Pintura y literatura son vasos comunicantes. Así parece demostrarlo la
selección de poemas inéditos del pintor Pablo Palazuelo que la revista Turia
brinda a los lectores en su nuevo número (103, junio del 2012), además de un monográfico dedicado a Jorge Amado, el cual se distribuirá este mes de junio.
Uno de los grandes nombres propios del arte español del siglo XX confirma, a
través de diez textos escritos en 1961 y nunca publicados hasta ahora, su
singularidad como creador total.
Pablo Palazuelo (1915-2007) aseguraba que crear es transgredir. Y, según sus propias
palabras, la poesía nos ayuda a “ver lo no visto antes, a conocer una parte de
lo desconocido”. Siempre creyó que poesía y pintura le permitían avanzar en la
necesidad ineludible de ahondar en las apariencias, de indagar en la penumbra,
en el abismo del viaje interior llevado a cabo por un creador polifacético (pintor,
escultor, grabador y poeta) cuya obra de apariencia sencilla ocultaba una gran
complejidad teórica. Un proyecto riguroso, solitario y de gran calado sobre los
lenguajes verbales y plásticos que procedía de sus lecturas de autores como
Mircea Eliade, Gaston Bachelard o la filosofía oriental.
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El responsable de este rescate cultural es el historiador y crítico de
arte Alfonso de la Torre, quien apunta que esta obra lírica "es
reflejo del incesante quehacer del creador, de donde surge, tras múltiples
ensayos, la versión final, después de idas y venidas sobre los versos,
infatigablemente movidos en diversas posiciones, nerviosos, hasta alcanzar un
punto final, uno de de sus posibles finales. Versos evocadores de la poesía
hermética, invocadores de esa búsqueda sobre aquello que no está al alcance de
la visión”. Por eso, quien fuera descrito en alguna ocasión como “heredero de Rimbaud”, tuvo entre sus autores favoritos a
William
Blake, Holderlin, Mallarmé, Novalis y Valery, además del citado Rimbaud. Y
todo ello sin olvidarnos de la amistad intensa de Palazuelo con dos grandes
poetas franceses de su tiempo, habituados también a la reflexión sobre el arte:
Yves Bonnefoy y Claude Esteban.
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La antología que brinda Turia incluye diez poemas inéditos procedentes de
uno de sus llamados Cuadernos de París, fechado en 1961. Entre ellos, destaca
el titulado “Visión de la mañana”, que reproducimos a
continuación: .......
Visión de la mañana
tierra que empieza en la
cima del tiempo, centro de
toda orientación, de los espacios dispersos.
Montaña receptáculo de auroras
creciendo hacia las luces infinitas
y raíz de todas las montañas.
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De donde se precipita
corriente de agua viva.
Fuente de luz que riega los
árboles inmortales fecundidad
de todas las formas.
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Las raíces en el aire el árbol
penetra sus ramas en la tierra
y da frutos de fuego rojo
en el blanco rodeado de negro.
Cierta noche en que el Sol luce
y la luna resplandece como el Sol
en el centro del mundo.
Tierra de visión.
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1 comentario:
Palazuelo siempre ha sido un hito, junto a Paul Klee y Tàpies de lo que es para mi la idea de una obra de arte, aunando emoción formal y poética, y en su caso además con el número como instrumento, el colmo de la abstracción . No sabía que había escrito poemas, así que intentaré conseguir ese nº de Turia para leerlos y conocer algo más de mi admirado Palazuelo. Me hubiera gustado mucho saber hasta donde habría llegado su obra si no hubiese muerto.
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