Esta tarde, a las 7´30, presento y converso con la escritora argentina Ana María Shua, en el Instituto Cervantes de Berlín, sobre su obra narrativa brevísima. Dejo, en dos entregas, unas muestras inéditas de los últimos microrrelatos que ha escrito......
"Las dos mitades"
Charles Tripp, el hombre sin brazos, se ganaba la vida como carpintero antes de entrar en el circo. Eli Bowen, el acróbata sin piernas, tenía dos pequeños pies de diferente tamaño que nacían de sus caderas y era considerado el más buen mozo de los artistas. En una de sus actuaciones conjuntas Bowen conducía una bicicleta mientras Tripp pedaleaba. Los espectadores aplaudían como tontos, sin darse cuenta de todo lo que podríamos hacer si tuviéramos esa otra mitad de la que nada sabemos, la mitad que nos falta, la otra parte de estos cuerpos inacabados que sólo por ignorancia o por falta de imaginación, suponemos completos.
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"Palomas, mago"
"Palomas, mago"
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El mago se saca palomas de la manga, las hace aparecer de la galera. Después de un corto revoloteo, las palomas se posan en el dedo del mago, que las traslada a su vez a una percha.
¿Por qué no se escapan volando? pregunta un niño. Porque les cortan las alas, explica el padre. Algunos magos les cortan las plumas de una sola de las alas y es suficiente para que no puedan volar. Otros, para evitar que el público se de cuenta, les cortan una pluma por medio de los dos lados. Durante la actuación, cuando la paloma abre sus alas, parecen completas, pero así mutiladas no le permiten sustentarse en el aire. También hay algunos pocos magos, muy hábiles, que logran adiestrarlas de modo que no escapen.
Cuando termina su número, mago y palomas se van a su carromato. Las palomas doblan al mago en cuatro y lo guardan en su caja.
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"Los freaks"
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Ningún fenómeno de circo es lo bastante interesante como para sostener la atención del público sin necesidad de representar algún número. La capacidad de concentración es breve en los seres humanos, se aburren rápidamente y no basta con exhibir un fenómeno (o un cuadro, o una escultura, o una instalación) para hacerla durar al menos unos cuantos minutos. Se necesita acción, movimiento, y un módico relato que los sostenga. Así, la artista inglesa Elizabeth Allen, además de mostrar sus cuernos naturales, bailaba y entonaba canciones picarescas sobre el escenario. Así los famosos Johnny y Robert Eckhart, hermanos gemelos (excepto que Johnny no tenía piernas) horrorizaban a los espectadores con el truco del mago y el serrucho. El más famoso de los hombres-gusano, el Príncipe Randian, enrollaba, encendía y fumaba su cigarro en público, y no era poca proeza. Yo misma me hamaco con violencia en las palabras y escucho al lector suspirar con alivio cuando evito por milímetros, en cada envión, ser arrojada fuera del límite de veinticinco líneas que los críticos han establecido para este género.
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El mago se saca palomas de la manga, las hace aparecer de la galera. Después de un corto revoloteo, las palomas se posan en el dedo del mago, que las traslada a su vez a una percha.
¿Por qué no se escapan volando? pregunta un niño. Porque les cortan las alas, explica el padre. Algunos magos les cortan las plumas de una sola de las alas y es suficiente para que no puedan volar. Otros, para evitar que el público se de cuenta, les cortan una pluma por medio de los dos lados. Durante la actuación, cuando la paloma abre sus alas, parecen completas, pero así mutiladas no le permiten sustentarse en el aire. También hay algunos pocos magos, muy hábiles, que logran adiestrarlas de modo que no escapen.
Cuando termina su número, mago y palomas se van a su carromato. Las palomas doblan al mago en cuatro y lo guardan en su caja.
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"Los freaks"
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Ningún fenómeno de circo es lo bastante interesante como para sostener la atención del público sin necesidad de representar algún número. La capacidad de concentración es breve en los seres humanos, se aburren rápidamente y no basta con exhibir un fenómeno (o un cuadro, o una escultura, o una instalación) para hacerla durar al menos unos cuantos minutos. Se necesita acción, movimiento, y un módico relato que los sostenga. Así, la artista inglesa Elizabeth Allen, además de mostrar sus cuernos naturales, bailaba y entonaba canciones picarescas sobre el escenario. Así los famosos Johnny y Robert Eckhart, hermanos gemelos (excepto que Johnny no tenía piernas) horrorizaban a los espectadores con el truco del mago y el serrucho. El más famoso de los hombres-gusano, el Príncipe Randian, enrollaba, encendía y fumaba su cigarro en público, y no era poca proeza. Yo misma me hamaco con violencia en las palabras y escucho al lector suspirar con alivio cuando evito por milímetros, en cada envión, ser arrojada fuera del límite de veinticinco líneas que los críticos han establecido para este género.
