martes, 16 de noviembre de 2010

22 dogmas en torno al cuento breve

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Esta proclama se publicó en LaLlaveDeLosCampos.com, a comienzos del 2005, firmada por Ángel Zapata, Julio Jurado, Isabel Cobo, Marisa Mañana, Víctor García Antón, Inés Mendoza y Emi Yagüe. Por su actualidad e interés volvemos a reproducirla aquí.
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"La Llave de los Campos aglutina a un grupo de escritores de cuentos, opuestos a la devastadora “normalización” de los usos y las prácticas en la escritura de ficciones, bajo el género hegemónico, históricamente regresivo -y cada día más excluyente- de la novela.
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"Denunciamos -en este sentido- el carácter uniforme, formulario, mecánico, conformista, banal, acrítico y profundamente imbécil de la mayoría de los productos editoriales que bajo el nombre de “novelas” renuevan cada mes la oferta del mercado.
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"Denunciamos la degradación de la novela a una variante escrita del telefilme. Denunciamos la conversión de la narrativa -a manos de los trusts editoriales- en un arma de docilización masiva.
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"Y denunciamos, por extensión, a los autores que se pliegan igual que niños obedientes a esta mistificación indigna, con la esperanza de constar -méritos no les faltan- en la lista de “los más vendidos”.
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"Dentro del territorio que nos es propio -el cuento-, deseamos, por lo mismo, desterrar de una vez el realismo de consumo, caduco y caligráfico, que no ha sido tocado por la crisis de la Modernidad, la invención insurgente, el coraje de la exploración y el norte irrenunciable de la utopía; y a este fín, enunciamos de un modo dogmático, y con carácter apremiante, las siguientes medidas de higiene estética:
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1. Prohibido escribir historias basadas en hechos reales.
2. La verosimilitud de un cuento no deberá apoyarse en su supuesta “semejanza” con la realidad, sino en la coherencia interna -discursiva y/o estructural- del texto. (Declaramos pieza de museo la narración figurativa. Escupimos sobre la tumba del realismo).
3. Prohibido alterar la secuencia cronológica del argumento con el fin de reforzar su interés.
4. Prohibido dotar a la historia de un atractivo pueril, que dependa del escamoteo o la dosificación “estratégica” de información.
5. Prohibidos los finales sorpresivos. Los finales felices. Los finales trágicos. Los finales demasiado concluyentes.
6. Terminantemente prohibida cualquier historia apuntalada sobre una trama policial.
7. El enunciador del texto -narrador o personaje- manifestará siempre su distancia (mediante la ironía, la incertidumbre, la intromisión reflexiva o de cualquier otra manera) con respecto a los hechos que narra.
8. El cuento deberá mostrar su carácter de representación discursiva. La escritura habrá de tener intensidad, volumen, desfallecimientos, grietas. El cuento no debe querer decir algo. Debe querer decir.
9. Prohibido escribir como habría escrito Carver, si hubiera sido idiota.
10. Prohibido escribir de una manera “cinematográfica”.
11. Prohibido escribir de lo que no se conoce. Prohibido escribir de lo que se conoce.
12. La escritura de un cuento deberá transparentar sus influencias.
13. Prohibida la “inocencia” (moral, política, histórica, estética, etc.).
14. Prohibida la melancolía.
15. Prohibidos los relatos protagonizados por “víctimas” (mendigos, vagabundos, oficinistas aburridos, amas de casa frustradas, presuntos niños del tercer mundo, putas de buen corazón…).
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16. Prohibido el casticismo. Prohibido el tono solemne.
17. Prohibida la estereoscopía.
18. Prohibido escribir bajo los efectos del alcohol o las drogas (Prohibido supeditar la ebriedad y el trance a algo distinto del propio acto de escribir).
19. Prohibido escribir un cuento cuando el autor ya conozca de antemano el final. Prohibida la premeditación. El relato es la huella que deja una deriva.
20. El cuento deberá sustraerse a cualquier utilidad (didáctica, doctrinal, comercial, de entretenimiento, etc.)
21. Prohibidos los cuentos de género (terror, romántico, viajes…). Prohibidos los cuentos ingeniosos.
22. Prohibido escribir cuentos cuyo argumento pueda contarse fácilmente.
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* Los cuadros son del pintor colombiano Alejandro Obregón.
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33 comentarios:

Anónimo dijo...

