viernes, 17 de agosto de 2012

En Oradour, por David Moreno

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Siguiente parada: Oradour-sur-Glane
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El cielo luce azul a la entrada del Centro de la memoria, denominación que indica que al pasar el cartel  vas a ver algo que no se debe olvidar, para que no se repitan los mismos errores.
Unos minutos después, mi corazón despistado comienza a cubrirse de gris.
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De las calles en ruinas, el viento se asoma enloquecido transportando aún los ecos del horror, de las gentes que allí padecieron la barbarie.
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Oradour, un pueblo pacífico, cercano a Limoges que en 1999 Jacques Chirac lo convirtió oficialmente en mártir aunque lo era de hecho desde el mismo 10 de junio de 1944, cuando los tanques de la División SS “Das Reich” dirigidos por el general Lammerding la “visitó” en su retroceso desde la costa Normanda.
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La línea del tranvía indica que era un pueblo próspero igual que refleja la presencia de coches y otros restos oxidados en plena calle.
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Hombres separados de sus mujeres e hijos. Los primeros, reunidos en seis grupos en los graneros donde les lanzaron granadas sin piedad; los segundos, en la iglesia donde habían colocado explosivos.
Estremecedor. Dantesco. No hay adjetivos.
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Contengo las lágrimas sólo externamente mientras maldigo la condición humana por permitir y repetir tales atrocidades.
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De vuelta en casa, sigo acordándome de este y otros pueblos y sus gentes. Y de cómo sigue repartiéndose por el mundo la sinrazón. Ojalá nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos no tengan que vivir nunca episodios parecidos.
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* David Moreno Sanz (El indio o No Comments en la blogosfera) es natural de Zaragoza (1976). Sus microrrelatos han aparecido en varias antologías, obteniendo además diversas distinciones. Pueden verse en su blog: http://microseñalesdehumo.blogspot.com
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* Os recuerdo que podéis mandarme vuestras crónicas de viajes. Publicaré encantado aquellas que me gusten.
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7 comentarios:

Javier Ximens dijo...

Estremece tanta ruinas. Me ha recordado a nuestra Belchite. En esos lugares perdura aún el dolor. Venga, David, enhorabuena por subir a La Nave.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Esta crónica de Don David es un viaje al corazón de la barbarie, del despropósito, de la crueldad y la sinirazón humanas.

Me alegra encontrarlo a bordo de la Nave.

Un abrazo,

Elysa dijo...

Es difícil contener las lágrimas ante esas imágenes, ante todas esas vidas truncadas por la sinrazón.
Buena crónica, David. Me alegra leerte en La Nave.

Besitos

Beatriz AA dijo...

¡No conocía ese lugar ni la existencia de esas ruinas (en todos los sentidos)!
Muchas gracias amigo Indio.
Abrazos

David Moreno dijo...

Gracias Ximens, Pedro, Elysa, Beatriz por vuestros comentarios. Por supuesto gracias a Fernando por permitirme embarcarme en su nave, llena de locos...

Un saludo indio cargado de paz y amor
Mitakuye oyasin

Laura dijo...

Me impacta la imágen de la máquina de coser, es como si esperara, oxidada por el paso del tiempo, para remendar el desastre ocurrido.

¡Bien narrado! aunque es imposible no conmoverse.

Un abrazo.

PD: A ver si a la tercer intento de comentario ...es posible...

Lola Sanabria dijo...

Calor en esta crónica, es lo que yo veo, Indio. Llamea aún el pasado.

Abrazos a pares.