanto que parecía andar tras la senda de Michael Jackson. A Isinbayeva no le ha dado por aclararse la piel, ni por acariciar infantes o balancear niños sobre los balcones, pero sí parece sufrir el síndrome de Greta Garbo y durante los días de competición, aunque la cosa venga de lejos, aparecía descansando siempre envuelta en toallas y con la gorra calada hasta las cejas, como los tontos de pueblo... En las entrevistas que le ha hecho Eurosport era imposible verle los ojos, sólo se apreciaba una cabeza blanca de pajarito de la que salía una vocecilla de dibujo animado. En la que le hicieron tras la derrota acabó sollozando y justificando su mala actuación por un exceso de confianza. Siento la derrota, pero también me alegra porque le da vida a una prueba que estaba tan muerta que los cámaras de televisión ya sólo parecían interesados por los cuerpos de las pertiguistas. Pero no tengo ninguna duda de que si consigue superar el aislamiento y no se pinta las uñas de ese color tan horroroso, volverá a ser la reina de la especialidad, puesto que no parece que haya nadie capaz de hacerle sombra, ni siquiera las saltadoras polacas y la americana a las que en esta ocasión me parece que les ha tocado la lotería.
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3 comentarios:
El problema de Isinbayeba es precisamente el que apuntas, no hay nadie que le haga sombra.
La pértiga femenina es una disciplina muy joven (no fue olímpica hasta el 2000) y en la que, supongo, apenas hay gente de nivel. Si sale alguien como Isinbayeva es normal que se aburra de competir sola y que caiga en la relajación y la extravagancia.
Durante años dediqué gran parte de mi vida al atletismo, me crié en tierra de atletas, pero apenas salían dos ó tres personas cada cuatro años que fueran capaces de saltar con pértiga en toda la provincia, creo que es una de las disciplinas más difíciles no sólo del atletismo, sino del mundo del deporte en general, hay que tener en ciertomodo un físico y una mente superdotadas, como ella o Budka. (Uno de esos tres un año se rompió el cuello entrenando él solo).
Gran comentario deportivo, Fernando.
Un abrazo
Nicolás
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