viernes, 2 de julio de 2010

CARMEN CAMACHO

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"Tres d´Enrique"
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Una: “En un diario de provincias, pero mucho trabajo”, me contestó, con voz grave. Ni a cuatro frases llegamos, ni a una cerveza después de la clausura de aquel congreso, nada. Entró tarde a la rueda de prensa, con su cara de pan de pueblo y sus manos de saco, y fue mi héroe. Porque protestó y a mí me gustan los que protestan, es que los confundo con los valientes. Se sentó a mi lado para hablar con Julia, de Europa Press, y fue mi desasosiego. Porque me ignoró y a mí me gustan los que me ignoran, es que los confundo con los interesantes. Dos: “Si vas para la calle Orense te llevo”, me dijo, sin afecto. Y fue mi delirio desde Ciudad Universitaria a Nuevos Ministerios. Porque todo en él era Enrique y a mí me gustan los que nunca se mesan el cabello, es que los confundo con los que miran hondo. Tres: “No te voy a pedir permiso, luego me partes la cara si quieres”, me avisó, antes de besarme como nadie. Le di la hostia, obviamente, para no desmerecer. Ya dije que a las cuatro frases no llegamos. Ahora sólo leo el Jaén Información.
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"No touch"
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Él la quería palpar
pero ella era
audiovisual.
Isabel Escudero
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Como a la mañana siguiente curraba, no se me pudo quedar. Mis piernas hubieran sido para él demasiada materia. Tampoco tomó el alcohol, tampoco la saliva salada por las aceitunas sabor anchoa. Nada. Qué más hubiera querido él, que es todo brío, vida, ritmo, central eléctrica, la hostia en verso. So cool, oh. Que tenía que estar guapo al día siguiente, que su voz, que lo entendiera. No se podía permitir una resaca de estas, así las cantara en el corte 2 de su último disco.
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Yo, que todas estas cosas las sé, juego a jugar con sus nervios. Hay tardes donde escenifica, sólo para mí, su arrebato y me alza contra las cosas para despeinarme en un beso de cartón piedra. Y a mí qué. Después me enderezo la falda y lo insto a mi noche, a que de verdad pierda la olla, a que olvide lo que aprendió lamiendo a solas el espejo.
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Y así sé, y así soy, la amante intocable. Intocable porque sí y amante no por mi gusto. Nada deseo bajo las bragas más que la sensación que deja el columpio. De aire soy porque soy de carne, al simulacro no me atengo, a mi pecho sin retoque lo reclamo, al chorro de mi ácido más ácido que derramo sin culpa porque sé que nunca, por corrosivo, se atreverá a tocar.
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Él es el pez de mi pecera de plasma, y yo nado fuera.
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* Carmen Camacho (Alcaudete, Jaén, 1976) es autora de los libros Arrojada, 777, Minimás y Los poemas del secano (ed. bilingüe español-portugués, en preparación). Su obra está recogida en una veintena de antologías de narrativa y poesía de España y Latinoamérica. Ha obtenido diversos premios literarios. www.carmencamacho.net
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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado especialmente Tres d´Enrique, por la estrucutra, por el ritmo, por la fluidez.
También em ha gustado No touch, son maneras diferentes de contar. Con un lenguaje muy "audiovisual".

Un saludo

Rosana A.

Jesús Garrido dijo...

Una amiga muy cercana, gracias por mostrarla.

Gemma dijo...

Directa, y sabiendo lo que quiere decir. Y narrarlo.
Enhorabuena.

Nacho Viñuela dijo...

Directos, de ritmo preciso y lirismo afilado. Magníficos ambos.

María dijo...

Me han gustado mucho, quizá más el primero. Me han parecido sinceros, limpios, como lo es el paisaje de olivos de Alcaudete.
Enhorabuena.
Un abrazo

Isabel González González dijo...

Me gustan. Son intensos, líricos y narrativos a un tiempo, auténticos, saben jugar. Me gustan.