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* Ana María Shua (Buenos Aires, 1951) ha cultivado el cuento, la novela y el microrrelato. Entre sus libros destancan La sueñera (1984), Casa de geishas (1992, reeditado por Thule), Botánica del caos (2000) y Temporada de fantasmas (2004), que han sido recogidos en Cazadores de letras (Páginas de Espuma, 2009), sus microrrelatos completos.
* La foto es de Silvio Fabrikant........
18 comentarios:
Me encantan los micros de esta mujer.
¡Por Tutatis! ¡Que alguien grabe esa conversación y la subaste en e-bay! Pocas cosas podrían provocarme una envidia más insana que Fernando Valls y Ana María Shua cara a cara. El domador y la fiera, el lanzador de cuchillos y la bailarina, el mago y la chistera... Esto sí que va a ser un pedazo de número de circo. Los que podáis ir, por favor, no os lo perdáis. Pensad en el resto de las criaturas mortales que nunca gozaremos semejantes placeres. Besos: Isa
Muchas gracias, Isabel, por tus exageraciones... Con Ani es siempre fácil mantener una conversación, incluso en público.
Qué privilegio. el nuestro, por acceder a estos ionéditos. El tuyo, por poder conversar con ella. Gracias. Enhorabuena (respectivamente).
Rara vez autor y crítico se encuentran al mismo nivel.
Recuerdo que cuando leí el volumen de toda su microficción completa para hacer la reseña en El Cultural de El Mundo, me interesó sobre todo la descripción que hace de ese mundo nocturno, inquietante, de apariciones y evidencias privadas que se experimentan (y se temen) entre la vigilia, el insomnio, el sueño, el despertar... , sus criaturas de la noche, los objetos que a esas horas parecen cobrar vida, desde una sábana a una bañera, o la silueta de la ropa sobre la silla, los diálogos con los que ya no están... También es muy potente su manera de emparentar esas ensoñaciones con extraños mundos subacuáticos, cabezas que son peceras de peces tropicales. Hay también un gran universo vegetal-animal en "Botánica del caos". El que menos me gustó fue "Casa de Geishas" (aunque contiene 3 microrrelatos que me impresionaron: "El respeto por los géneros", "Robinson desafortunado" y "El autor y el lector"), creo que en Casa de Geishas se demoraba demasiado en mitos y fábulas. Pero me parecieron muy buenos y elaborados sus "Fenómenos de circo", donde juega, de paso, con los géneros literarios, como en el microrrelato "La mujer que vuela", donde el director termina diciéndole a la artista voladora
(que, sorprendentemente, no necesita cables ni trapecios y vuela como Superman): "Este es un modesto circo de minicuento. Estoy seguro de que tendrá más suerte en una novela de realismo mágico". Y qué decir de ese artista húngaro que consigue sorprender al tribunal dando un salto mortal fuera de la realidad y Shua concluye: "Es una pena que ya no pueda volver para recibir el premio".
Gracias, Pablo, pero me parece que el papel del crítico, cuando trabaja sobre un buen escritor, como es el caso, estriba en entender, explicar y valorar lo mejor que pueda su obra. Nunca debe intentar ponerse a su altura, juega en otra liga.
Estoy de acuerdo con lo que dice Ernesto. Sin embargo, los relatos que yo prefiero de 'Casa de geishas' son bien diferentes: 'Secador de pelo', 'Un caso de vocación frustrada', 'Secreto de seducción', 'Ser conejo' y 'Piedras a los pájaros', texto, este último, que como 'Robinson desafortunado', etc., podrían encuadrarse dentro de ese conjunto de relatos metaliterarios (o como se diga) con los que Shua suele dejarnos boquiabiertos. Es verdad que los fenómenos de circo son relatos más intrincados, tal vez en busca de mayor significado y muy pulidos. Entre ellos podría destacar varios, pero se lleva la palma 'Pirámide humana'. Maravilloso cómo logra sostener ese relato y la figura a la que hace referencia.
Pues, a mi `Casa de geishas´ me gusta mucho. Quizá porque funciona bien como un libro unitario. Desde la primera pieza, en la que nos anticipa cómo se arma un libro de microrrelatos. Y como hilvana lo serio y lo jocoso, el deseo y las perversiones con el dinero, o pone en evidencia la doble moral, en "Cementaeiro propio". Me gustan mucho "Simulacro" e "Imitación", que tratan de la degradación de la realidad, pero también me parecen excelentes "Márgara y Vanessa", "La más rubia" y "Los perveros polimorfos". Y eso sin entrar en esas dos partes, tituladas "Versiones" y "Otras posibilidades", que no sé si estrictamente -no tengo aquí las primeras ediciones- forman parte de `Casa de geishas´.
