domingo, 23 de marzo de 2008

Roma, la muerte de César y los elogios fúnebres

La cadena de televisión Cuatro ha emitido durante este fin de semana la segunda temporada de la multipremiada serie Roma, con varios Emmy. El viernes y el sábado la ha programado a una hora intempestiva, y los tres días que ha durado aparecía sembrada de anuncios, lo que hacía imposible seguirla sin una cierta desesperación.
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La primera temporada concluyó con el asesinato de Julio César en el Senado, durante los idus de marzo del año 44 a.d.C., por Bruto, Casio y compañía, instigados por Servilia, madre del primero y antigua amante de César, y jaleados todos ellos por el esquivo y sinuoso Cicerón. De todos estos hechos da cuenta el historiador Suetonio. Esperaba, claro está, los elogios fúnebres, los célebres discursos de Bruto y Marco Antonio ("Amigos romanos, compatriotas, escuchadme: he venido a enterrar a César, no a ensalzarlo...") que empezaron a popularizarse con el Julio César de Shakespeare, pero sobre todo con la magistral película de Joseph L. Mankiewicz, estrenada en 1953 con el mismo título, interpretada por Marlon Brando y James Mason, uno de esos momentos mágicos de la historia del cine, del puro arte de la retórica, y un ejemplo imprescindible para entender cómo puede manipularse a las masas.



Bien, pues todo ello, se lo saltaron los guionistas de Roma, hasta cinco parece ser que ha tenido la serie, con lo que a todo aquel que no conozca los detalles de esta historia -si es que queda alguien- le habrá costado entender los hechos que se suceden, tras el discurso de Marco Antonio, contra los presuntos libertadores de la República. En fin. Aunque lo que habría que preguntarse es si existe todavía algún espectador que pretenda entender lo que se quiere contar en una serie de televisión, aunque esté tan cuidada como lo está Roma. La teleserie más cara de la historia (63 millones de euros), me imagino que ha sido pensada para un amplio público, de ahí las dosis de sangre, sexo, luchas y ritmo trepidante, pero también para interesar a los más exigentes, con un desarrollo más moroso cuando la historia y la acción lo requieren, aunque hayan prescindido de una de las escenas esenciales. Si de lo que se trata es de que sea fiel y verosímil, el objetivo parece cumplido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Anunciaron a bombo y platillo la maratoniana emisión de esta segunda temporada, y sigo sin encontrarle la gracia a eso de que nos hagan quedarnos hasta las tantas viendo una serie. Yo anoche tuve que dejarlo a eso de las 2. Estaba el capítulo de turno muy interesante, pero ya el sueño me podía...
Con respecto al guión, y como bien dices, se trata de enganchar al público en masa. Para mi gusto, sobran bastantes escenas de sexo en la serie, por ejemplo. Pero no me lo tomo como una fiel adaptación de la historia, sino algo mixto...Parte de historia, parte de culebrón...

Anónimo dijo...

Después de series como ARRIBA Y ABAJO o YO CLAUDIO, no esperen nada mejor en la televisión (DOCTOR EN ALASKA tenía su aquél, la verdad). Yo opté por el canal Teledeporte y la maravillosa sesión de patinaje artístico desde Göteborg. Sarah Meier, Kiira Korpa, Ashley Wagner... todavía me da vueltas la cabeza ;-)

Un saludo,
R. Hurtado.

Anónimo dijo...

El sexo aparece en la serie porque, entre otras cosas, es y será siempre el anzuelo estrella del poder cuando está de pesca(y siempre lo está). No estoy de acuerdo con que se hayan excedido en este aspecto. Al contrario, si colocamos Calígula en el polo máximo explicitez sexual (y que me perdone Mario Salieri: no estamos en su contexto) y Gladiador como exponente extremo de mojigatería- en los que todos los personajes parecen recién salidos de misa de siete- Roma estaría más cerca del segundo polo que del primero, teniendo en cuenta que el aroma de historia por el que nos pasea la serie es de conciencia sexual inequívocamente pre-cristiana.