Debo estar haciéndome mayor, Fernando, o conservador, que acaso sea lo mismo, pero aun aceptando lo que de sarcástico hay en estos mandamientos y en la pretensión de sus firmantes, algo me dice que, en literatura, como en otras tantas cosas que amamos, el dogma decisivo es el 23: Prohibido prohibir.

Un abrazo,
Ricardo MS

Fernando Valls dijo...

Bueno, Ricardo, creo que hay que leerlo en su contexto de "dogma", con un cierto humor, pues se trata de un manifiesto, o incluso panfleto, en la tradición de las vanguardias. Me parece que no es necesario tomarse al pie de la letra cada uno de sus puntos, ni tampoco compartirlos. No me parece que fuera ese el propósito de sus autores. Se trata, insisto, de una manera humorística de prohibir sugiriendo, aconsejando, forzando el trazo, goyescamente, como una de las pocas maneras de que te hagan algún caso. Abrazos fuertes.

Anónimo dijo...

Qué peligro más grande difundir esas normas, Fernando. Qué peligro o qué bendición, según se mire. A mí me las mandó Ángel en su día, y como me propuse atender a cada uno de los mandamientos, ya no he podido escribir un cuento jamás. Lo que escribo siguiendo un consejo me lo tacha el consejo siguiente, y así sucesiva y minuciosamente con todo lo que sale del lapiz o de las teclas.
Son unos mandamientos geniales pues, que le ahorran a la literatura muchísimas tonterías, ¿no te parece?
Abrazos y guiños.
Poli.

Ernesto Calabuig dijo...

Como diría Rafael Reig: "Pues bueno, pues vale". Como divertimento no está mal, pero han enunciado y prohibido muchos de los grandes asuntos de los que están hechos la mayoría de los cuentos, relatos, micros... que merecen la pena. Aunque no me tomeis -tampoco a mí- muy en serio, que a veces tengo "malas entendederas", o, como dicen los alemanes "eine lange Leitung" (una larga conducción o tubería) por la que discurren torpemente las ideas. O sea, que sólo lo capto a la segunda. Un abrazo.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Dogmático, prohibitivo hasta la saciedad, caleidoscópico en sus apreciaciones, este manifiesto tiene de bueno que, al menos en conjunto, ni siquiera se lo creen sus autores. Acabo de releer "La muerte y la brújula" de Borges y, si lo analizamos con algunos de estos principios en la mano, como el 6 y el 10, no sé en qué quedaría. Por cierto, una cosa es pretender escribir a la "manera cinematográfica" y otra que el resultado invite a hacer una lectura cinematográfica. En cualquier caso, son dogmas con los que he sonreído. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Sin duda, Fernando, tienes toda la razón, y sería un cretino si pensara que los abajofirmantes comulgan con lo dicho, pero no deja de llamarme la atención que, de Marinetti para acá, todos los escritores, en algún momento de nuestras vidas, sintamos el irrefrenable deseo de escribir unas tablas de la ley..., aunque sea para desmentirlas al instante. Quizá es que, en el fondo, todos tenemos alma de censor. O nos creemos profetas del dios de la literatura.

Otro abrazo,
Ricardo MS

Fernando Valls dijo...

Poli, en tu caso entiendo mejor las reticencias porque ya sabemos que la teoría te produce repelús, pero os lo tomáis todo a la tremenda... Yo he intentado leerlo en su conjunto y me ha parecido que prevenía muy sensatamente sobre algunas prácticas perversas del cuento entre nosotros. Pero si lo tomamos como un catecismo de estricto cumplimiento, en cada uno de sus puntos, apaga y vámonos... Abrazos, querido Poli. Déjame que te diga que echo de menos algún encuentro, con mucha charla y risas, por esos mundos de dios, aunque sea un un aeropuerto.

hombredebarro dijo...

Es una poética que lo pone realmente difícil. Si cuando estamos escribiendo un cuento, cada frase, cada intención o episodio que vamos a iniciar, fuesen puestos en tela de juicio, comentados, suprimidos o desviados, tomaríamos ese camino de lo no trillado, que es adonde yo creo que quieren ir estos dogmas, muchos de los cuales son incuestionables para mí.
Un saludo.

Antonio Tello dijo...

Bueno, bueno, como manifiesto "rebelde" no está mal, pero me choca tanta prohibición. Se ve que los modos coercitivos de la sociedad también alcanzan a los "vanguardistas". Pero, con humor o sin humor, los dogmas no me van. Prefiero el "laissez faire, laissez passer" y, como dicen que dijo Jesús, "el que quiera seguirme que me siga".

