domingo, 16 de septiembre de 2012

Cortázar: tapas y lomos

.....
Uno de los asuntos que más me ha llamado la atención, en esta impresionante recopilación de la correspondencia de Julio Cortázar, es su constante interés por todos los elementos que componen el libro, por el diseño de la cubierta (la tapa, en Argentina) y el papel protagonista que para él tenía el lomo, no en vano -lo recuerda- es lo único que acabamos viendo cuando el libro está colocado en la estantería. "El lomo no lo es en absoluto sino que es la cara del libro, su parte más importante y más viva", escribe en 1962. Y todo ello a pesar de que en 1960 afirma que siempre fue un negado para las artes gráficas.
Hasta tal punto le interesaban estos temas que, a pesar de la distancia, de París a Buenos Aires, le cuenta a Francisco Porrúa, su editor, cómo se imagina sus libros, e incluso le manda maquetas con posibles ideas para su realización. Así, por ejemplo, para las Historias de cronopios y de famas le suguiere una caja insólita, más ancha que alta, con los textos ilustrados y generosos márgenes y blancos entre las distintas piezas.  Cuando recibe el libro, editado en Argentina por Minotauro, se queja de que en el lomo su nombre ha quedado reducido a J. Cortázar.
Para Rayuela piensa en un cuadro de Dubuffet, "con un graffiti mostrando el dibujo clásico de cualquier rayuelita de barrio", o en una rayuela que se extienda por la contracubierta, ocupando incluso el lomo.
En la práctica, quizá por motivos econónicos, nunca llegaron a cuajar del todo sus ideas y como él temía le encajaron la rosa en el zapato. Espero, sin embargo, que en alguna ocasión alguien se atreva a editar Rayuela con el lomo y la tapa que a él le hubiera gustado. No parece que, a estas alturas, sea mucho pedir.
.......

    ........

2 comentarios:

Araceli Esteves dijo...

Pues es una portada preciosa, mucho mejor que la que eligieron.

tsb dijo...

Dicen que ancha es Castilla, pero mucho más ancho es este Universo virtual donde los mejores puertos donde atracar durante un rato, son aquellos a los que se llega sin brújula, con el timón suelto y la vela arriada. Al pairo deje mi nave y aquí a tu hogar de letras he arribado. Me ha gustado lo que he visto y para saber volver he dejado una pequeña huella que me sirva de marcación para tomar demoras en próximas arribadas.

Saludos.