Con motivo de la concesión del Premio de la Crítica al narrador y ensayista argentino Ricardo Piglia, este ha concedido una serie de entrevistas a diversos medios. De todo lo que ha comentado, más que lo que ha explicado sobre Blanco nocturno, su novela, me ha llamado la atención que destaque, entre los narradores españoles, a Luis Mateo Díez ("admiro mucho a Mateo Díez", le confiesa a Javier Rodríguez Marcos). Esperemos ahora que algunos de los muchos admiradores que tiene Piglia en España, y en Hispanoamérica, ¿por qué no?, se interesen por la obra del autor de La fuente de la edad, Los males menores o La ruina del cielo. Nunca es tarde para descubrir la sopa de ajos, sobre todo para ciertos narradores españoles, impasibles o mutantes, tan fascinados por lo ocasional y exótico, y tan desconocedores de lo que tienen enfrente. A ver si el guiño que nos dedica Piglia les llega también a algunos críticos, sean trasantlánticos o glocales, y los espabila un poco.
martes, 12 de abril de 2011
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9 comentarios:
Amén, Fernando. Totalmente de acuerdo. Saludos, J12
Muy bien, Fernando. ¿Pero cómo le sentará "la sopa de ajo" al común amigo Zapata? Es broma, ¿eh? (Me "pre-jubilo" ya de futuras polémicas siguiendo el sabio lema italiano "Soldado que se esconde vale para otra guerra").
Me encantaría contestar el comentario que ha mandado alguien que firma como Anselmo Larios, sin más identificación, por lo no creo que merezca la pena perder el tiempo dialogando con quien sigue siendo Anónimo. ¿Por qué casi ninguno de los que disienten se identifican?
Luis Mateo Díez y Celama y las sopas de ajo son ya parte fabulosa de nuestro patrimonio cultural. Por cierto, Ernesto, no sé si con el "común amigo Zapata" te refieres a Ángel, y no a mí. Porque yo gozo igual la sopa de ajo que la espuma de tortilla de Adriá. Imagino que, en el fondo, como todos, siempre que una y otra estén en su punto.
Fernando, porque en esta tierra disentir es peligroso: poco a poco a muchos se les está poniendo carita de rinoceronte.
Pero, Julia, el único peligro que entraña disentir aquí es que alguien te conteste. Anselmo Larios manda un comentario crítico que me hubiera gustado publicar y responder, pero sin identificarse. No puede haber diálogo si no hay unas identidades que lo respalden. La identidad resulta imprescindible para comprender las razones ajenas, las compartamos o no.
No creía yo que fuera necesario a estas alturas recomendar a Luis Mateo a ningún lector y mucho menos a un escritor que se precie de conocer la literatura española. Desde sus primeros libros hasta sus microrrelatos (el niño y el pozo, fantástico) creo que leído casi todo lo suyo. Más que recomendable leerlo y más que recomendable escuchar su castellano no contaminado.
Pilar Galán
Me gusta la coda de tu post, y creo que te puede interesar esta reseña...
http://criticoestado.blogspot.com/2011/04/esto-no-es-una-resena.html
Me ha interesado tu entrada, José Martínez Ros, y desde luego la suscribo. Me parece que sólo a alguien poco familiarizado con la literatura, de ayer o de hoy, puede llamarle la atención esos escritores, o a algún hispanista despistado, que tampoco faltan nuncan. Saludos.
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