lunes, 7 de febrero de 2011

De la crítica literaria y de los críticos

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Cada vez resulta más frecuente leer reseñas que se limitan poco más que a resumir el argumento de un libro. Me temo que este tipo de supuestas críticas sirven de poco, entre otras razones porque el argumento apenas nada nos dice sobre los componentes más valiosos de una narración. Para un lector exigente, la crítica sólo tiene sentido si parte del conocimiento, se sustenta en un análisis acerca de los principales elementos que componen el texto y lo singularizan; y, por último, se basa en una valoración del libro. El juicio literario, por tanto, debe fundamentarse en el análisis y la argumentación; de nada vale, y nadie medianamente sensato lo cree, si supone sólo un panegírico o una crítica mal fundamentada y sin mesura. Pero una reseña es, además, una pieza literaria en sí misma que debe elaborarse a partir de la organización del contenido y de sus partes, a fin de que pueda leerse con gusto e interés, ayudándole al lector a comprender y valorar mejor el libro. Visto lo visto, hay que seguir creyendo en el principio de autoridad, sobre todo cuando se juzgan materias especializadas, como puedan serlo el cine, la música, el arte o la literatura, aunque el juicio no tenga valor en función de quien lo emita, o del medio en que se reproduzca, sino de su mayor o menor capacidad para aclarar y satisfacer las necesidades del lector. Nunca he entendido, por tanto, esos juicios lapidarios, siempre elogiosos, claro, que las editoriales colocan en las solapas de los libros, del tipo:
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"Esta es la mejor novela del año"
The New York Magazine
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"Habrá un antes y un después en la literatura española tras la publicación de este libro"
Chus Mendoza, Revista Huevera
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A mí, como lector, lo que me importa es la valoración de alguien de quien me fíe y a quien respete o, al menos, de aquel capaz de conseguir que me tome en serio cuanto expone y razona, pues al hacerlo obtengo la impresión de que sabe de lo que habla o posee un juicio bien fundamentado sobre el asunto. Por eso no puedo tomarme en serio los elogios de los Chus Mendoza (es un nombre inventado) de turno. Por el contrario, existen críticos cuyo bien fundamentado juicio sobre un libro me lleva a leerlo; al tiempo que me resulta indiferente cuanto digan otros, porque siempre tengo la impresión de que hablan por hablar, y la crítica para ellos constituye un mero ganapán, ya que por lo visto lo único que pretenden es que les paguen los 150 euros asignados a una reseña, hacer caja, y a otra cosa mariposa... Así, lo primero que deberíamos exigirle a un crítico es conocimiento de la materia, independencia, sinceridad y, desde luego, capacidad suficiente para articular un discurso analítico y crítico que fuera coherente. Y algunas cositas más, pero por hoy ya basta.
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36 comentarios:

Araceli Esteves dijo...

Se trata de la mejor novela del año, es lo mismo que no decir nada. O peor, es decir que se trata de un best seller de esos que la gente lee por contagio.
Supongo que no debe ir mal para los bolsillos de las editoriales cuando repiten la fórmula una y otra vez.
Pero desde luego que eso nada tiene que ver con una crítica literaria.Es más bien una técnica publicitaria no muy alejada de un anuncio de detergente.

Elena Rius dijo...

Totalmente de acuerdo con lo que dices, Fernando. Contar el argumento de un libro no dice nada en absoluto sobre sus bondades, o carencia de ellas. Imaginemos la reseña en este estilo de "Madame Bovary": "Una mujer casada de provincias se aburre, tiene un par de amantes, contrae deudas y al final se suicida". Un folletín, sin duda.

Juan Carlos Chirinos dijo...

Qué necesario que lean esta entrada los responsables de todos los suplementos culturales de este país, Fernando; lo que describes lo leo cada semana, cada mes, en las (poquísimas aún) publicaciones que se dedican a hablar de libros aquí. Es rarísimo leer una reseña que resulte útil para algo más que para conocer la filias y las fobias de quien la escribe, y que se acuerde de que los lectores andamos en busca de consejo, porque no podemos gastarnos todo el dinero que queremos en libros.

Lo primero que hace falta es una crítica exenta de la "coacción" instalada en el sistema editorial español: si no recomiendas mi libro eres mi enemigo y por lo tanto te perseguiré; si hablas bien de mi libro, desbórdate como un manantial sin razón; si hablas mal del libro de mi enemigo, ensáñate sin razón a lo sumo, si no te gusta mi libro y tienes la obligación de reseñarlo, descríbelo, hazte el loco y no orientes al lector. Soy pesimista y creo que esto no va a cambiar: No olvidemos que el vergonzante affair Atxaga-Echeverría fue un aviso para navegantes que toda la "comunidad" entendió muy bien.

