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Tras el disgusto que me dio Yelena Isinbayeba en Berlín el viernes pasado, en Zurich batió el record del mundo que ella misma poseía, dejando a sus principales rivales a años luz de distancia, que en salto con pértiga puede equivaler a 30 cm. Antón Castro, generoso bloguero, como lo llama en esta misma nave Antonio Serrano Cueto, tiene la teoría, que no pienso desmentir por ahora, mientras el acoso de la prensa del corazón no me resulte insoportable, de que "Yelena sabía que uno andaba por Berlín, enamoriscado, y de ahí que la muchacha pensara: ¿Qué puedo hacer para que Fernando Valls me dedique unas líneas en su atrabiliaria nave? Y decidió, perdiendo la cabeza, fallar estrepitosamente, como la mejor manera de hacerse notar...". Tengo un gran respeto por las opiniones, e incluso por las teorías, de Antón Castro, y sin embargo ¡qué retorcida se muestra a veces la conducta humana!
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2 comentarios:
Los admiradores de Yelena y de tu blog hemos echado de menos unas palabritas en estos días sobre la amiga rusa. En mi blog hay un homenaje para ella, con un guiño para ti.
Octavio, me he quedado sin palabras... Gracias.
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