Este libro surge en la literatura de aquí y de hoy como un puñetazo. Con recogimiento lo leo y lo releo.
Miguel, el enano, da una mano a Alicia y la otra a K., y con ellos y con otros fantasmas familiares, al corro, danza la figura y las figuras infernales e infantiles.
Y entonces el autor nos deja la leyenda de leyendas, disculpándose por la inocencia de sus propósitos.
Icemos la bandera de la paloma y del hidroavión; han entrado de rondón en el baluarte la confusión, el pánico, la memoria, con su trompeta y su solo de trompeta.
Desde lo real a lo imaginario Miguel y Aquilino (y Jano) saltan entre las tumbas transmitiendo la iniciación y la lagartija.
El enano, con el epidídimo cargado, injerta la cultura y el juego a palo seco. Sí.
Aquellos que desde mil novecientos treinta y tantos sólo habéis leído Mrs. Caldwell y alguna otra cosa más, volved a la novela de estas tierras. Ha sonado vuestro día: Antonio Molina acaba de escribir un libro fascinante, húmedo, competente, que marca una fecha: Solo de trompeta.
En la oscuridad siento correr entre mis piernas una babosa. Adivino que es blanca y que se llama "permanencia".
* Este texto apareció en los Papeles de Son Armadans, CXXV, agosto de 1966
.* El retrato de Antonio F. Molina es obra de Josefa Echevarría, su mujer.
2 comentarios:
¿Es pura coincidencia?
Pues mi anteultimo post habla un poco sobre arrabal...
un saludo compadres.
El humanoide.
Humanoide, la entrada no trata de Arrabal sino de Fernández Molina.
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