La semana pasada murió la actriz Jane Russell, quien para mí fue siempre la coprotagonista, junto a Marylin Monroe, de una divertida película, Los caballeros las prefieren rubias (1953). El caso es que, de niño, había oído la frase en boca de los mayores, mucho antes de saber nada de la película, aunque no había entendido del todo ni su origen ni su significado. En una ocasión, mientras hacía la edición de Tres sombreros de copa (Vicens Vives y Crítica), de Mihura, tuve que anotar la susodicha frase, citada por Buby en uno de los diálogos que mantiene con Paula. La nota apunta lo siguiente:
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"Más allá del engaño y de la moral hipócrita que estas palabras revelan, hay en ellas un remedo del título de la novela de Anita Loos, Los caballeros las prefieren rubias (1925). Fue traducida y prologada por Ricardo Baeza, en 1927, para la editorial Atenea de Madrid. Ese mismo año Cosmópolis publicó otra traducción de Fernando de la Milla, que Janés reeditaría en la postguerra, en su colección Al monigote de papel. El libro tuvo su continuación en Pero se casan con las morenas (1942). La primera parte fue llevada al teatro y luego convertida en comedia musical, en ambas ocasiones con mucho éxito. Aunque su mayor popularidad la alcanzó con su segunda versión cinematográfica (la primera data de 1928), dirigida en 1953 por Howard Hawks, e interpretada por Marilyn Monroe, Jane Russell y Charles Coburn. Esta última escena entre Buby y Paula tiene deudas con la novela, cuyas protagonistas, Lorelai Lee y Dorothy, viven de las invitaciones y regalos de los caballeros. Así, Tres sombreros de copa podría leerse, en parte, como una ejemplificación práctica de la obra de la escritora americana: Dionisio prefiere a Paula pero se casará con Margarita. Otra prueba del interés de Mihura por la escritora norteamericana es que, tras vender La codorniz, pensó en crear una revista llamada El Noticiero Universal en la que colaboraría también Pitigrilli (desde París), Jacinto Miquelarena (Londres) y Anita Loos (Estados Unidos), con quienes ya se había puesto de acuerdo. Es indudable, además, que el título de la novela les llamó la atención, buena prueba es que fue remedado y parodiado, primero en Gutiérrez (Sir Catalino Gómez, traducido por El Duque de Lirolín-Lorolón, “Los caballeros prefieren las castañas. Novela inglesa”, III, 124, 19 de octubre de 1929; Rafael González Castell, “Los caballeros las prefieren rubias, pero no se casan ni a la de tres”, V, 216, 12 de septiembre de 1931; y Pablo Torremocha, “Por qué se casan con las morenas aunque las prefieren rubias”, VI, 258, 2 de julio de 1932) y luego en un anuncio aparecido en La codorniz, cuyo texto decía: “Los hombres las prefieren tímidas. Use usted `Pudor´. Las famosas píldoras para enrojecer” (La codorniz. Antología. 1944-1950, Arnao, Madrid, 1988). En fin, que tuvo tanta fortuna que acabó convirtiéndose en una muletilla de la conversación. Y parodiaron también el titulo: Tono, Los caballeros las prefieren castañas (1954), y Augusto Martínez Olmedilla, Los caballeros las prefieren tontas (1957).
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....Valga esta nota, no del todo inútil, me parece, como loco homenaje a la memoria de una actriz.
2 comentarios:
Me encantó la nota. Te va revelando los distintos eslabones que han unido libros y películas a partir de un interesantísimo y actual concepto: “los caballeros las prefieren rubias”. De todos modos, (a mi entender) la pretendida e inexistente capacidad de elegir del hombre tiene su acabada síntesis en el siguiente texto de Fontanarrosa. En unas de las charlas íntimas que tenía con su perro decían lo siguiente: “Dígame don Inodoro ¿usté está con la Eulogia por alguna promesa? - Mendieta, uno se deslumbra con la mujer linda, se asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota”. Coincido totalmente, el hombre en general las prefiere variopintas, cree que está lanzado por una energía descomunal hacia múltiples blancos, y finalmente descubre que es una potente flecha inmóvil, detenida en el aire, a la que se le ha acercado velozmente una manzana y lo ha penetrado como un flechazo al revés.
Un abrazo.
Por alusiones: no creo que sea inútil, ni innecesaria, ni desmesurada sino más bien, como dicen los juristas, pertinente y útil.
Por cierto,mil gracias por la alusión.
Un abrazo.
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