domingo, 12 de septiembre de 2010

Mis vecinos turcos

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Hoy, la selección turca de baloncesto juega la final del campeonato del mundo de baloncesto, contra los Estados Unidos, y me gustaría que ganara. La tarea, claro, no se presenta fácil. En Berlín vivo en una zona del barrio de Schöneberg que los alemanes tachan de multiculti, pero en la que en realidad predominan los habitantes turcos, como ocurre en mi mismo edificio. El primer peluquero que tuve en el barrio era turco, pero pronto tuvo que cerrar el negocio. Acudo con frecuencia a los comercios turcos de mi barrio y los miércoles compro fruta, verduras y pescado en el mercadillo turco de la Willmanndamm con Neue Kulmerstr., muy cerca también de mi casa.
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En las últimas semanas ha estallado una polémica en Alemania, tras las publicación del libro del político socialdemócrata Thilo Sarrazin (65 años, doctor en Ciencias Políticas, consejero de gobierno del Banco Central alemán o Bundesbank y hasta hace muy poco ministro de Hacienda del gobierno regional de Berlín), titulado Alemania se suprime. En los comentarios que ha hecho a los medios, con motivo de la presentación, no faltan los argumentos racistas, sobre todo contra los turcos que residen en Alemania, a los que acusa de reproducirse más. Los turcos, apunta el militante del SPD, son menos inteligentes que los alemanes de origen europeo. Tampoco faltan apelaciones a los genes, como que los judíos y los vascos tienen un gen que los hace distintos. En fin, que algunos parecen tener ganas de volver a las andadas volviendo a las teorías eugenésicas de los nazis. El hecho es que el libro aparece como el segundo más vendido en la lista del semanario Der Spiegel. Más preocupante me parece que las encuestas que han hecho los medios de comunicación, tanto en la televisión como en la prensa, den unos resultados sorprendentes, pues resulta que la mitad de los encuestados, cuando no una mayor cantidad, según el medio, están de acuerdo con las afirmaciones de Sarrazin, cuyo apellido debe sobrellevar con harto pesar, dado como piensa.
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Alemania debería seguir alerta ante estos brotes de xenofobia, cada vez más frecuentes en Europa. También en Francia y en España, sin ir más lejos. Todos deberíamos estar vigilantes. Pero, lo evidente, es que existe un problema de integración de la población emigrante, mal resuelto, y que deberían tomarse medidas, educativas, para que los ciudadanos de origen turco que han nacido en Alemania, pudieran sentirse miembros de su propio país, algo que no parece ocurrir ahora. No me gustaría resultar frívolo, pero ayer me alegró mucho la victoria de Turquía en el mundial de baloncesto, frente a Serbia, aunque sólo sea por el buen rato que debieron de pasar mis vecinos turcos en mitad de estas terribles semanas para ellos.
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* Las fotos del barrio son de Gemma Pellicer.
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10 comentarios:

Esther Andradi dijo...

Coincido contigo Fernando. También vivo en Schöneberg, durante el mundial de fútbol nuestra cuadra parecía una sucursal de las Naciones Unidas, había banderas de Alemania, Croacia, Italia, Corea, Francia, Argentina... En Berlín donde viven 120 mil personas de origen turco, se habla mucho pero hasta ahora no ha habido una decidida política de integración con las nuevas generaciones de turcos nacidos en Berlín: Integración significa idioma, formación de profesionales, etc, etc. Después de cinco décadas en Alemania no me explico por qué en Berlín hay tan pocos educadores de origen turco en las escuelas. Cuando los hay. Abrazos, y gracias por traer este tema, que a todos nos toca.

Anónimo dijo...

Iba ayer en un minicar, un sector de trabajo que al menos aquí ocupan muchos turcos, iraníes,etc.
En la radio estaban comentando esta misma noticia y el conductor empezó a explicarme la situación.
Le daba en parte la razón. Le pregunté de dónde venía él y me dijo:
Soy persa. Nunca te dicen que vienen de Irán.
Este tipo de situaciones y opiniones es algo así como un magma subyacente en la calle.Sin embargo, pienso que Alemania es un buen ejemplo de integración.
Besos

NáN dijo...

Hay una frase que arrastro conmigo y es la primera que me viene a la mente cuando leo cosas como la que escribes. En su película testamento de 1999, que hizo con la voluntad de que fuera la última y lo cumplió, en la última escena Berlanga barre un muro en el que está pintado "Tengo miedo". Gran película, aunque la gente "seria" no aprecie el barroco fallero valenciano.

Anónimo dijo...

Muy preocupante este apoyo popular, a pesar de que la élites políticas y culturales, así como los principales medios de comunicación, hayan condenado el libro. Siguiendo la cita de Alfonso Guerra en tu entrada anterior, esperemos que en este momento histórico esas élites se olviden por un tiempo de mirar sus propios ombligos...

RFT dijo...

Carme y yo hemos regresado de Estambul a finales de agosto. Es un país fascinante, precisamente a causa de sus gentes. No acierto a comprender tanto recelo hacia esa población y hacia ese país, pero es que no acabamos nunca de ser bien educados en la necesaria tolerancia. Hemos de ver qué ocurre ahora tras el referendum.
En cuanto a Alemania...

Ernesto Calabuig dijo...

Y eso que Berlín, después de todo, es una reconfortante isla, increíblemente más abierta que el resto de las ciudades alemanas. Este verano escuché a una guía turística que regalaba a su grupo una de esas frases tópicas que parecen sacadas de una revista, pero que creo iría bien para el contexto de cerrazón y xenofobia que describes en tu entrada: "La mente es como un paracaídas, que sólo funciona si se abre".

Anónimo dijo...

En el pueblito cercano a Madrid en el que vivo, hay grafitis no ya con la cruz gamada sino firmados por grupos Neonazis. La verdad es que asustan estos detalles grandes y pequeños.

Saludo

R.A.

Fernando Valls dijo...

Me parece que lo más positivo es que se ha producido un debate, al respecto, y se han condenado las posturas racistas e intolerantes. Y como se ha recordado estos días, en los últimos años se ha hecho mucho en Alemania por la integración, aunque los resultados hayan sido, me parece, modestos. Pero, como apunta Sara, los líderes de opinión han condenado casi unánimemente el libro de Sarrazin.

Fernando Valls dijo...

En los últimos días he recibido varios comentarios a esta entrada, lamentablemente Anónimos. Si se identifican los daré encantado.

Edu dijo...

Creo que llego un poco tarde a este debate, pues mi acceso a internet es limitado. Sin embargo, considerar que un grupo étnico sea superior a otro es algo ridículo y estúpido. En américa, por ejemplo, todavía se menosprecian a los aborígenes porque su cultura es inferior; cuando ellos incluso han colaborado en muchos campos como la medicina y han dejado un legado cultural que se ha fusionado con lo traído de la península. Esto por mencionar algo. Pero lo más ridículo es que algunos jóvenes pretendan ser neo-nazis y pretendan pertenecer a una "raza superior" cuando nosotros somos herederos de una diversidad cultural y racial diferentes. Lo que quiero decir es que todos vivimos en este planeta y todos somos iguales, a pesar de las diferencias. Siempre me ha atraído Alemania, y ese período histórico es triste. Pero saber que existe discriminación racial deja mucho para pensar que el camino todavía es largo.

Edu