miércoles, 30 de mayo de 2012

Alberto Blecua y el Quijote

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El profesor Alberto Blecua pronunciará mañana, jueves, día 31, a las 12, su penúltima clase, que este año será la lección de fin de curso del Departamento de Filología Española de la Universidad Autónoma de Barcelona. Tendrá lugar en la Sala de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras, y versará sobre:
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Forma y sentido de la Primera Parte del Quijote (1605)
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Fui alumno de Alberto Blecua tanto en la licenciatura como en el doctorado, durante los cursos 1976-1977 y hasta el 1979-1980, y luego tuvo la gentileza de dirigirme la tesis doctoral. Recuerdo, especialmente, los cursos de segundo ciclo de la licenciatura, sobre la poesía de la Edad Media o del Siglo de Oro, y en concreto sobre Garcilaso, Quevedo o Aldana, lo amenas que resultaban sus clases, lo bien que leía los versos y lo mucho que aprendí con sus análisis, sobre la tradición literaria, los motivos o la forma del poema y, en suma, sobre el sentido de los textos. A Alberto le gustaba llevar las primeras ediciones a clase, enseñárnoslas, que las tocáramos; intentaba inculcarlos el amor no solo por la literatura, sino también por los libros, como el objeto hermoso que podían ser. Así, se admiraba con la originalidad de un verso, se reía con la ocurrencia de un poeta, o nos llamaba la atención sobre el valor de un texto, explicándonos siempre los porqués. Blecua, quien daba siempre las clases sentado, con las mesa llena de libros, y con las gafas apoyadas hacia la mitad de la nariz, tal y como se observa en la foto, enfatizaba la lectura, se detenía en medio de un texto para hacer comentarios, emocionándose y nosotros con él. Ha sido un profesor extraordinario y un sabio investigador, filólogo, historiador y crítico literario, aunque lo mucho que ha hecho nos ha sabido a poco, generoso con sus alumnos y amigo de sus compañeros. Por fortuna, seguirá como profesor emérito y podremos continuar disfrutando de sus infinitos saberes, su amena conversación y su trato afable y cariñoso.
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Alberto Blecua (Zaragoza, 1941), hijo del también filólogo José Manuel Blecua y hermano del actual director de la Real Academia Española de la Lengua, José Manuel Blecua, es filólogo y cervantista, pero de la facción de cuerdos y lúcidos. Ha sido catedrático de Instituto de Bachillerato, quizás el único mérito del que le he visto presumir, y de la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus obras se centran en la historia literaria, sobre todo en la Edad Media, en el Siglo de Oro y en la Crítica textual, materia sobre la cual publicó en Castalia un importante manual en 1983. Entre sus muchas ediciones de clásicos destacan las del Lazarillo de Tormes (Castalia), el Libro de Buen Amor (Cátedra), el Quijote (Espasa Calpe, Austral) y varias de Lope de Vega: Peribáñez. Fuenteovejuna (Alianza). Y entre sus diversos libros, los más relevantes quizá sean: En el texto de Garcilaso (Ínsula, Madrid, 1970); La transmisión textual de El conde Lucanor (Universidad Autónoma de Barcelona, Bellaterra, 1980); Signos viejos y nuevos: estudios de historia literaria (Crítica, Barcelona, 2006. Ed. de Xavier Tubau) y Estudios de crítica textual (Gredos, Barcelona, 2012). Ha sido el fundador y director, en la Universidad Autónoma de Barcelona, del proyecto PROLOPE, dedicado a la ed. de las obras de Lope de Vega. 
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* El libro de Homenaje, titulado La escondida senda, cuya cubierta reproducimos, ha estado coordinado por Eugenia Fosalba y Gonzalo Póntón, y publicado por la editorial Castalia, que dirige Daniel Fernández, otro discípulo de Alberto Blecua. 
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6 comentarios:

Yolanda i Joan dijo...

Yo tuve el honor de estudiar con Alberto Blecua unos años después que tú, Fernando, y leyéndote puedo visualizar perfectamente cualquiera de mis claseas con él. Parece que hay cosas que no cambian con el tiempo... ¡por suerte!

El recuerdo de Alberto Blecua, de su cálida y amable sabiduría, es uno de los más gratos que tengo de mi paso por la Universidad.

Alejandro Duque Amusco dijo...

Gracias, Fernando, por la noticia. Alberto estuvo en el tribunal de mi tesis doctoral y su manual de "Crítica textual" lo tuve por aquellos años de libro de cabecera. La simpatía y la generosidad en persona. Le habré de felicitar. Abrazos.

Betlem Aguiló dijo...

¡Qué suerte tuvimos! Aquellos años en la Autónoma estuvieron llenos de maestros, de auténticos profesores que nos enseñaron a conocer y también a disfrutar del conocimiento, No he vuelto a ver a Alberto Blecua, pero desde aquí, si lo lee, le mando todo mi agradecimiento y mi cariño. Y, por supuesto, un gran beso de alumna cincuentona.

Fernando Valls dijo...

Pues, sí que tuvimos suerte, Belén, sí, y creo que Alberto leerá tu comentario. Besos.

eduideas dijo...

Otra persona que se acuerda de Alberto con cariño... sobre todo de sus jejej irónicos que le delataban como sabio loco y entrañable

marisa dijo...

De todos los profesores que tuve en mi Universidad (UAB), hubo de todo, tuve la suerte de conocer y tratar a algunos muy buenos y otros que no lo fueron tanto, pero tengo un recuerdo imborrable de dos o tres entre los que figura Alberto Blecua. Aparte de todo lo que se ha dicho sobre él y de su capacidad para transmitirte conocimientos de todo tipo y esa inquietud y ansiedad por conocer más cosas, llegué a valorar la inmensa "humanidad y trato inmejorable" para todos los que nos encontrábamos cerca de él. Nunca oí de su boca alguna frase despectiva hacia alguien, aunque sí que nos regaló con múltiples ironías acerca de personas o personajes que nos hacían las clases mucho más amenas.
Siempre lo recordaré como una persona de aquellas que he tenido la suerte de toparme en el camino, y lo recuerdo en muchas ocasiones con un grandísimo cariño que se ganó día a día durante aquellos años.
He tenido la suerte también de contar con su hermano José Manuel y con Sergio Beser, así que con ese tándem pienso que fui una persona realmente afortunada.
Ahora leo que ya te has jubilado Alberto, pero se que esa palabra no va ligada a la acepción de "dejar de trabajar", puesto que con lo inquieto que eres este será un periodo diferente y espero que muy bueno para ti, porque hay que reconocer que te lo has ganado con creces.
Y como creo que ya está bien de cháchara, quiero felicitarte por todos los momentos tan buenos que me hiciste pasar en las diferentes clases en las que tuve el "honor" de tenerte como profesor y desde Oviedo donde vivo ahora, mandarte un abrazo muy grande y desearte como siempre una vida llena de todo lo mejor. Lo dicho, mil besos mi querido profesor.