´´ dijo...

Decálogo del escritor

Augusto Monterroso
Primero.
Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.
Segundo.
No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto.
Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto.
Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo.
No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo.
Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo.
No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo.
Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.

Jesus Esnaola dijo...

Creo que los dogmas tienen algo de bueno: los secundas, siguiéndolos a pies juntillas, o los rechazas visceralmente reforzando tu pensamiento.
En cualquier caso me parecen unos puntos interesantes para pensarlos y rechazarlos o no. Y me he reído bastante, qué demonios.
Por otro lado me han permitido escuchar opiniones de grandes escritores que no se prodigan por los blogs, al menos los que yo frecuento.

Un abrazo para todos.

PD. Fernando, el enlace me lleva a una página extraña, en ningún caso a las prohibiciones dogmáticas.

Unknown dijo...

Puede que solo fuese un panfleto humorístico al modo de los de los "ismos", pero hasta donde tengo oído, algunos de esos dogmas se seguían escuchando hasta hace muy poco en sus clases y en ocasiones con una actitud bastante rigurosa ante los mismos.
Un abrazo,
Mar

Manu Espada dijo...

Hace poco estuve en una tertulia y cada uno tenía que llevar un decálogo de este tipo, y entre ellos llevaron el de Monterroso que se publica arriba, pero hay a montones similares. La forma de elaborarlos suele ser prohibiendo todo lo que se suele hacer para que todos nos identifiquemos con el decálogo, todos sin excepción, es una técnica que se usa mucho en homor, sobre todo en los monólogos de Stand up comedy. Y funciona porque el decálogo es un relato en sí mismo. Sin más. Metaliteratura.

Manu Espada dijo...

De hecho, este decálogo contravisne algunos de sus puntos, empezando por el primero: "1. Prohibido escribir historias basadas en hechos reales". Porque todo lo que ponen, está basado en hechos reales. pero insisto, es un buen recurso.

Fernando Valls dijo...

Tienes razón, Jesús, el enlace no lleva a parte alguna. Lo suprimo. Gracias a todos por vuestros comentarios y saludos.

Andrés Portillo dijo...

Si el relato "es la huella que deja una deriva" al poner tantas balizas acabaremos navegando por un lugar previamente señado. O sea, que se pierde la gracia.
Un saludo

Raúl dijo...

No era necesaria tu aclaración al primer comentarista, Fernando. Creo.
Entiendo que sino es con humor, esto no habría por dónde agarrarlo, por ilustres, que lo son, los "abajo firmantes".

Anónimo dijo...

Hola Fernando:
Quiero darte las gracias por publicar nuestros dogmas. Me traen bellos recuerdos. Hace ya más de 1 año que cerramos la página y el grupo, por eso no hay enlace.
Enhorabuena por tu blog: siempre buscando e investigando, eres un "ratón de biblioteca".
Aclaro a los que comentan esta entrada (aunque no entraré en este debate después de tanto tiempo) que los dogmas no eran "metaliteratura" ni chiste.

besos, Fernando
Inés Mendoza

Ernesto Calabuig dijo...

Pues si, como aclara Inés, estos dogmas no eran chiste, ¿qué demonios eran?, o, ¿en qué clave hay que leerlos o tomarlos?. ¿Desde dónde y desde cúando se le dice a un escritor lo que debe o no escribir? Quién traza la línea y con qué legitimidad. Si se prohiben, sólo por mencionar algunos de los ejemplos, los finales "sorpresivos" o alterar la secuencia cronológica del argumento o implicarse en la historia que estás narrando, o escribir de lo que se conoce, o contar historias desde la perspectiva de una víctima (reaccionaria y chocante prohibición que, por cierto, encantará a los poderosos y torturadores de cualquier época), puede que entonces Maupassant, Chejov, Rubem Fonseca, Haroldo Conti, Rodolfo Walsh... no conocieran bien su oficio porque llegaron tarde a estas serias proclamas y "hojas de ruta". Dogmas que sólo en clave de broma tenían un pase, pero que no podemos tomar en clave de broma al decir de la propia Inés.

Anónimo dijo...