Esto es lo que hace que los suplementos literarios sean cada vez más aburridos de leer, y resulte más entretenido ir a las redes sociales de lectores de libros, que al menos estos no se cortan y dicen lo que piensan pues no deben fidelidad a nadie más que a ellos mismos.

Saludos!

Fernando Valls dijo...

Juan Carlos, a los responsables de los suplementos literarios esta perorata les suena a música celestial... Pero las críticas que se leen en la red tampoco son para tirar cohetes, ni muchos menos; la mayoría ha reproducido los vicios de los periódicos y revistas, tanto en la siempre significativa selección de los libros como en el comentario que se hace sobre ellos.
Gracias por vuestros comentarios y saludos.

Propílogo dijo...

Volvemos a hablar de criterio. Me gusta.
Supongo que antes de encontrar ese alguien de quien fiarse hay que llevarse algún chasco.
Mi fobia personal es leer la palabra "Hilarante" en la contraportada.
Saludos

hombredebarro dijo...

En cuanto a las reseñas de la red,totalmente de acuerdo contigo, Fernando. Me parece que muchos blogs y muchos autores funcionan con esos esquemas simplistas del elogio. En cuanto se introducen matices y se ponen peros, y no se dice que es el mejor libro del año, se desinflan, cuando no se molestan. Pero es que los lectores lo que quieren es que les digan eso, que el libro que van a comprar es el mejor producto a su alcance. Los lectores tampoco aceptan matices, quieren rentabilizar al máximo su inversión con la "calidad".
Un saludo a todos.

Joaquín Parellada dijo...

Como en tantas cosas, para escribir una crítica correcta se puede empezar por imitar o emular, siempre que los modelos sean escogidos con "criterio". Léase, por ejemplo, la crítica de Mainer sobre la última novela de Marsé (o cualquier otra del mismo autor: todas son ejemplares)o las de Pozuelo Yvancos. Cualquier reseña de ambos compensa cientos de suplementos soporíferos.
Saludos,
Joaquín

Juan Carlos Chirinos dijo...

Quizá, también on line, hay miedo a decir "este libro no me gusta por esto y por esto" porque, como ya sabía Baudelaire, para hacer eso hay que tener dos buenos puños... cuando hablaba de redes sociales me refería a páginas poco visitadas por escritores y críticos pero sí por montones de lectores como "anobii" y por el estilo: no hay rigor, pero por lo menos sirve para saber qué le gusta a la gente y qué no. Qué bueno sería contar con una página como "anobii" pero de críticos, de gente con la autoridad que señalas pero que además no se arredre antes el supuesto poder de algunas vacas sagradas de este país. Por mi parte, leería esa página todos los días.

Fernando Valls dijo...

Antonio, tienes razón. Aprovecho para decirte que me pareció valiente y bien hecha la crítica que le dedicaste al incomprensible último Premio Setenil.
Abrazos a todos.

Nuria Mendoza dijo...

Os copio un fragmento de la entrada de Muñoz Molina en su blog hace unos días, que hace referencia también a la crítica:

(...) En España hay muchas veces una idea taurina de la crítica: orejas o bronca. Y como el espacio que dan los periódicos es cada vez más reducido, y como está mal pagado ese ejercicio, y como entre nosotros cada uno tiende a exhibir como condecoraciones sus filias y sus fobias, el resultado pocas veces es una guía competente sobre lo que vale la pena o lo que no. Por no hablar de la música que no sea el pop más comercial, que casi ha desaparecido por completo. Es un escándalo casi diario que actúen músicos admirables y orquestas internacionales en España y que los auditorios se llenen y que los periódicos no se molesten en darse por enterados. La gran música -hay gran música en cualquier género- cada vez es menos guay.

Ese vacío, por fortuna, lo están ocupando muchos blogs. Algunas de las críticas más sólidas, más penetrantes, más argumentadas en sus juicios de valor, ya suceden muy lejos del papel impreso. La crítica es una conversación civilizada que sucede en un blog o en un café o en un aula o en las páginas de una revista o de un libro. Como toda conversación civilizada, admite el apasionamiento y hasta la impertinencia, pero quizás no el sectarismo".

Fernando Valls dijo...

Nuria, estaría muy bien que Muñoz Molina nos dijera a qué blogs y a qué críticos se refiere. No debería guardarse para él sólo una información tan valiosa.

hugo dijo...

