23:30
....
A punto de dormir, en la oscuridad, bajo las mantas, sintió esa mano, invasora, inquieta. Tenía sueño, mucho, pero volteó. Aunque no vio nada, adivinó la pregunta. Se levantó. Avanzó despacio hasta la cocina y se cercioró de que todo estaba listo para el desayuno. Miró el reloj. Bostezó. Al regresar, hizo una pausa en el cuarto de los chicos. Arropó al más pequeño y se retiró. En su habitación, aseguró la puerta. Hizo una breve parada en el baño. Él entró después y ella lo esperó en la cama, desnuda, con el deseo infinito de que pronto pudiese alcanzar sus sueños.
........
Kuta
....
-¡Se acabó! -gritó ella.
-Pues bien… ¡Largo de aquí! -él elevó la voz.
-¡No quiero verte nunca más! ¡Eres un hijo de Kuta!
-¡No seas tonta! -se rio él-. Mamá nunca dice Kuta. Dice bruta… Bruta. ¿Recuerdas?
-Ah, sí… Pobre la abuelita. Aunque está viejita y es muy lenta, no es bruta.
-Sí, pobre… ¿Seguimos?
-¡Se acabó! -gritó ella.
........
Poste
....
¿Señora, ha visto a mi mamá? ¿La ha visto? Es así, como usted, un poco alta. Pero no mucho. Tiene el cabello negro, con olas, así como el mar. Tiene unas gafas chiquitas que siempre se le caen todo el tiempo. Se llama Paula. Ella me ha dicho que le espere aquí, junto a este poste, pero, pobrecita, se fue llorando. Creo que se ha perdido. ¿La ha visto? ¿Señora? ¿Señora…?
........
.....
* José Luis Torres
Vitolas (Lima, Perú, 1971) estudió Ingeniería
Industrial y es Magister en Literatura Hispanoamericana por la
Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado el
libro de microrrelatos L
(Albatros, 2010), la novela infantil El
sapito (Altazor, 2009), el libro de relatos 5:37 (Algaida, 2008), las quince novelas breves que componen la Colección Héroes y Personajes (El Comercio, 2004) y el libro de relatos Hasta la próxima semana (Altazor, 2001).
En la actualidad reside en Madrid y dirige junto a Mariella Carnero la Editorial Casa de
Cartón.
.....
1 comentario:
"23:30" se lee como una sacudida silenciosa, como un golpe sordo en el ánimo del lector, por parte de un personaje que no se queja ni maldice el instante por el que atraviesa. Salvo alguna entrada fugaz en la mente de esa protagonista (para dar constancia de lo que adivina o lo que desea) la narración se mantiene en un plano objetivo, relatando el estricto cumplimiento de sus deberes domésticos y maritales. Sabemos que ella tiene sueño antes de empezar, pero que añadirá sin problemas su entrega al resto de sus obligaciones. Y aunque no nos dice nada más, lo sabemos y lo entendemos todo.
Gracias, Fernando, por presentarnos a un nuevo y excelente autor.
Publicar un comentario