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- Tanto da el por qué y dudo que haya alguien capaz de explicarlo de manera convincente. Lo importante es que hay un buen número de nuevos autores que cultivan el cuento y que ya nos han proporcionado libros de interés. Y lo preocupante es cuántos de ellos seguirán escribiendo cuentos con ambición y no optarán por convertirse en novelistas mediocres, como ha ocurrido tantas veces en las últimas décadas.
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- Me llama la atención la práctica desaparición de las historias del trauma de la guerra civil hasta la transición española. Parece que los autores se olvidan de la historia local y se sitúan en otro lugar. ¿Dónde se colocan, qué temas les interesan?
- Esa es una de las materias más disputadas. Los nuevos narradores tienen un loable afán por ser cosmopolitas, pero me parece que la mayoría de ellos no acaban de darse cuenta de que la mejor manera de ser universales es ser profunda y sinceramente locales, a la manera que lo fueron Juan Rulfo y Miguel Delibes, o lo es hoy Luis Mateo Díez, a quien le gusta repetir una frase del portugués Miguel Torga: “Lo universal es lo local sin fronteras”. En otros países, lo que puede interesar de la literatura española es que lo sea, y no que los narradores remeden a los norteamericanos o a los franceses. Para eso ya están los autores de esos países, que saben mucho mejor de lo que hablan que nuestros aficionados a lo norteamericano. Pero, al fin y a la postre, lo importante siempre es el resultado. Un libro modélico, en ese sentido es la novela de Eduardo Lago, Llámame Brooklyn, donde aúna la tradición de la narrativa norteamericana con la española. Pero no hay que olvidar que Lago hace varias décadas que vive en los Estados Unidos y conoce de primera mano la narrativa de aquel país.
- ¿De qué manera ha evolucionado el género en estos últimos diez años? Se habla de hibridación entre ensayo y ficción…
- Los géneros evolucionan muy lentamente, mucho más despacio de lo que pretenden algunos autores con escasas lecturas. Pero creo que en el cuento español actual se aprecian unos matices algo distintos en el tratamiento del realismo y un cierto uso diferente del lenguaje, aparecen también nuevos espacios, como son los no lugares. Pero quizás una de las novedades mayores se presente en la concepción del libro como tal, como un conjunto orgánico, y no como mera suma de piezas, y en la convivencia del cuento, en el mismo libro, con el microrrelato o la poesía. Esa hibridación de la ficción narrativa y el ensayo se aprecia mejor en la novela, aunque es tan clásica como El Quijote.
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- ¿Qué importancia e influencias tiene el género en los hermanos mayores como la novela?
- Son géneros con historias y trayectorias distintas, pero me parece que en el cuento, al no tener nada que ver con el comercio, hay –en general- una mayor libertad. Lo que no quiere decir que no haya habido en estas últimas décadas novelas españolas excelentes, aunque quizá no sean las que se jalean más en algunos medios. Pero hay un caso curioso que merece la pena citar, el de Millás, pues su laboratorio de experimentación está más en el artículo, en el articuento, que en la novela. Los experimentos que han cuajado en este género breve después ha intentado trasladarlos a sus novelas, aunque creo que con menor fortuna.
- ¿A qué podemos achacar el auge del género (librerías, editoriales, autores) en estos momentos?
- Habría que esperar unos años a ver si ese auge se mantiene, el resto es hablar por hablar, propaganda interesada de editores y autores. Pero ya son realidad los libros de Eloy Tizón y Ángel Zapata, y hay otros nombres, más o menos nuevos, que apuntan excelentes maneras, como Sáez de Ibarra, Olgoso, Escapa, Clemot, Menéndez Salmón, Pilar Adón, Óscar Esquivias, Jon Bilbao, Andrés Neuman, Elvira Navarro o la joven Lara Moreno. Y sólo cito a unos pocos, de los muchos más posibles, por no dar una lista interminable.
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- ¿A qué es debida la aparición tan rotunda de narradoras?
- En efecto, ahora hay bastantes escritoras de interés, sin arbitrarias cuotas, que cultivan la narrativa breve. A las ya citadas, podríamos añadir los nombres de Berta Vias Mahou, Cristina Grande, Esther García Llovet, Irene Jiménez, Mercedes Cebrián o Inés Mendoza, entre otras. El panorama es, por tanto, muy alentador.