Hola Fernando:

No puedo menos que estar de acuerdo contigo en las líneas generales de la entrada y, sin duda, me quedo con la frase en la que caracterizas lo que significa un "lector exigente". Pienso que ahí reside una de las verdaderas piedras de toque. ¿Hasta qué punto a un suplemento literario o revista de difusión literaria les interesa "las exigencias del lector"? A tenor de lo que circula por ahí, concluyo que poco o nada.

Un periódico, una revista literaria son productos que se han de vender en el " libremercado". Los textos, cuando se convierten en libros devienen en "productos" que los grupos "pulpos", "pulpitos" o "calamres" editoriales han de vender y vender porque lo que importa es siempre la cuenta de resultados. ¿Hay alguna "prensa independiente" de alguno de estos pulpos? Me temo que la respuesta es obvia.

Todo es parte de un circo que dan risa y pena a la vez -y lo afirmo y lo sostengo porque he conocido casi todas las caras del prisma, porque sé lo que suponen las "urgencias" de las reseñas y sus "papeleras", porque conozco de sobras el lado "darck" de los informes editoriales o de las correcciones de estilo "Fulano es un traductor de la reostia, toca sólo imprescindible" Y si no tocas todo el texto aquello no hay por donde pillarlo, conozco de sobras todas esas puñeteras miserias... y dejo de llorar porque esto ya parecerá un tango de los malos-.

Otro aspecto que tocas es el de la solvencia de una reseña como crítica literaria. La reseña pasa por ser la parienta pobre, la "Cenicienta" de la crítica literaria -la obsesión por las medidas del pie y del zapatito de cristal suelen llevarse a extremos casi esperpénticos-. Suelo fiarme poco de quién escribe y observar por donde va el texto. Existen excepciones como fue el caso Rafael Conte o como es el de Saladrigas, por poner dos ejemplos. Más allá de los peros, fobias y filias es innegable la calidad crítica e intelectual de ambos -de Conte se podría discutir su postura ante la cuentística de Cortázar y de Saladrigas ¿por qué nos tenemos que leer toda la literatura del Este de Europa?-. sin embargo, lamentablemente,lo que abunda son los/las "Chus Mendoza" no sólo en la firma, también en el tono y precipitación de de los textos de algunas "vacas sagradísimas". Es decir, siempre me interesará el texto puro y duro que tengo delante. Luego se espera que, convertido en consumidor y, cuál ménade dionisíaca,me abalance sobre la mesa de alguna librería o libródromo en busca del libro. Si las expectativas se cumplen o no ya es parte del grado de depresión de cada uno.

uufff!! Y acabo, auque podríamos seguir hablando del tema toda la noche. Pido disculpas a tus lectores por este abuso de extensión, pero hay temas que me pueden.

salut,

hugo

ca dijo...

¿Hay expectativas de cambiar la crítica en España?, ¿de entenderla de una manera constructiva?, ¿de un juego más dentro de la literatura?, ¿de hacerla congeniar con la figura de lectores obsesivos que somos?, ¿de huir de las imposiciones y de las imposturas? Habría que agudizar la letra un poco más -dibujarla con pronunciadas subidas y bajadas- aunque eso suponga condenarnos. Un saludo, Fernando, y gracias por tu entrada, por servir de conciencia a todos los que intentamos reseñar.

Anónimo dijo...

Tal como funciona el mercado del libro, la crítica tiene cada vez menos influencia sobre los lectores. Qué empresarios (editores, libreros, distribuidores, etc.) querrían confiar su negocio a que unos sabios dijeran si lo que venden está bien o mal, merece la pena o no. No, se trata de que los críticos pierdan influencia o de minimizar el daño, a veces comprando ese posible daño con publicidad en los medios. Hay revistas literarias en las que no coincide reseña y publicidad en la misma página de puro milagro. No hay más que ver los mejores libros del año según los críticos de los principales suplementos: normalmente, coinciden estos en un ramillete de editoriales, las que más invierten en publicidad literaria. Se trata, pues, de una crítica dedicada a opinar sobre la literatura que mueve algo de dinero. En cierto sentido, una crítica literaria que funciona como la academia que selecciona los candidatos a los Goya: no tienen en cuenta todo el cine español, sino (sólo) aquel cine español que ha sido estrenado en salas comerciales y además ha obtenido cierta repercusión en estas. El dinero es un valor por encima o por delante de cualquier otro valor posible. ¿Crítica independiente? ¿Al margen de los grupos editoriales? ¿Crítica en blogs? Esta crítica en la red resta influencia a la crítica de los medios en papel. No es necesariamente mejor que la de los medios de papel. Es una crítica que suma y resta al mismo tiempo. ¿La solución? Sentido crítico. Exigir, exigir, exigir.
Nicolás Melini

Fernando Valls dijo...