Lo comenté al principio, y nadie me quiere hacer caso, Inés,Fernando, Ricardo, mis queridos todos: estos dogmas se prepararon para que todos, ¡todos!, dejáramos de escribir al menos durante unos años, a ver si pasaba algo o si el mundo seguía adelante como si nada. Otra broma, en fin, que algunos nos tomamos muy en serio.
Como desde julio una hernia discal muy jodida me tiene inmovilizado hasta que me operen, no podremos encontrarnos ni en un maldito aeropuerto, pero todo se andará, Fernando. Mientras tanto, os seguiré leyendo a todos con emoción.
Abrazos para todos.
Poli Gepunto.

Juan Carlos Márquez dijo...

Cuando hace algunos años leí estos dogmas no surtieron en mí el efecto de una prohibición sino el de una liberación, porque estos dogmas, con toda la sorna y la jocosidad que se quiera, me colocaron frente a algunas de mis limitaciones como escritor de relatos de las que no había tenido consciencia hasta entonces. No sé si es posible o no cumplir lo 22 dogmas pero ojalá fuera posible hacerlo.

Fernando Valls dijo...

Dada su impericia informática, Zapata me pide que pegue aquí el siguiente comentario.

"Puntualización de Ángel Zapata"

Lo que Claudia Marceli dice que "tiene oído" es exacto, aunque insuficiente.
No es sólo que estos dogmas "se sigan escuchando" en nuestras clases, es que obligamos a todos nuestros alumnos a cumplirlos, y una vez al mes -si al recitarlos de carrerilla cometen el más pequeño error- les golpeamos con un palo en las uñas, hasta que salta la sangre.
Menos que esto, sería quedar muy por debajo de nuestro rigor.
Saludos
Ángel

Anónimo dijo...

Dengaa...

Nicolás Melini

Unknown dijo...

Por alusiones, solo decir que me me parece bien y lógico por otra parte que uno sea coherente con sus propios dogmas y los imparta con la misma rigurosidad que fe en ellos tiene.
Otro saludo,
Mar

Pablo Gonz dijo...

Proclama de Pablo Gonz:
Prometo no leer a ninguno de los autores que lanzaron esta proclama: prohiben, prohiben, prohiben...

Juan Vásquez dijo...

Hola, aunque no me lo tomo en serio, sí me encanta la invitación a ser cuidadosos y responsables con lo que se escribe. A veces, mientras leo, siento que leo las ideas escritas en pedazos de servilleta, ideas que no han sido trbajadas, pensadas y re pensadas, son eso, ideas escuetas pero de ninguna manera escritos buenos.

Gracias por la recomendación del libro de David, por fin lo conseguí.

Felicidades!

Hiperbreves S.A. dijo...

La provocación genera reacción y reflexión. Y doy fe de que lo han conseguido.

Torcuato dijo...

Si no fuera por el exceso de prohibición, me sonaría a taoísmo.
Pasando un poco de lo que dice, este conjunto de dogmas es toda una inspiración.
Un abrazo.

puri.menaya dijo...

¿Critican la normalización de los usos y prácticas de la novela y caen en el mismo error de poner normas para la escritura de cuentos? ¿No es eso una contradicción? Además, ¿a donde vamos con tanta prohibición? ¿Viva la libertad del escritor!

Antonio F. Rodríguez dijo...

Como pieza literaria, el manifiesto de los 22 dogmas es excelente. Podéis presentarlo a un concurso de narrativa breve, o de poesía, o incluso de teatro.

Desocupado mental en la era del blog dijo...

Y sí, entiendo el concepto de "Dogma" en el sentido que se da en Lars von Trier.. una cuestión de vanguardia, con sentido humorístico más que nada.
No leo mucha literatura española, me atrae más la mundial y latinoamericana, pero muy buen blog. Si alguno quiere recomendarme un buen autor (me gusta Bolaño, por ejemplo) adelante.

Fernando Valls dijo...

Diálogos, voy a recomendarte a unos cuantos autores españoles, para que tengas donde elegir:
Luis Mateo Díez (La ruina del cielo), Javier Marias (Corazón tan blanco), Cristina Fernández Cubas (Todos los cuentos), José María Merino (Historias del otro lugar. Cuentos reunidos), Enrique Vila-Matas (Historia abreviada de la literatura portátil)... Saludos.

DIÁLOGOS dijo...

www.dialogandodemiconmigo.blogspot.com

Uh sí, de Javier Marías leí "Pasiones pasadas" y "Vidas escritas"... pero son obras de crítica, digamos.. o ensayos. ¡¡Gracias por la recomendación!!

La verdad he leído autores españoles contemporáneos, un poco exageré: Savater, "Beatus Ille" o algo así de Muñoz Molina... en fin.
Abrazo.