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Coda final:
Pero en medio de este panorama optimista, lo preocupante es el ruido que generan algunos editores y los compincheos que establecen con algunos periódicos y críticos para vender su producto, de lo que me parece el peor ejemplo posible el último monográfico que el diario El País le dedicó al cuento, poniéndose en manos –curiosamente- de las conveniencias de un editor independiente. Eso no debería ocurrir nunca. Los editores que se dicen literarios, sin olvidar su lógica necesidad de vender, tendrían que guiarse más por criterios culturales y literarios, y no anteponer los comerciales, por muy importantes que estos sean.
Otro de los problemas más graves que acucian al género es la innecesaria proliferación de antologías. La mayoría de ellas apenas tiene ningún valor literario y están hechas desde el desconocimiento de la materia, pero alaban la vanidad de los autores y dan esperanzas a editores ingenuos. Lo malo es que producen un ruido que entorpece la necesaria ecología del medio.
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* En las fotos aparecen, de arriba abajo, Eloy Tizón, Esther García Llovet, Inés Mendoza y Ángel Olgoso.
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22 comentarios:
Cuando uno lleva consigo una tradición literaria que hunde sus raíces en la poesía, como la latinoamericana, todo este revuelo peninsular sobre el cuento le parece extremadamente ingenuo. Bien apuntas, Fernando, sobre esa suerte de esnobismo de recién llegados, como es el experimentalismo artificioso de la fusión de géneros o de tradiciones norteamericana/española. Pero lo diré claro, aunque alguno se ofenda, la mayoría de los cuentistas que ahora se promocionan no tienen ni idea de lo que es el cuento, al que dan empaque de relato a lo que es una anécdota o crónica de un suceso cualquiera.
Antonio, no sé cuánto es para ti la mayoría, pero te aseguro, y conozco bien la historia del cuento hispanoamericano del XX, que hoy hay bastantes autores de cuentos españoles excelentes. Claro que también hay mucho petardo que publica y algún que otro editor que vende humo..., pero eso también pasa en México y en Argentina.
Interesante, Fernando, gracias por colgar la entrevista completa.
Yo no haré juicios de valor, pero sí creo que en España, no sé muy bien por qué, el cuento es el hermano menor de la novela y, lo es, porque los mismos cuentistas lo consideran así pasando a la novela en cuanto pueden. Yo escribo cuento y microrrelato, con todas mis limitaciones, porque es lo que me sale, lo que sé hacer, lo que disfruto.
Tal vez un día la escriba y alguien me recuerde estas palabras, pero nunca me he planteado escribir una novela.
Muchos conocidos leen microrrelatos míos y me miran, me preguntan ¿por qué no escribes algo más largo? Claro, me cuesta contestar a esa pregunta sin hacerles sentir idiotas, así que callo.
Un amigo argentino me decía, no hace mucho, que si vas a ver a un editor en Argentina con una novela es fácil que te diga, "bien, bien, pero y cuento ¿qué tal?"
Un abrazo, disculpa la extensión.
Fernando, gracias, a mi si me interesó, me aclaras conceptos, diurnos y nocturnos.
Abrazo platicado.
Sergio Astorga
Gracias por ofrecernos el texto completo. Estoy de acuerdo con lo que dices, y creo que aclara muchas cosas que aparecen sesgadas en otros reportajes sobre el cuento. Certera la frase de Luis Mateo.
Pilar Galán
Interesante reflexión sobre el estado actual del cuento en español. Es realmente una lástima que sea un género tan poco apreciado por los lectores en este país (¿quizá esto está cambiando?). Y, como dices bien, los propios cuentistas parecen en muchos casos considerarlo un geénero menor y en cuanto pueden se pasan a la novela. Con resultados no demasiado buenos, como en el caso de Millás o de Luis Magrinyà, dos ejemplos de escritores interesantísimos en el formato breve que pierden cuando quieren hacer novelas.
La verdad es que me siento absolutamente incapacitado para dar opiniones generales sobre la salud del cuento en España... para eso hay que leer y haber leído mucho... Esos juicios quedan reservados a un puñado de expertos como el capitán de este navío de dementes.
En todo caso, de lo que no me cabe duda es de que en este país se publican demasiadas malas novelas.
Respecto al negocio, para que el cuento venda sólo hace falta que los poderes oscuros lo publiciten y lo pongan de moda tal y como hacen cada dos por tres con lo que sí les interesa.
