miércoles, 19 de agosto de 2009

GEMMA PELLICER

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----------“En aguas pantanosas”
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Bastaba meterse dentro y aguantar la respiración el máximo tiempo posible, hasta que los pulmones se inundaran de agua salubre y la cabeza se me fuera. Así de fácil.
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Cuando tracé el plan, no creí que resultara tan sencillo ejecutarlo, ni mucho menos que fuera a funcionar a la primera. Llegado el momento, me sumergiría en esas mismas aguas que había imaginado en abstracto, aunque ahora me parecían cenagosas e infectas, habitadas por ingentes poblaciones de bichitos invisibles y molestos. Intenté no pensar demasiado en esos organismos microbióticos invadiéndome, ufanos, cuerpo y conciencia, así que reproduje de memoria los pasos de mi ansiado plan, tan rigurosamente trazado.
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Tras empezar a sentir el ahogo, la falta de riego y de oxígeno -alcancé a recordar-, notarás enseguida el abrazo completo y también el latido del agua que te ciñe y rodea por dentro; luego, cuando la cabeza te dé vueltas y te sientas desfallecer, creerás que tu conciencia se ha vuelto leve y volátil hasta lo indecible, flotante para ser más exactos, reconociéndote al borde del abismo, pendiente de un hilo tu salvación. A lo mejor, hasta te consideras capaz de emerger a nado de semejante pesadilla; como si esas mismas olas que empapan el aire que respiras hubieran decidido, milagrosas, acunarte en mitad del desamparo. No lo podrás saber con certeza hasta que suceda, pero en puridad no deberías sentir miedo. Una vez hayas muerto, unos brazos fuertes alzarán tu cuerpo depositándolo en la orilla misma del Leteo. Y eso será todo, a menos que quien te haya recogido sea Mnemósine, y el Hades se apiade de ti.
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* Gemma Pellicer es licenciada en Filología Hispánica y en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha cultivado la crítica literaria en el diario Avui y en las revistas Turia, Quimera y la argentina Olivar. También ha coordinado, junto con Fernando Valls, la sección de microrrelatos "Liebre por gato" en la revista Clarín. Sus propias piezas han aparecido en la revista mexicana Narrativas y en Paralelo 50; así como en las publicaciones electrónicas Delirio, Kafka y Letras de Chile, y en el diario argentino El Liberal, de Santiago del Estero, o en el blog especializado en microrrelatos Ficción mínima. Mantiene una bitácora titulada Sueños en la memoria. Esta pieza es inédita.
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14 comentarios:

NáN dijo...

No tan fácil. A pesar de la descripción minuciosa, detallista, (enloquecida), del plan, ¿cómo dejar fuera la posible actuación del pánico?

Da miedo.

Pedro Herrero dijo...

Yo destacaría que en este relato nadan a sus anchas los tiempos verbales. Un inicio en pretérito imperfecto, que flirtea con el condicional y el indefinido, antes de ceder el mando al futuro, rey y señor de los últimos párrafos. También encuentro muy elegante pasar de la primera persona (que traza el plan a seguir) a la segunda (que lo ejecuta). Interpreto que ese cambio diluye el dramatismo del argumento y le confiere una textura poética, tremendamente contagiosa. Celebro el texto de Gemma, así como sus imágenes.

Isabel dijo...

Me gusta ver aquí un relato de Gemma a la que admiro por su escritura.
Yo no soy quien para analizarlo, sólo sé las sensaciones que me produce y no me da miedo, al revés, veo que se ha adentrado en esa situación todo lo que podemos.
Te hace sentirla.
Además me ha llegado porque tengo un principio de novela aparcado hace cinco años, en el que la protagonista cae en una hipotermia debido a un accidente.

Muy bueno Gemma.

Ginés Cutillas dijo...

...Y olvidar cualquier vida anterior...
Enhorabuena Gemma por el relato.

Un abrazo,
Ginés

MARIA FABIANA CALDERARI dijo...

¡Está!
Y con honores merecidos...

Saludos cordiales.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Me gustan estas instrucciones para un dulce ahogarse, tocadas al final con ribetes mitológicos. Que la/el protagonista del relato vaya a bordo de una NAVE podría parecer cosa DE LOCOS. Felicidades, Gemma. Y abrazos para ti y para Fernando desde la rue Ste Anastase, en Le Marais parisino.

