El último número de la revista Quimera (347, octubre del 2012) se compone casi exclusivamente de una conversación entre cinco escritores españoles, más o menos jóvenes, que se extiende a lo largo de 75 páginas, en las que hay tiempo para todo, la sensatez y el disparate. En un momento dado, Mario Cuenca Sandoval muestra su extrañeza porque entre las antologías de J.F. Ferré y Julio Ortega (Mutantes. Narrativa española de última generación, Berenice, 2007) y la de Gemma Pellicer y mía, él me la atribuye solo a mí, muestra de la escasa atención que le ha prestado, o de cosas peores... (Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual, Menoscuarto, 2010), no haya ni una sola coincidencia entre los nombres que ambas recogen. Quizá si las hubiera comparado también con la de Andrés Neuman (Pequeñas resistencias 5. Antología del nuevo cuento español. 2001-2010, Páginas de Espuma, 2010), publicada solo unos meses después que la nuestra, hubiera podido entender algo mejor lo que ocurre. Ferré y Ortega se mueven en el territorio de la narrativa, un saco demasido general en el que cabe casi todo; mientras que tanto Neuman como nosotros apostamos por el cuento literario, un género perfectamente establecido, e hibridado, desde el Romanticismo. Entre la recopilación de Neuman y la nuestra sí que hay bastante acuerdo, más allá de coincidir en muchos de los nombres escogidos: ambos llevamos largo tiempo escribiendo sobre el cuento español e hispanoamericano, lo que se traduce en que las respectivas antologías no responden a una coyuntura concreta, ni siquiera al apoyo de unos autores más o menos pertenecientes a una misma estética, sino a una larga dedicación a la lectura de la materia, que ha sido plasmada en diversos trabajos sobre la historia del cuento de los últimos sesenta años. Estas diferencias me parecen muy importantes y en absoluto soslayables si de veras queremos entender el porqué de las cosas.
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Las antologías no se hacen, como también afirma Cuenca Sandoval, presente solo en Mutantes, "para dirigir lo que vendrá", entre otras razones porque los críticos, por fortuna, carecen de ese poder, sino para explicar y dar cuenta de lo que existe, llamando la atención al lector sobre ello. Pero de lo que no tengo dudas es de que no deberían meterse a hacer antologías aquellos que desconocen la materia y menos aún los que se sirven de ella solo para compinchear. Pronto sabremos quiénes andaban en el buen camino.
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6 comentarios:
¿ Hay condicionantes a la hora de hacer una antología ? editoriales que no les hace gracia que un autor salga en otra editorial,o siempre puedes poner a los autores que decides.
Vaya, Fernando, te noto un poco "escocido". Sin quitarte la razón en lo que comentas, que la llevas, puntualizaría una frase tuya. Yo creo que las antologías no se hacen para "dar cuenta de lo que existe", sino para que quien/es antologan den cuenta de lo que han podido conocer tras su rastreo y estudio minucioso. En cualquier caso, no dejan de ser aproximaciones, siempre parciales, por fragmentarias y por subjetivas.
Saludos
Creo que Fernando Valls, a quien no conozco en persona y hacia el que no siento ninguna animadversión, se pelea en este caso con molinos de viento, pues:
1. Me parece obvio que el sentido mi comentario no es denunciar los compadreos entre compinches literarios, sino señalar que la mera selección del antólogo genera ya una realidad, que trazar el mapa crítico es crear un espacio. No entiendo por qué Fernando interpreta el comentario en un sentido tan "mundano", relacionado con el mundillo literario y sus tejemanejes.
2. Señalar que "solo" aparezco antologado en Mutantes no solo parece malintencionado, sino que es inexacto. Basta cotejar referencias bibliográficas. Por otra parte, me parece natural no aparecer en antologías de cuentos (salvo en invitaciones a escribir ex-profeso) teniendo en cuenta que no soy cuentista y solo he cultivado el género por encargo. Aún así, puede considerar mi propia antología 22 Escarabajos (Páginas de Espuma, 2009), Libro de fútbol (451 Editores, 2010), Los oficios del libro (La tinta del calamar, 2010), etc.
3. La omisión de la co-autora de Siglo XXI no creo que pueda emplearse como argumento ad hominem, porque el número de Quimera en cuestión recoge una serie de conversaciones que, como es natural, estarán plagadas de descuidos, olvidos e inexactitudes, dado que las referencias se citan de memoria.
Un saludo cordial.
Mucho gusto Fernando. Mu nombre es Alí y soy el administrador del blog tigrero-literario. Pasaba por tu casita en busca de información e imágenes para una entrada que estoy preparando acerca del Muro de Berlín (a propósito del envalentonamiento que en Venezuela tiene el militarismo comunista repotenciado por los petrodolares luego de las últimas elecciones) el caso es que a causa de eso dí con tu blog y me sorprende que seas un coleccionista y consumidor de literatura, sobre todo de el género más difícil de la misma, como lo es el cuento. Debo decirte que soy un fanático de los relatos cortos, los cuentos y hasta escribí un libro de solo cuatro relatos llamado "tigrero" cuya portada está en la cabecera del blog. Claro está, en mi blog lo menos que hago es hablar de cuetos (eso lo hago en mis libros) pero en la sección LITERATURA del blog tengo un artícula acerca de Hemiway hablando del cuento que no está de mas que revises...Bueno...Perdona que te abrume con tantas consideraciones sin siquiera habernos conocido. De todas maneras, estoy a las órdenes en Venezuela y en lo que tenga la entrada del Muro lista, te aviso para que la veas. Ahhh...y de antemano. Gracias por las fotos.
Buenas tardes, señor Cuenca.
¿Por qué no habla de los "compadreos entre compinches literarios"?
Desde el mayor desconocimiento, siento curiosidad, la segunda de mis madres.
Saludos
Resumiendo mucho: porque no es mi estilo.
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