La verdad es que no entiendo cómo se puede entrar un debate, y es más, pretender que la argumentación tenga algo de peso, cuando se descalifican todas las opciones distintas a la propia, como creo que se puede deducir del comentario de Antonio Tello. Habría entonces que admitir que aquí sólo hay una persona en posesión de la verdad, cosa que, por definición, es una estupidez. ¿En base a qué estatus o autoridad moral se puede decir algo como "lo diré claro, la mayoría de los cuentistas no tienen ni idea de..."? Todo esto me suena a aquello de "mi primo el de Lepe tiene una panadería y lleva cincuenta años haciendo el mismo pan, y si no es así o asá, no es pan".
No tengo ningún interés en entrar en rifirafes, ya lo aviso, pero creo que no es de recibo erigirse como una especie de faro, guía o vara para los ciegos así porque sí. Me sorprende mucho además. Chico, que si una mañana Richard Ford se pasara por aquí a decir eso mismo (no creo que de esa manera, en todo caso), bueno, hasta nos peleábamos tan a gusto con él, pero que un contemporáneo, un escritor ubicable junto a todos nosotros en el marasmo, lo haga, en fin...
Resulta que la mayoría de los cuentistas actuales que se han dedicado al cuento durante años admiten la permeabilidad y escurridiza naturaleza del género. Yo soy una persona cabal. Entiendo que quienes están versados en un género (ahora resulta que todos nos quedamos en Roahl Dahl, Poe o Bierce), y son lo suficientemente conocedores del tema, transparentan en sus textos no ya la mímesis con lo leído, sino un cierto conocimiento de la tradición y una "forma" para el cuento reconocible y, con suerte, interesante o nueva.
Puestos a enriquecer, me gustaría que Antonio Tello nos explicara, no ya qué es un cuento (que dudo que lo sepa cuando firma de esa manera tan terroríficamente categórica lo contrario), sino qué es un cuento para él.
Excelente el apunte del final.
Gracias por colgar el resto.
La reflexión vertida sobre de las antologías, es cierto, muy cierto, sobre todo, en el caso del microrrelato.
La verdad, Daniel, es que en esta ocasión sólo me refería a las antologías de cuentos, pero podría decirse lo mismo de las de microrrelatos.
Gracias a todos por vuestros comentarios y saludos.
Estoy totalmente de acuerdo con M. Yo tampoco entiendo a los que descalifican todas las opiniones distintas a la propia, y cómo hay gente que habla como si estuviera en posesión de la verdad. La desafortunada intervención de Antonio Tello me ha recordado a las vertidas en aquel blog ahora desparecido, Masacre en los jardines, que se regía exactamente por esos planteamientos... O los de algunos otros blogs del cuento, donde todavía sus escasamente autorizados autores (y no me refiero a este, por supuesto) cortan cabezas como si fuesen los reyes incuestionables de algo.
Me gustaría que algunos -lectores, escritores, y aspirantes a escritores- volvieran a aquellos tiempos en los que comenzaban sus frases con "Desde mi punto de vista", "En mi opinión"... O se limitaran a escribir y a leer, y dejaran por fin a los críticos lo que es de los críticos.
A mí si embargo, Ángeles, me parece que al contrario de lo que ocurre en el mundo de la poesía (que conozco bien), en el mundo del cuento hay un ambiente bastante buenrrollista y de opinión unívoca.
Hace unas semanas, sin ir más lejos, visitaba un blog (no recuerdo su nombre, y no he sido capaz de volver a encontrarlo; en la cabecera había una foto de botes de pintura) en el que se citaban una serie de nuevos valores del cuento, y tanto la opinión y como los nombres de los autores citados en este mismo blog coinciden con los de aquel como en un calco.
Ojalá en poesía hubiese esa pregnancia y ese buen rollo.
Es una pena que sea un Anónimo quien salga en defensa de Antonio Tello y que su único argumento consista en aducir un refrán.
Estoy seguro que Antonio podría explicar con más detalle su opinión, o matizarla para que la entendamos mejor.
Mariano, ojalá tengas razón en lo del buen rollo. Pero no creo, en cambio, que las opiniones sobre el cuento, sobre la narrativa, sean tan unánimes como te han parecido a ti.
Soy otra Angeles, y estoy totalmente de acuerdo con Antonio Tello. Además, es completamente falsa la imagen bucólica y triunfalista que se transmite en el zoco mercantil del cuento en España. Por el contrario, veréis volar puñales asomándoos sólo un poco y constataréis muchísimo fraude.