Olga Bernad dijo...

Yo de pequeña jugaba a ahogarme, pero siempre acababa sacando la cabeza. Era la atracción del mar, tan fascinante y terrible.
De mayor ya no juego, no vaya a ser...;-)
Me ha encantado, como siempre que la leo en su bitácora.
Un beso a Gema y gracias a ti, Fernando, por dejarnos este relato inédito.

eureka dijo...

Yo, como Olga, recuerdo haber experimentado alguna de esas sensaciones sumergiéndome en la piscina hasta notar la ausencia de oxígeno y... luego una leve sensación de mareo, tras unos microsegundos de pánico sacaba la cabeza del agua y respiraba aceleradamente como tratando de llenar otra vez de aire mi cuerpo.

Me ha encantado el cuento, nos recuerda que el otro lado está cerca. Y qué mejor metáfora que la del agua como un abrazo.

Leer este blog es una más de las numerosas razones de peso para seguir a este lado de la vida. :))

Gemma dijo...

Nano, así es. Es muy probable que su sangre fría exista por tratarse de alguien enajenado, y de ahí que busque abstraerse, distraerse o no desconcentrarse en el momento justo en que ha empezado a perder la conciencia para poder llevarlo a cabo... Supongo que, en un momento así, sólo te "salva" la locura. Gracias, también, a su empeño en refugiarse en el plan, logra vencer el amago de pánico que siente cuando empieza a tragar agua. Un beso bien gordo y gracias por tu visita a este lado

Pedro, te agradezco tu comentario, pues me parece que describes muy bien este baile de tiempos verbales. Quise, sí, que el desdoblamiento en futuro en el que se refugia desde un presente insoportable le sirviera para distanciarse y no desfallecer ante su cometido. Te agradezco tus palabras y cuidadoso análisis. Saludos cordiales

Isabel, muchas gracias. Celebro que te haya gustado. Y, sobre todo, que lo creas verosímil, pues toda la situación se halla inmersa en un halo de irrealidad (o de enajenación). Saludos afectuosos

Ginés, en efecto, ese era su propósito. Lo que ya no es tan seguro es que lo logre, pues el final abierto da pie a cualquier interpretación. Celebro que te haya agradado. Un saludo desde Berlín

Fabiana, jaja. Aquí estoy, en efecto. Una alegría para mí que así sea, no lo dudes. Un abrazo grande desde la otra orilla

Antonio. La tripulación andaba algo distraída y de ahí que mi personaje saltara por la borda. ;-P
Que disfrutes mucho de París (seguro que ya lo haces). Un beso

Olga, la temerosa atracción por el abismo, supongo, junto a la voluntad inevitable de querer conocer cuáles son nuestros límites es algo muy propio de la infancia, hecha a todos los riesgos e insensateces. Menos mal que ya no haces esas cosas. ;-P
Otro beso para ti

Eureka, gracias a ti por tus palabras cariñosas. Yo también lo creo: el otro lado está, en realidad, aquí mismo... Saludos cordiales

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Memoria,aguas,vida...Pusiste todos los elementos de la pócima, querida Gemma, ahora habrá que esperar a que Tiempo decida. Muchas felicidades por estar aquí. Un gustazo,como siempre leerte.
Besitos.

Gemma dijo...

Gracias, Izaskun. Acabas de resumir en cinco líneas el contenido entero de mi bitácora...
;-P Muchos abrazos

Orlando Romano dijo...

Gracias, querida Gemma, por compartir tus relatos. Como te lo dije en Neuquén, están llenos (casi ahogados) de talento. A seguir así!!! Abrazos para vos y Fernando desde Tucumán.

Gemma dijo...

Gracias, Orlando. Te agradezco mucho tus cariñosísimas palabras. Un abrazo soleado desde Berlín

bambu222 dijo...

Impresionante relato, casi me ahogo;me recuerda a alguna pesadilla, aunque de éstas siempre despiertas aliviado.Me gusta la posibilidad de un final feliz aunque no sé si real.Besos y felicidades.