domingo, 5 de agosto de 2012

En Omaha Beach, por Javier Ximens

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Omaha Beach
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Es una playa como todas: una franja de arena que separa el verde de las praderas del azul del mar. Una brisa tibia, un olor salado, un acariciar de olas. Pero no. Al llegar ya se te encoge el corazón, se avivan los sentidos, vuelan los recuerdos leídos, los documentales vistos y la tristeza te va humedeciendo por dentro. Nada rememora, al principio, lo que allí ocurrió, pero según caminas descalzo por la arena empiezas a sentir dolor, mucho dolor, temes que el pie profundice y salga sangre. Miras al mar y ves miles de hombres y cientos de embarcaciones, un ruido ensordecedor de metralla, gritos y llantos. Miras a la colinas y entre el verde ves relámpagos de fuego. Miedo a ambos lados. Doy la mano a Saly, permanece muda, sus ojos azules brillan con las lágrimas. Sé que piensa en ellos y en sus madres. Nuestros corazones duelen. Vemos nidos de ametralladoras, bunkers, trincheras aún no cicatrizadas y monumentos conmemorativos. Sentimos la necesidad de salir de allí. Cuánto dolor, cuánta muerte, cuántos jóvenes murieron allí, fruto de la barbarie.
Acongojados nos acercamos al cementerio norteamericano. Impresionan las miles de cruces blancas alineadas hasta el futuro, con el mar al fondo, sobrevolando la playa del desembarco. En el museo hay un libro de visitas. Solo se nos ocurre poner: "Gracias, tíos".
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Os recuerdo que podéis mandarme vuestras crónicas de viajes. Publicaré encantado aquellas que me gusten.
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19 comentarios:

Javier Ximens dijo...

Muchas gracias, Fernando, por permitir un polizón en tu nave.

Beatriz AA dijo...

Las playas del Desembarco... estuve allí a los 19 años, nos llevó mi padre, vimos los bunker... La historia de la 2ª guerra mundial, a principios de los 80, aun era importante, y había películas, libros, hasta juegos de estrategia... Hace poco vi en La 2 (en un documental) este episodio que rememoras, Ximens, por el papel que jugó un espía doble español, Juan Pujol.

Un abrazo.

Yashira dijo...

Emocionante Ximens, muy emocionante este viaje. Aunque sea tan triste a la vez.

Besos a ambos.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Además de disfrutar de su crónica, para mí es una alegría inmensa encontrar a Don Javier Ximens a bordo de esta nave.

Gracias por invitarlo a embarcar, Fernando.

Un abrazo,

Elena Rius dijo...

A mí también me impresionaron los recuerdos de la IIGM que están diseminados por la costa normanda. En mi caso, como acababa de ver la espléndida serie "Band of Brothers" (Hermanos de sangre), que recrea las peripecias de la división 101 Aerotransportada americana, aproveché para emular su recorrido. Resultó fascinante contemplar in situ lo que vimos antes en pantalla.
Por cierto, casi tan estremecedor como el cementerio americano es el alemán, que no tantos visitan.

Citizen_0 dijo...

Un escenario así, merece una crónica de esta calidad. Muy emotivo y desde luego, para los que no hemos estado, muy cercano.

Un aplauso, si señor.

Lola Sanabria dijo...

El desembarco no fue un paseo, desde luego que no. Y tú lo has reflejado al máximo, Ximens.

Abrazos solidarios a anfitrión y visitante.

Elysa dijo...

Muy emotiva esta crónica, tanto como espeluznante fue aquel desembarco, consigues transmitirlo.
Una alegría encontrar a Ximens navegando en La Nave.

Besitos

Nicolás Jarque dijo...

Es una crónica que estremece por como está contada y por haber elegido un lugar con tanta historia. Con lo que sucedió en aquella playa la guerra empezó a decantarse del lado aliado.

Me alegro mucho de haber leído esta publicación de Ximens en esta página. Tanto uno como otra son referentes del mundo blogistico.

Buen conjunto.

Abrazos.

Mónica dijo...

¡Qué riqueza significa conocer esa costa desde los ojos de un observador tremendo! Me ha gustado muchísimo. Ya estoy acostumbrada a leer a Ximens pero cada vez me gusta más.

Javier Ximens dijo...

Muchas gracias a todo por vuestros comentarios. Deciros que Normandía merece la pena ser visitada, tanto toda la zona del desembarco como sus ciudades y pueblos: Rouen con el Aitre St-Maclou (Patio antigua leprosería); Honfleur; Etretat (playas que pintó Monet), Caen; Bayeux (Tapiz de la reina Matilde); Rennes; y el imprescindible Monte Saint-Michel; y luego, con tiempo por Bretaña, ya sabéis donde Asterix y Obelix.
Y gracias, Fernando por dejarme este camarote.

Susana Camps dijo...

Un placer encontrar aquí a Ximens y poder mirar con sus ojos un capítulo de la historia.
Abrazos

Arte Pun dijo...

Gracias Ximens por dajarnos oler esa playa. Emocionante.
Y gracias Fernando.

Saludos

Laura dijo...

Muchas de tus frases en este desembarco : las sentí cuando visité Normandia. Al principio no me atraía la idea de visitar cementerios, pero...tras el de EEUU, siguió el canadiense y después el alemán.

A mí se me heló la sangre. Y también escribí un microcuento ficcionado a cerca de lo que ocurrió en Pont Du Hoc. La titulé "Lluvia de cruces blancas" (en las entradas de abril) y la acompañé con un apunte rápido que realicé allí mismo : a pie del acantilado.

Me gusta la emoción de que has impregnado tu breve relato y ese final desgarrador de agradecimiento a quienes dieron su vida por terminar con un atropello.

¡¡Enhorabuena por esta publicación en la Nave!! ¡¡eres too un afortunado!! : Felicidades Ximens.

David Moreno dijo...

Impresiona la verdad. Y normandía también.

Por cierto, es posible que Fernando publique una crónica mía que tiene que ver con la tuya, aunque es un episodio posterior...

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Raquel G dijo...

Muy emotivo. me dejó pensando en miles de pasados que nunca llegaron a ser. Pero también me quedo con "esas cruces alineadas hasta el futuro" que pueden estremecer a alguien en el hoy, y tal vez... hacer recapacitar a algún poderoso... o al menos, eso quiero.

Mar Horno dijo...

Esto es más que una crónica. Enhorabuena Ximens. Un abrazo.

Raúl dijo...

Paisajes. También humanos.

Loli Pérez dijo...

Impresiona este relago por el arte con que une emociones e imágenes.

Abrazos