lunes, 28 de abril de 2008

Javier Marías en la "laica, culta e independiente" Academia

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En junio del 2006 fue elegido Javier Marías miembro de la Academia de la Lengua, a propuesta de Claudio Guillén, Arturo Pérez-Reverte y Gregorio Salvador, para ocupar el sillón R que había sido nada menos que el de Fernando Lázaro Carreter. Ayer domingo leyó Marías su discurso de entrada, "Sobre la dificultad de contar", dedicado a la novela, tema muy presente en sus obras narrativas. Con su habitual gracejo le contestó Francisco Rico, "Breve aproximación a una teoría general de la vida y de la obra de JM", inmortalizado como personaje en varias de sus novelas. A pesar de que se lo habían propuesto antes (la primera vez en 1994), no había querido aceptar mientras viviera su padre, quien ha pertenecido a la institución durante más de cuarenta años.
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Se suma así Marías a Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo o José María Merino, con lo que algunos de los mejores narradores actuales forman ya parte de la institución ("laica, culta e independiente", como la ha definido Marías), a la que deberían incorporarse también -si es que se lo proponen y ellos lo aceptan, lo que está por ver- Cristina Fernández Cubas, Rafael Chirbes, y Enrique Vila-Matas, por seguir con los narradores.

Javier Marías (Madrid, 1951) ha cultivado la novela, la traducción, el cuento, el retrato (él los llama miramientos) y el artículo de opinión. Pero también es editor, y Rey de la isla de Redonda, aunque le diguste a Andrés Trapiello. Sus novelas, desde Todas las almas (1989) a la trilogía Tu rostro mañana (2002-2007), sin olvidar Corazón tan blanco (1993), forman ya parte de la historia de la narrativa española de las últimas décadas. Sus cuentos, en libros como Mientras ellas duermen (1990), Cuando fui mortal (1996), figuran también entre los mejores de estos últimos años. Y su reconocimiento, tanto nacional como internacional (su obra está traducida a más de treinta lenguas), es indiscutuible. Por tanto, en estos tiempos de comercialismo descarado y de experimentalismos literarios banales y archisabidos, en el que incluso algunos críticos y escritores rigurosos alientan estas modas pasajeras con argumentos que no tardarán en sonrojarlos, la literatura de Javier Marías sigue siendo un reducto de entretenimiento y reflexión, en el que a menudo nos refuguiamos los que seguimos apostando por la calidad, la exigencia y el rigor.
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A la izq., en primer término, el profesor Darío Vilanueva y el escritor José María Merino

Los que frecuenten sus novelas y artículos no ignoran que los diversos usos de la lengua, su utilización en la vida cotidiana, pero también en la ficción, ha venido siendo motivo de interés y preocupación de nuestro autor. Su labor en la Academia, por tanto, quizá pueda consistir en permanecer alerta contra los innecesarios anglicismos. Trabajo no le va a faltar al siempre joven Marías, diga lo que diga el profesor Rico, hombre de gran saber..

6 comentarios:

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Para los que le admiramos y leemos ha sido una gran alegría. Esta mañana he podido leer en la prensa algunos fragmentos de su discurso, pero voy a buscarlo en la red porque creo que es de una enorme lucidez.

Anónimo dijo...

Yo también me confieso admirador de Marías, de los que esperan cada uno de sus libros con placer anticipado. Y nunca me he sentido defraudado. Pero de su discurso de ingreso me ha molestado la referencia a Trapiello, en una guerra entre ambos que ya cansa, especialmente después de haber leido hace poco La manía de este último y sus ataques absurdos al Reino de Redonda, juego literario del que no entiende nada. Al menos yo, como lector de los dos, empiezo a estar un poco harto. Más sorprendente me ha parecido el ataque de Arcadi Espada al discurso de Marías: ¿qué esperaba que dijera un novelista sobre el lenguaje y la realidad?

Juan Carlos Márquez dijo...

Yo no me siento muy atraído por las novelas de Marías, pero sigo su faceta de articulista con gran interés. Me parece bien que un escritor tan sensato y culto forme parte de la Academia.

Fernando Valls dijo...

José,no he logrado encontrar los comentarios de Arcadi Espada. En su blog creo que no aparecen. ¿Puedes ponerme el enlace?
Juan Carlos, ¿has leído los cuentos de Marías? No puedo creerme que no te gusten.

Mery dijo...

Me confieso muy poco entusiasta de Javier Marías, sin saber bien el porqué. No me gustó la primera novela que leí suya y no volví a prestarle atención. Mea culpa.
Eso si, reconozco que su discurso es magnífico y que me alegra su nombramiento. En cambio, jamás comprendí el de Pérez_Reverte. Pero ese es otro cantar.

Saludos

Anónimo dijo...

Antes de todo, Fernando, disculpa el retraso en contestarte: he salido de viaje en el puente. Los comentarios de Arcadi Espada los leí en el blog que tiene en El Mundo, pero no puedo ponerte el enlace porque soy un patán informático (ni lo encuentro ni sé hacerlo). Supongo que, tarde o temprano, lo incorporará a su blog personal. Si no, puedes buscar en los archivos del periódico. Gracias.