viernes, 5 de octubre de 2012

Feria del libro antiguo, y 2

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Del vivir, Corpus y otros cuentos apareció en Biblioteca Nueva durante 1927. La que reproduzco aquí es la cubierta, más sobria, de la segunda edición, publicada en 1943, que formaba parte de sus Obras completas. Asimismo, la edición que reproducimos de Las tragedias de la vida vulgar, de Wenceslao Fernández Flórez, vio la luz en la editorial Librería General, de Zaragoza, en 1942, con el subtítulo, entre paréntesis, de Cuentos tristes, aunque éste sólo apareciera en la portada. Esta edición lleva un interesante prólogo, "Carta al editor", que versa sobre la crítica y el humorismo. No tengo a mano el resto de las eds. para saber si también reproducen este curioso texto. En él,  Fernández Flórez se queja de la inexistencia de crítica en nuestro país y de lo mal que se ha entendido aquí el humorismo. Por lo que respecta a la crítica, afirma que no existe, excepto tres o cuatro excepciones que lamentablemente silencia. Ello le parece grave porque la considera decisiva para que los lectores comprendan y aprecien las obras. Y, sin embargo, solo reconoce dos tipos de críticos: el "crítico terrible" que solo anda a la caza de lapsus, e imperfecciones, en su opinión, un "lacero municipal"; y el bondadoso, a quien todo le parece bien. Así, ni "el venenoso incondicional", ni "el ditirámbico a todo trance" pueden resultarles útiles al lector o al escritor.
Se lamenta, además, de que lo hayan encasillado como humorista y de lo mal que se ha entendido el papel de este, el cual -desde luego- no consiste en hacer reír a la gente para arrancarles una carcajada. En cambio, tal como más tarde defenderán también los jóvenes humoristas, de Jardiel a Mihura, el humorismo debe llevar siempre un componente de ternura, y no puede ser agrio, ni violento, sino más bien "la sonrisa de una desilusión".
El prólogo concluye con la confesión de que en los cuentos que componen el volumen, casi todos ellos formados por episodios de vidas humildes, lo que ha pretendido es poner en ellos una gran ternura.           
Este libro de cuentos fue reeditado en el 2010, por Ediciones 98, de Madrid, con un prólogo de Fernando Iwasaki, en una ed. que siento no haber visto. La primera, sin embargo, data de 1922, cuando lo publicó Atlántida, de Madrid. Unos años después, en 1929, salió también en la Compañía Iberoamerica de Publicaciones (CIAP). 
Sea como fuere, el paso del tiempo los ha convertido en dos libros imprescindibles, fechados en 1922 y 1927, para entender lo que fue el cuento español en la década anterior a la guerra civil.
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3 comentarios:

Rosana Alonso dijo...

Me gustan mucho Wenceslao Fernández Florez, Mihura y Jardiel.

Los conocí gracias a la biblioteca de mi abuelo y aún conservo un ejemplar antiguo de las obras completas de Wenceslao Fdez-Florez editadas por Aguilar(Aguilar S.A. de ediciones 1950). La pena es que solo tengo el tomo III que contiene Relato inmoral, Las siete columnas, Por qué te engaña tu marido, La seducida, Ella y la otra, La caza de la mariposa,El hombre que compró un automóvil, Colofón fantástico, Fantasmas(uno de mis relatos favoritos, dividido en varios episodios con sus fantasmas correspondientes que inspiran ternura).
Aquí en Madrid, en el Paseo de Recoletos tenemos también desde el 27 de septiembre hasta el 14 de octubre la Feria del libro antiguo y de ocasión. Espero encontrar algún tesoro inesperado.

Saludos

Rosana Alonso dijo...

¡¡Ah!!

Yo también creo que ni la crítica que destroza sin más ni la complaciente, la virtud está en el punto medio.

Pilar dijo...

Gracias, Fernando. No había leído los cuentos pero los buscaré en la edición nueva de la que hablas. Preciosa definición del humor como sonrisa de desilusión.
Un saludo
Pilar