viernes, 20 de mayo de 2011

Juan Gelman en Barcelona

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El pasado martes, el poeta argentino Juan Gelman clausuró el Festival Internacional de Poesía de Barcelona, con una lectura de sus versos en el Teatro Romea, a la dicen que asistieron unas 400 personas. En aquella ocasión, el prólogo fue singular y así lo han reseñado las crónicas, pues el actor Carles Canut, encargado de presentarlo, llamó al poeta Joan Jelman (a la catalana) para salir luego disparado, pues tenía que actuar inmediatamente en otro teatro de la ciudad. Entonces, ¿por qué le encargaron la presentación? ¿Tiene límites el ridículo?


El miércoles, en la Casa de América de Barcelona, la editorial Tusquets presentaba su nuevo libro, El emperrado corazón amora, título chocante y poco afortunado que proviene de un poema de su libro Cólera buey (1971). En esta ocasión, estuvo acompañado por el profesor Sarsanedas y el escritor y director de la colección Nuevos textos sagrados, Antoni Marí. Pero Gelman, hueso duro de roer, no se prestó a responder ni a las preguntas digamos complejas, ni a las facilonas. Por el contrario, hizo escasas concesiones y anduvo más complaciente con el público, si bien cuando se prestaba a responder lo hacía con ingenio, buen humor, sentido común y brillantez desmitificadora, para lo que se valió de anécdotas, parábolas y sueños, como la del encuentro del ciempiés con la araña en el bosque y sus sueños de ser paje en una corte, que -por fortuna- nunca se cumplieron. La sala estaba llena a rebosar, por lo que se habilitó una segunda sala que prolongaba la prevista, y aun así, hubo gente que tuvo que seguir el acto de pie. Marí leyó un poema extraordinario sobre el otoño y el escritor argentino unos pocos más, tampoco demasiados. Entre el numeroso público, sólo detecté la presencia de dos poetas: Corredor Matheos y José María Micó. Y así concluyó el acto, entre firmas y saludos de amigos. Pero antes, Gelman había afirmado que sus dos poetas españoles preferidos eran José Ángel Valente y Antonio Gamoneda. No quiero acabar esta modestísima crónica sin copiar un poema del escritor argentino, Premio Cervantes en el 2007:     

Cuerpo que me temblás entrado al alma/
río que me enfriás/manita tuya
manando sombra/sombra/sombra/sombra/
¿para tu deshacerte en algún lado?/

¿te rejunto otra vez?/¿te apeno el habla?/
¿te duelo el nunca?/¿más?/¿o nunca más
me mirará hermoseando tu hermosura?/
¿descansás de tu piel?/¿desquerés mucho?/

me escuchás/deteniendo tu pasaje
fuera de vos?/¿carita que solés
iluminarme el animal?/¿o pena?/
recorrerme la cielo/como sol?/

3 comentarios:

Pedro Herrero dijo...

No seré yo quien ponga adjetivos a esa portentosa manera de construir la arquitectura de un poema. Si acaso, respondo con otro de los muchos (casi todos) que me gustan de este autor:

Árboles

el árbol viejo feo junto a las vías del tren
lo abatió la tormenta parando
el tren obligando a muchos a llegar tarde al trabajo
recordando que no lo recordaban

árbol feo viejo elegido
por la tormenta para caer así como
atareado por grandes solicitaciones pensando
en el duro tiempo presente su oculto brillo o coraje

árbol que paró
el tren obligó
a llegar tarde recordó
que no lo recordaban

Susana Camps dijo...

A Juan Gelman lo descubrí durante mi estancia en Argentina, donde no podía desvincularse de su pasado político; y a mí, que ni de política ni de poesía entiendo, me impactó como pocas veces lo han hecho unos versos. Siempre que lo leo vuelve a admirarme lo muy profundamente que se adentra en el lector.

Dylan Forrester dijo...

Gelman, siempre entrañable.

Saludos :)