viernes, 6 de septiembre de 2013

SERGIO ASTORGA se traslada a Oporto

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Oporto gmail.com
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Los ánimos cambian como el agua, y la geografía ya no se entretiene con lo que se expresa en el mapa. Mudar de pregunta es siempre tener múltiples respuestas. Cómo se llega a un sitio tiene la misma incertidumbre que tratar de definir los rasgos interiores. Sí, a veces los ánimos cambian; a veces uno tiene ganas de quedarse y otras de irse. Mi llegada a Oporto tuvo la dualidad desde el origen. Palabra y dibujo se unieron para deitar-me ao rio Douro. Me explico, mi contacto con Portugal, independientemente del literario, fue a través de una acuarela. Acuarela que fue comprada en México y regalada al hijo de la que ahora es mi esposa. Sí, todo se reduce a una historia de amor; nada más profesional que el amor, ¿no es cierto? La dulce Helena, que así se llama la namorada, había guardado o cartão de visita que yo había dado al comprador del cuadro. Ella, deseosa, como es natural, de adquirir una pintura para la sala de su casa me escribió un email (correio eletrónico) realizando la encomienda. Primero fue en portugués, después en inglés y yo, entretenido en pintar y exponer y sabiendo que enviando la obra tendría que pagar inmensos impuestos, no abanaba. Hasta que un día, o céu mudou. Corría o ano 2004 cuando mandei um convite, vía electrónica, a la susodicha donde la invitaba a una exposición individual: “Un domingo en la tarde” que se celebraría en el Museo Regional de Azcapotzalco en la Ciudad de México. En respuesta recibí os parabéns y la excusa do mar para llegar a la exposición. A partir de ese momento comenzó un intenso intercambio epistolar. En esa época yo no tenía computador y salía a un café internet, imprimía el correo escrito en portugués y me iba a casa a tratar de traducirlo para al día siguiente enviar mi respuesta, así que la diferencia horaria provocaba una arritmia saludable. Es bien sabido que el género epistolar desnuda almas y confronta el ser con el querer ser. Yo acredito en ello. La farsa es más fácil descubrirla; el hilo de la noche es más grande. Debo confesar, ya que estoy en la Nave y como buen marinero, que lo que me valió fue a escrita. Un texto imaginario a Oporto, con la ayuda de José Regio y Saramago y otros gérmenes, fue la llave que detonó que la amada hiciera una invitación a visitar su ciudad. Ni tardo ni perezoso, como se dice en buena picaresca, no mesmo ano fui a la medieval cidade do Porto. Aprovechando la estancia también pude tener una pequeña exposición individual. En febrero del año 2004 regresé a México a quemar mis naves, a vender lo que pude; a perder toda mi biblioteca, a vender mi piano y disponerme a mudar completamente de ánimo. En diciembre del año 2005 volví a Portugal para partilhar a vida. Aquí sigo, porque a resposta é branca y perdura toda a noite.
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* Las ilustraciones son también de Sergio Astorga, escritor y pintor mexicano.
* Con esta entrada damos por finalizada la serie dedicada a las ciudades, a los viajes. Muchas gracias a todos los que habéis colaborado, a quienes habéis dejado comentarios y a los visitantes de esta nave.....

5 comentarios:

Beatriz AA dijo...

México - Oporto, un viaje de ida a través de cartas pintadas de acuarela. E inundadas de portugués.

Ahora conozco a Sergio Astorga. Me ha gustado mucho leer su crónica de amor.

Gracias Fernando por estas vacaciones en lugares dispares.

Abrazos

Isabel Mercadé dijo...

Oh, Portugal, mi querencia... y qué bien que lo ha contado Sergio!!
Como Beatriz, gracias, Fernando por la compañía que nos has hecho este verano con estos viajes realizados y/o soñados.

Sergio Astorga dijo...

Fernando reitero, como la ola lo hace todo el día, mi gratitud por permitirme navegar en tus mares.

Beatriz e Isabel gracias por su lectura atenta y sus respectivos comentarios.

A todos los visitantes de esta Nave, gracias por su paciencia.

Muito obrigado.

Patricia Nasello dijo...

Pues a estos dos creativo en uno, Sergio Astorga, les debo este deleite y esta sonrisa.

Un vez más, Fernando, gracias por permitirme esta dicha.

Carmen Peire dijo...

Mandéle una carta de amor perfumada... y ella dijo que sí. El aroma de Portugal reflejado en tus cuadros y en tu literatura. Una familia portuguesa siempre me aguarda en Lisboa, no la veo tanto como quisiera, pero cuando voy, cantamos el Grandola Vila Morena.
Gracias Sergio. Hay un hilo de seda que une rutas y vidas a lo largo del mundo