viernes, 31 de agosto de 2012

Una difunta nos habla desde su esquela

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MARIONA VILALLONGA BORDAS
Yo, Mariona Vilallonga Bordas:
Fallecí el 17 de agosto del 2012 y fui incinerada por decisión propia. Mis hijas, Georgina y Mireia; mi yerno, Jaume; mis nietos, y toda la familia lo hacen saber a sus amigos y conocidos y les ruegan que le manden un beso cariñoso. La esquela, por deseo expreso mío, será publicada unos días después.
......................................................................................................Premià de Mar, 17 de agosto del 2012
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* Acabamos septiembre y el verano con esta sorprendente esquela, aparecida en el diario La Vanguardia el pasado 26 de agosto, en la que la difunta toma la palabra el mismo día de su fallecimiento para mandarnos un mensaje. No recuerdo haber visto nunca nada igual. Quizá lo más parecido sean los recordatorios que ahora se hacen cuando se bautiza a un niño, en los que el recién nacido se dirige a los invitados. En fin, la primera vez que se hizo debió de tener su gracia, aunque al repetirlo pierda todo sentido. Esperemos que a partir de ahora los difuntos no empiecen a mandarnos mensajes desde las esquelas. Démosles un poco más de tiempo para que se acostumbren a la vida en el más allá y luego ya veremos.      
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* El cuadro es del pintor chino Zhang Xiogang.
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15 comentarios:

Jesus Esnaola dijo...

Curioso. Llama la atención la frase "...y le manden un beso cariñoso". Al escribir la nota en primera persona debió decir "...y me manden un beso cariñoso". Esto me hace pensar que, aunque la idea fuera suya, no lo fue la redacción.

También yo espero que los muertos no comiencen a hablarnos desde el más allá a través de las esquelas, que también los médiums tienen derecho al trabajo.

Abrazos

Beatriz AA dijo...

Esperaba una esquela más "jugosa" ya que se ponía en primera persona, pero vaya... una bobada. Ganas de conjugar verbos imposibles... "morí".

No se te escapa una Fernando. Un abrazo.

AGUS dijo...

Una vez leí Fernando, que existe una empresa - norteamericana, creo - que tiene un servicio de e-mails para muertos. Es decir, tú te vas a morir, o tienes previsto morirte en las próximas fechas, y grabas una serie de mensajes que luego, una vez constatado el deceso, ellos se encargan de reenviar a sus destinatarios en fechas sucesivas, según tu expreso mandato y gusto. Todo ello, claro, sin que familiares, amigos y allegados sepan nada al respecto. En fin...

Abrazos.

Lola Sanabria dijo...

Los pelos de punta me ha puesto. Queda ese deseo de permanecer más allá de la muerte. ¡Y quién se resigna a desaparecer!

Abrazos desde el más acá.

Propílogo dijo...

Con todos mis respetos a la difunta y a su intención, a mí se me queda cierto regusto de culpabilidad, como si me dijera "me he muerto y ya no puedes hacer nada, ni conocerme, ni evitarlo...".
Pienso, por otro lado, que hay gente que no quiere delegar -tal vez con razón-, y que prefiere dejar todo bien terminado...
Alabo, eso sí, la originalidad del asunto.
Abrazos corfiotas y relajadísimos.
Gabriel

Isabel dijo...

Por llevar la contraria, y salvando la frase en cuestión, a mí me parece un alivio para los familiares, que les deje hasta la esquela organizada.
No es fácil, ni verdadero lo que muchas veces se escribe, incluso en las lápidas, para quedar de lujo ante los demás sin que te oiga la persona fallecida.

Pienso que debe haber varios motivos, y uno que me gusta es la aceptación de la propia muerte.

No suelo visitar cementerios, pero al ir inevitablemente, he leído algunos mensajes originales de despedida en primera persona.

Saludos cordiales.

Enmascarado dijo...

Creo que hasta en esto se puede llegar a heredar alguna de las estupidas costumbres americanas, pero bueno, comercialmente hablando, es posible que pueda llegar a ser un filón. Después de ésto, el recordatorio de la foto con el difunto tal vez compartiendo habitáculo...quién sabe.
Bueno, bueno.

Saludos

manuel nicolas dijo...

Ya que hablamos de esquelas donde yo vivo, antes no ocurría pero ahora sí (los avances de la técnica), las esquelas además de plasmarse en el periódico, las dicen de viva voz. ¿Cómo? Pues en la calle, con un coche, con altavoces. Como si se estuviera haciendo propangada de algún acto lúdico. Creo que todavía no han incorporado la voz del muerto a la megafonía, porque sino habría que empezar a hablar de esquelas psicofónicas.

Fernando Valls dijo...

¿Dónde vives, Manuel?

Elena Casero dijo...

¡Vaya con la difunta! la verdad es que yo ya había amenezado a mi familia con mis últimas palabras grabadas en cassette, o parecido, en lugar del responso insulso que se hace el día de la cremación. ¡qué mejor que un último comentario de despedida¡

manuel nicolas dijo...

Yo vivo en Murcia, aunque no ocurre en la ciudad. Es curioso. Esto sólo ocurre en las pedanías que circundan la capital. El pueblo donde yo vivo es Guadalupe y está a cuatro kilómetros del centro. Es para verlo.

Manu Espada dijo...

Una hicimos un ejercicio similar en homenaje a Nicanor Parra, que tenía una autoesquela, pero más creativa.

Manu Espada dijo...

Por cierto, es un ejercicio que debería hacer todo el mundo, no para publicarla, sino como concepción de uno mismo. Para que los demás se despidan de ti, mejor hacerlo uno mismo.

Susana Camps dijo...

A mí me parece poco serio para La Vanguardia, pero con lo que cobran por esquela supongo que uno tiene derecho a microrrelatar su muerte y aventuras como mínimo. También podría ser un nuevo género: el relato in extremis. Habrá que esperar.

Fernando Valls dijo...

Manu, la diferencia es que Nicanor Parra no la publicó como esquela en un periódico sino que la pensó, más bien, como una especie de poema visual.
Gracias a todos por vuestros comentarios.