Sin duda, Fernando. 'Casa de geishas' tiene el mérito de poseer unidad y eso ya es un gran mérito en un libro de microrrelatos. Además, si nos damos cuenta, entre unos y otros vamos desgranando nuestros relatos preferidos sin coincidir. Así que si seguimos por esta línea, llegamos a la conclusión de lo bueno que es el libro. Porque lo es. Claro que lo es. De eso no cabe duda. Además, lo que logra esa unidad es que deje más poso en la memoria y ya recordamos para siempre la estampa de ese extraño prostíbulo lleno de perversiones fantásticas y de seres improbables y seductores (yo estoy por entrar, pero ya, al cuarto de las arañas). Lo único que me parece más flojo -y reconozco que tal vez es por mi falta de asimilación de mitos como el Golem o el unicornio- es la parte titulada 'Versiones'. "Pecata minuta", por supuesto. La parte titulada 'Otras posibilidades' se inicia con el relato 'Dudosa prueba' que es pura metafísica. Besa a la maestra de mi parte.
Ismael, no me gustaría que pareciera que ahora quiero llevarte la contraria, pero `La sueñera´, que es unitario de una manera muy distinta, también me gusta mucho. Aquí mis piezas preferidas son las que llevan los números 25, 92, 100, 117, 176, 242 y 250.
Yo no conocía a la autora y gracias a vosotrs he comprado Cazadores de Letras.Estoy con La Sueñera y ya tengo los ojos como platos. Lo alterno con otras lecturas para degustar los micros sin empacharme pero me parece un curso práctico de lo que puede ser un micro y encima Shua no se atiene a los canones(por decirlo de alguna forma) del género sino que crea libremente y con una voz totalmente suya.
De paso también comento que me gustaron los micros de Daniel Moyano y el poema de Eugenio Mandrini La Almohada.
Algunos de los micros de Ana Shua son como poemas y otros te sorprenden con cada lectura, siempre descubres algo que no habías visto la primera vez.
Un saludo
Rosana A.
Fernando, me temo que Ismael soy yo otra vez. Es que he usado otro ordenador. Pero sigo dando la tabarra. Leer 'La sueñera' supuso una gran emoción para mí, lo había leído a trozos aquí y allá porque no lo encontraba. Así que cuando lo recopiló 'Cazadores de letras' me sentí feliz. Por supuesto el 117, el "¡Arriad el foque!" es inolvidable, ingenioso e irónico, así como el 242. Yo también le tengo mucho cariño al montón de ropa y al dinosaurio del 19. ¡Qué demonios! Y al 515 y al 8.435 y al 23.516. Por no mentar a 'El que acecha' o a 'Mirando enfermedades' de 'Temporada de 'fantasmas'. En fin, como dicen en mi pueblo: "donde hay mata hay patata".
Las dos mitades: el profesor-crítico brillante y la brillante escritora...un universo completo para los locos que seguimos tu Nave. Enhorabuena! Disfruta Fernando y cuéntanos ( a los que, paradójicamente, estamos lejos) los pormenores de ese "nutrido encuentro" que tendrán. Saludos cordiales.
Llego tarde a este debate, ayer estaba en viaje de trabajo. Y comparto la alegría de todos por ese encuentro, del que tanto podemos aprender y del que esperamos una cumplida crónica. Admiro mucho a Shua, y de los inéditos adjuntos me doblo yo también como lector, con esas palomas y ese mago que guardan su mejor truco para el final.
Precisamente Cazadores de Letras es el libro que me estoy leyendo ahora. Me encanta el micro de la persona que cuenta ovejas para atrás para dormirse, entre otros muchos.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. La conversación en el Cervantes creo que fue a pedir de boca y Ani leyó algunas de sus mejores piezas, entre las risas de los asistentes. Después, lo cuento para los muy curiosos, tras un pequeño paseo por el Lustgarten, el Puente del Palacio, Unter den Linden y Gendarmentmakt, donde ya han colocado el mercadillo de Adviento, nos fuimos a cenar a un pequeño pero típico restaurante alemán, de comida japonesa, junto a la Friedrichstraße. Y así transcurrió la velada, en amena conversación, aunque todavía bajo los efectos del jet lag.
Una maestra en este difícil arte de contar mucho con poco. Me encantaron las palomas que doblan magos.
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