Un amigo, periodista y escritor de calidad, me cuenta que cuando su suegra se queda en casa, por las mañanas desayuna con ella y le lee algunas piezas literarias. Hoy, por ejemplo, me comenta que le ha leído varios poemas de Ildefonso Manuel Gil, entre ellos el que se titula "Los fusilamientos de La
Moncloa", basado en el cuadro de Goya, y tres o cuatro piezas de La danza de
las horas, el libro de Gemma que acaba de aparecer publicado en la editorial Eclipsados. Lo que nos gusta a mi amigo y a mí es que su señora suegra está asomándose a la poesía y también, quizá sin saber muy bien qué es, al
microrrelato. Y mi amigo, entre tanto, se ha convertido en un lector por horas, como aquel personaje de una pieza excelente de José Sanchis Sinisterra.
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9 comentarios:
Siempre me ha parecido hermoso leerle a otra persona. Más si como este amigo, se tiene buen gusto al elegir las lecturas.
Abrazos
Me gusta leerlo e imaginarlo al revés, como un espejo, y ver a la suegra leyendo para él. Inquietante y a la vez sumamente enternecedor. ¿Será el camino para reconciliarse con las suegras y acabar por fin con su mala fama?.
Que así sea.
Saludos
¡Jo, con una suegra así, cualquiera! Bueno, también es que ha elegido muy bien las lecturas... tomaré nota del método.
Besos
Las suegras necesitan de buenas lecturas.
Los yernos necesitan leer aunque sea para las suegras.
Salud
Francesc Cornadó
Soy diario lector de su blog (incluso usted me regaló una vez un libro -La dama de la furgoneta-por un mini concurso que gané aquí sobre una fotografía con libros + J.M.Merino, sobre el cual no tuve ni el detalle ni la "decencia" de comentar qué me pareció la lectura de dicho libro.
Leyendo hoy esta entrada sobre una suegra lectora-escuchadora, quiero felicitar a tan agraciado "poseedor". Yo tengo un blog "casero" (lo conoce poca gente..hay tantos blogs...)en el que pongo "Una al día" (algo que quiere ser poesía) y un "Me acuerdo" (plagio de tantos Me acuerdo) La cuestión, y no me enrollo más, es que hice dos Me acuerdos seguidos dedicados a mi suegra. Estos son por si usted bien quisiera incluirlos en su blog:
ME ACUERDO CXXVII
Me acuerdo de que cuando me casé mi suegra enseguida fue a nuestro piso y empezó:
-Este cuadro lo ponéis aquí, ese otro allí, la mesa en este lado, esta lámpara más allá…
Yo la corté diciéndole:
-Señora, qué bien le va a quedar a usted mi piso…
ME ACUERDO CXXVIII
Me acuerdo de que mi suegra nos trajo al piso un jarrón chino de metro y medio de altura por dos de ancho por lo menos. Era un regalo de boda de no se quién de su pueblo (Cheles, pasando Olivenza, a quinientos metros o poco más de Portugal, por dónde está situada la presa de Alqueva). Nada más verlo cogí el espantoso jarrón como pude y le dije a mi señora esposa:
-María Jesús ¿lo tiro ahora por el balcón o espero a que se vaya tu madre?
Gracias y un saludo.
La literatura tiene unas capacidades asombrosas y son vínculos con la tradición oral, los que provoca, que siempre pueden recuperarse, a pesar de las suegras, los nueros...un buen poema o un relato opera el milagro de la comunicación.
Saludos
Manuel
Es fácil imaginar una escena así a quien disfruta con la lectura. A mí me has recordado que hace años estaba sin trabajo y contemplé la posibilidad de leer por horas a quien lo necesitara, surgió otra cosa y abandoné la idea.
Más adelante mientras cuidaba a mi madre, enferma de Alzheimer, era ella la que me recitaba las poesías de su infancia y podía ver la alegría en su rostro.
¡Qué hermoso título tiene el libro de Gemma! Tengo ganas de disfrutar con su lectura.
Saludos cordiales.
Esto es elipsis Fernando, entre toda la historia de la suegra y el yerno lector aparece el libro de Gemma que estoy deseando tener ya sea para leerlo yo, para leerlo a otros para que me lo lean...
Aberazos a los dos
Como Alberto Manguel con Borges...Fue su lector (el genio argentino tuvo varios durante su vida). Escuchar a Alberto lo que rodeaba esas lecturas merece la pena.
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