Mentirosa
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Observa cómo la fila se hace cada vez más corta. Dentro de
nada le tocará a ella. Mete el dedo justo donde se está descosiendo el
dobladillo del uniforme. El hilo se tensa sobre su dedo y al final cede a la
presión.
Esta vez solamente tiene una pelea con su hermano y una
desobediencia a su mamá. Tonterías. Necesita urgentemente algo más.
Se da la vuelta y, sin que venga a cuento, le dice a su
amiga que le han comprado un perro blanco.
Ya le toca. Se acerca algo más tranquila al haber podido
añadir una mentira a la raquítica lista de pecados que tiene esta semana.
Se arrodilla ante la celosía de color caoba, suspirando por
hacerse mayor para aprender a pecar de verdad y así poder impresionar a ese
cura tan guapo que han traído las monjas para que practiquen los rituales de la
primera comunión.
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* Paz Monserrat Revillo (Tortosa, Tarragona, 1962) vive en Molins de Rei (Barcelona), es licenciada en Biología por la Universidad de
Barcelona y tiene un máster en Educación ambiental por la UNED. Es profesora de
instituto y coautora de libros de texto para bachillerato de la editorial
Teide.
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* El cuadro es de José Manuel Broto.
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10 comentarios:
Genial, Paz. Yo también me inventaba pecados, pero no para impresionar al cura, era para pasar desapercibida. Y también porque con pecadillos pequeños pretendía ocultar aquellos pecados que nos decían que eran mortales.
Gracias Araceli ,me siento acompañada, así que era algo global ¿eh?
Nuestras infancias monjiles son un filón. Lo de esas colas para confesarse sí que era un pecado mortal.Nosotras tuvimos la suerte de tener un cura jovencito muy guapo, al que llamábamos "mosén bombón".Fue un buen entreno para las futuras Lolitas.
Los rituales de la primera comunión, la palabra "rituales" añade mucha más distancia e incomprensión a todo el rollo de los pecados y de las confesiones que cuentas. Me parece una palabra excelentemente usada, justo ahí
Relato tremendamente visual, a pesar de que la narración se centra más en los pensamientos y las inquietudes del personaje, que en la descripción de la escena. Será quizás porque conecta fácilmente con un entorno que todos hemos vivido, y en el que basta conjugar el verbo "arrodillarse" para pautar de manera eficaz el movimiento esencial.
La inocente malicia de la protagonista es contagiosa. Mis recuerdos de esa época se centran en el día de mi confirmación, cuando, después de una espera inacabable, me tuve que poner de rodillas frente al obispo para recibir una hostia en plena cara, indicando que ya podía recibir el sacramento de la comunión.
Creo que si todos nos pusiéramos a evocar recuerdos, saldría una enciclopedia. Un abrazo a Paz y gracias por su relato.
Me ha encantado la mentira de última hora.
Bien contado, muy visual y evocador de otros tiempos (o eso espero).
Un abrazo Paz
Si, espero que definitivamente sean de otros tiempos. Muy buena idea la de Pedro de verter todas las historias de este estilo en negro sobre blanco, sería muy catártico y divertido para toda una generación .¿ "Rituales"? podría ser el título del libro.
Gracias por los comentarios y los abrazos!
No conocía a Paz Montserrat Revillo, Fernando y -a la vista del botón de muestra- es un fallo que debo corregir.
Este micro, además de las virtudes apuntadas por Pedro, tiene un pulso narrativo magnífico y creo que gracias a su potencia visual y ese ritmo acompasado se hace con una actitud lectora muy próxima. Yo nunca comulgué, ni siquiera asistí a una clase de catequesis y sin embargo me sentía pegado a la protagonista.
Un abrazo y gracias por traernosla hasta aquí.
A la autora, mi enhorabuena por la pieza.
¡Glups!¡Gracias!
Ya te lo han dicho todo, sólo me queda felicitarte por saber plasmar tu idea con tanto acierto.
Saludos
Me gusta, me gusta esa actitud "infantil" pasando a la pubertad, esa línea tan poco definible que a todos nos ha pasado.
¿Cuán eres adulto? ¿Cuándo no?
Besos y felicidades!
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