No soy docto en temas fotográficos, pero de esa imagen objetaría yo que la cabeza del personaje dé la espalda al espectador. Por lo demás, encuentro muy sugestiva (por lo heterodoxa que resulta)esa forma de acometer un teclado, que no deja de ser una sucesión de negras y blancas, como el cuerpo de la modelo.
Pedro, me parece que Angélica ha querido retratarse de manera teatral, podría decirse que de cuerpo; o mejor: de piernas, contorsionado el cuerpo sobre el piano, de espaldas al instrumento, en tensión, ocultando el rostro, y con una flor en la mano que parece que puede caerse de un momento a otro... Y, desde luego, como dices, el autorretrato resulta muy heterodoxo y por eso mismo me ha interesado. Gracias por el comentario y un abrazo.
4 comentarios:
No soy docto en temas fotográficos, pero de esa imagen objetaría yo que la cabeza del personaje dé la espalda al espectador. Por lo demás, encuentro muy sugestiva (por lo heterodoxa que resulta)esa forma de acometer un teclado, que no deja de ser una sucesión de negras y blancas, como el cuerpo de la modelo.
Pedro, me parece que Angélica ha querido retratarse de manera teatral, podría decirse que de cuerpo; o mejor: de piernas, contorsionado el cuerpo sobre el piano, de espaldas al instrumento, en tensión, ocultando el rostro, y con una flor en la mano que parece que puede caerse de un momento a otro... Y, desde luego, como dices, el autorretrato resulta muy heterodoxo y por eso mismo me ha interesado.
Gracias por el comentario y un abrazo.
Dualidad... el cuerpo de Angélica fuerte, musculoso, que se alza de puntillas hacia su otra parte, frágil y sinuosa como el tallo de la flor.
El piano se puede tocar con la cabeza y con las puntas de los pies. Yo lo toco con la almohada, cada vez menos.
Extraordinario autorretrato.
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