A la primera Ángeles:
Debo matizar, por alusiones. Yo fui el creador y coordinador de Masacre en los jardines durante los tres años de andadura que tuvo. Masacre nació como un espacio para poner en valor tanto el territorio del cuento, como los libros escogidos, preferentemente de autores españoles. Esa voz en plural mayestático (las reseñas de los colaboradores, te recuerdo, estaban firmadas) se planteó específicamente para tomarse un poco a broma todo el mundo que rodea al cuento en castellano (muy ridículo en ocasiones) y aportar un puntito gamberro; toque que, por cierto, era una de las cosas más valoradas por los visitantes.
El blog fue una referencia para mucha gente, pero finalmente, por razones que se explicaron en el post de despedida, tuvo que volver a las cenizas.
Las críticas de masacre, incluso las mejorables (que las hay)) no pasaron en ningún caso por negar la mayor, ni mucho menos "creerse" en posesión de la verdad. Todas, hasta las más cañeras, iban argumentadas (con razones más que abundantes, debo decir).
Es un error pensar que el trabajo crítico, al menos a lo que se refiere al relato, hay que dejárselo exclusivamente a los que practican el reseñismo y no la creación. Gran cantidad de críticos en suplementos culturales de prestigio, aparte de poseer un conocimiento larvario y deficiente de lo que es un relato contemporáneo, hacia dónde se dirige, qué mecanismos utiliza o quién los practica, tienen por inteligencia crítica decir cosas como “Cuentos de corte muy diferente que transcurren en entornos cosmopolitas como París, Madrid, Parla o Algete”.
En esencia, el crítico generalista cree que un libro de cuentos debe ser “variado”, no olvidarse de hablar sobre “seres desamparados que se enfrentan a sus propios miedos y obsesiones” –no obstante, esto último puede rellenarse al gusto- y que “a pesar de algunos deslices, se mantenga la unidad del conjunto”.
Luego tenemos otros lugares, como este blog de Fernando en el que discutimos, que funciona precisamente por postulados contrarios y se respira cierta profundiad. Hay que estar agradecidos.
Saludos,
M.
Matías, hasta yo colaboré en "Masacre...", aunque me acabo de enterar de que tenías algo que ver con él. Habría que resucitar ese blog, lo hecho de menos. Recuerdo, por ejemplo, el merecido hachazo que alguien le propino a la señora Rodríguez Fischer, perfecta representante de lo que nunca debería ser la crítica y de los males que acarrea compinchear con editores, aunque sean modestos e independientes. Matías, te veo como una moto..., y déjame que te diga que me ha agradado y enternecido mucho el "cierta" final de tu comentario. ¡Ya me gustaría que hubiera en el blog más debates, entre conocedores de las materias que se tratan y con razones bien fundamentadas!
Y, por cierto, las Ángeles deberían identificarse; para mí, tal y como llegan al blog son anónimos.
Me resultó de gran interés la entrevista, y mucho más leer este debate, en el que se profundiza y se va más allá del mero comentario (yo, por cierto, me limito a ello).
Me hubiese gustado conocer esa Masacre, pues el buenrollismo a veces me da miedo. Me gusta conocer todas las miradas, o mejor dicho todas las lecturas.
En un blog, Beatriz, la función fática es muy importante, por eso yo agradezco mucho todos los comentarios, sean elogiosos o críticos, siempre que estén fundamentados y resulten bienintencionados. Pero el mero hecho de dejar una huella, decir que uno ha pasado por el blog y que ha leído alguna de sus entradas, para mí es motivo de agradecimiento. Sin lectores, el blog sería un empeño inútil. Y los comentarios siempre los he entendido como el premio a ese esfuerzo. Gracias y saludos.
Completamente de acuerdo, Bea. Con permiso de Fernando, te dejo el enlace de "Masacre" donde podrás curiosear lo que publicaron en su día, que fue mucho.
Un abrazo http://masacreenlosjardines.wordpress.com/
En 'Masacre en los jardines', leí los quince apuntes en torno al cuento de Ángel Zapata. Hay que pegárselos en la pared y cada día, tener presente al menos uno. Poseen tal calado que me considero incapaz de asumirlos todos a un tiempo. Brutales. Gran blog aquel.
Matías, ahora resulta que `Masacre...´ tenía un club de fans en los jardines. Tienes que pensar en resucitarlo. Saludos.
Me apunto el nombre del finado, y leo, en su despedida, que se va porque al mundo se le va poniendo una tremenda pinta de mundo. Qué pena.
La falta de tiempo es comprensible y objetiva. El color de la crítica sí que huele peor. Me ha dado miedo lo de estrechar los círculos.
Tal vez una retirada a tiempo sea una victoria. Lo que sí es más probable es que una resurrección en cualquier momento es una buena sacudida.
Saludos
Gabriel
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