Ponferradina, 2. Templum Libri

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Como suele ocurrir en las dos jornadas que dura el Premio de la Crítica, también en Ponferrada estuvimos sometidos a un estricto programa que apenas nos dejó un momento de respiro. Este año, sin embargo, los organizadores nos habían preparado una grata sorpresa, que al fin y a la postre no consistió en conocer en persona a Scarlett Johansson como deseaban los más soñadores (una de nuestras eficientes guías nos reprochó: “¡Estando nosotras, para qué queréis a SJo?”. Y quizá no le faltaba razón…), sino una visita al legado del mecenas Antonio Ovalle García. Se trata de la impresionante colección de facsímiles (reproducción lo más exacta posible de un manuscrito, utilizando materiales semejantes a los del original), probablemente una de las más completas del mundo, sobre todo de libros iluminados (pintados), que ha donado al Ayuntamiento de Ponferrada, para que sean expuestos y puedan ser consultados por los lectores en las dos salas del Palacio Nuevo del castillo que se han acondicionado para cumplir su función.

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El mismo señor Ovalle, abogado de profesión, se encargó de mostrarnos y explicarnos el contenido de esta muestra permanente. Antes me gustaría aclarar que Ovalle no es un mero coleccionista, sino que además conoce a la perfección la historia de cada uno de los libros, su valor y significado en la historia. No estamos, por tanto, ante un hombre que ama los libros, sino también la belleza y el conocimiento que estos clásicos atesoran.

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Entre las joyas de esta impresionante muestra, que pudimos manejar a placer, con absoluta libertad, como puede verse en las fotos, destaca la colección de Beatos (son copias del comentario al Apocalipsis de San Juan escrito por el Beato de Liébana, a finales del siglo VIII), como los de San Miguel de la Escalada y el del Monasterio de las Huelgas, sin que falten Biblias, Libros de Horas (lecturas religiosas de uso personal), como el más célebre de todos ellos, el del Duque de Berry, breviarios (recopilación de oraciones y cantos destinados a los oficios litúrgicos), bestiarios (enciclopedias de animales, tanto reales como fantásticos), libros de historia natural, como el Libro de los medicamentos simples, del siglo XV, que procede de la Biblioteca Nacional de Rusia, en San Petersburgo, y de alquimia, como el Splendor Solis, considerado el tratado de alquimia más hermoso jamás publicado, atlas, mapas y los denominados de arte, como El libro de la suerte, del siglo XV, que se conserva en la Biblioteca Marciana de Venecia, un Decamerón y un Don Quijote, ilustrados por Dalí, los 42 estudios sobre papel del Guernica, obra de Picasso, o la ed. de la poesía completa de San Juan de la Cruz, ilustrada por Chillida. El más antiguo de todos ellos data de comienzos del siglo IX, el Libro de Kells, mientras que el más moderno, el Libro de los Caballeros de la Cofradía de Santiago, acabó de componerse en el siglo XVII. Todos ellos han sido editados por grandes expertos en facsímiles, como M. Moleiro, Eikon Verlag o los que componen la llamada Biblioteca imposible de Franco Cosimo Panini.

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No puedo acabar la entrada sin reproducir los versos del siglo XI que cierran la exposición de Ponferrada, procedentes del Codex miscellaneus, que se conserva en la Biblioteca de Toledo, en versión del M.C. Díaz y Díaz:

 

El libro es lumbre del corazón;
Espejo del tiempo;

Confusión de vicios;
Corona de prudentes;
Diadema de sabios;

Honra de doctores;

Vaso lleno de sabiduría;
Compañero de viaje;

Criado fiel;

Huerto lleno de frutos;

Revelador de arcanos;

Aclarador de oscuridades;

Preguntado responde;

Y mandado anda deprisa;

Llamado acude presto;

Y obedece con facilidad.

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La mera existencia de esta colección de libros extraordinarios, puesto que muchos de ellos se cuentan entre los más hermosos jamás realizados, que lleva el título de Templum Libri. Las páginas más bellas del conocimiento, justifica la visita a Ponferrada.
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* El hombre anatómico, de Las muy ricas horas del Duque de Berry.

* Las fotos son de Francisco-Javier García Bueso.

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