Los microrrelatos de Rogelio Guedea

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Este libro resulta atípico por muchos motivos. Así, puede leerse como un diario, también peculiar, que el autor estructura en tres partes. Quizá su singularidad mayor estribe en la convivencia entre piezas meditativas, en las que se impone el yo del narrador y sus circunstancias, y otras narrativas, que son las que podemos llamar, estricto sensu, microrrelatos. Estas últimas se concentran en la tercera parte del libro y son para mí las más afortunadas del conjunto. Pienso en textos como "Torturas", "Paradojas del tahúr", "Pasado en claro o "Maneras de perder" . Hay bastantes textos interconectados que generan series, unas son explícitas, como las tituladas "El oficio" y "Mujer portátil", y otras menos obvias, pero que recorren el libro entero, así las dedicadas a la relación que mantiene el narrador con su hijo. En la primera parte aparece la mayoría de los textos que pueden leerse como declaraciones de principios idelógicos o literarios, destacando los alegatos en favor de la libertad o las consideraciones sobre la condición de ser emigrante. No en vano, Guedea es un mexicano que ejerce la docencia en Nueva Zelanda. Y me gustaría destacar también la presencia de Kafka, tanto en la cita incial como en el homenaje que le rinde en una de la piezas, o la relectura que realiza de una de sus fábulas en otra. También resulta singular, viniendo de un escritor hispanoamericano, mexicano, la apuesta que lleva a cabo en favor de una tradición narrativa específicamente española y que pasa por Galdós, Valle-Inclán, Gonzalo Torrente Ballester y Juan José Millás.

Guedea perdió el avión en Buenos Aires hace unos días y no ha podido llegar a Bogotá, como estaba previsto. Siento no haber podido conocerlo en persona. Pero la capital argentina no es un mal lugar donde perderse... Creo, además, que este Cruce de vías, este conjunto de encrucijadas vitales y literarias por las que transita con acierto Guedea, hacen de su libro una lectura muy recomendable.

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