Nicolás, planteas muchos problemas y no todos tiene que ver con la crítica. Tenga poca o mucha influencia, la crítica me parece que resulta imprescindible en un sistema literario sano, por la propia ecología del medio. Puede que tenga poco que ver con la venta de los libros comerciales, pero me parece que influye algo más en la venta de los literarios. Y en lo que sí tiene un papel relevante es en la lenta gestación del canon y en sus movimientos de actualización y renovación. Por otra parte, hay que decir que en muy pocas ocasiones es el crítico el responsable de la elección de los libros que se reseñan en los suplemento, condicionada -en efecto- por la publicidad que aparece en el medio. Si no es así, resulta imposible entender por qué se le presta atención -por ejemplo- a determinadas novelas y, en cambio, apenas se ocupan de libros de cuentos que tienen mucha más calidad.

hombredebarro dijo...

Gracias, Fernando, por tus palabras. Me parece que una reseña crítica es un diálogo que se establece entre quien la hace y el texto más sus aledaños.Creo que no hay que renunciar a la subjetividad, al tiempo que se tienen en cuenta cómo se relaciona ese producto con los elementos de la tradición y la innovación.
Saludos.

Francesc Cornadó dijo...

Para hacer una crítica es indispensable haber leído el libro y tener una valentía, no más allá de la razonable, para decir lo que se piensa.
Tanto la lectura, como la valentía es algo escaso en este tiempo y por estos lares, y mucho más escaso en los individuos que con su opinión obtienen un pecunio, para ir tirando. (El pecunio no es razonable a tenor de lo que dicen y escriben).
Sabemos de muchos críticos que casi nunca han leído el libro y se limitan solo a la contraportada, la entradilla, las solapas y nada más y, desde luego lo de la valentía brilla por su ausencia.
Estoy pensando en algún crítico que publica en periodicos y en alguna cadena cultural de la televisión estatal.

Salud

Francesc Cornadó

carmen peire dijo...

A propósito de la crítica literaria, transcribo al ínclito JARDIEL PONCELA:"Tras diez años de contemplar atenta y fríamente el panorama literario, he adquirido el convencimiento de que la idiotez ha dejado de ser en literatura una cualidad esporádica y desdeñada para convertirse en una cualidad frecuente y elogiada a menudo por los críticos más viejos, expertos y severos. En cuanto a los críticos jóvenes -que son quienes se merecen mayor atención de parte del escritor, porque a ellos pertenece el porvenir de emitir juicios-, esos no solo elogian la idiotez de un modo automático allí donde se les presenta, sino que, en realidad, poseen unos cerebros tan idiotamente constituidos, que lo que no tiene una densa cantidad de idiotez les parece idiota. (Y espero que este sagaz análisis quede lo suficientemente claro, para no precisar de ninguna explicación.) A los jóvenes cuya idiotez innata les ha llevado a censurar y a intentar echar por tierra mis páginas más inteligentes, ofrezco y dedico las páginas idiotas que siguen, con la seguridad y la satisfacción de merecer esta vez su aplauso entusiasta. Si no lo logro, entenderé que aun no he puesto la idiotez de mi pluma al nivel de la idiotez de las suyas, y en ese caso procuraré ponerla en el futuro, añadiendo a la mezcla algunas gotas de cretinismo, con lo cual ellos y yo seremos iguales y todo irá como sobre ruedas... Ahora, que escribo paginas idiotas dedicadas a ciertos críticos jóvenes, el lector inteligente debe esforzarse por sentirse idiota. Y así, no perderá su tiempo ni habrá perdido su dinero"
(En los 38 asesinatos y medio del Castillo de Hull. Novísimas aventuras de Sherlock Holmes. Aclaración a la idiotez del texto y dedicatoria a ciertos críticos jovencitos)Antología de Cuentos detectivescos

Unknown dijo...

La crítica de la crítica es un ejercicio sano y necesario, pero creo que para ser coherentes habría que mojarse con argumentos, criterio y nombres. Y eso vale, me parece, para Muñoz Molina, para Mariano Rajoy o para cualquiera que tire la piedra.
No es difícil consultar los suplementos literarios, por empezar por lo fácil, de esta semana: ¿por qué no empezar diciendo qué críticas (no qué críticos) merecen admiración o respeto y cuáles no? Nombres y razones; obras son amores..., etc.
Cualquier otro ejercicio manifiesta la viga en el propio.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con que la crítica influye algo más en "la lenta gestación del canon". Pero, ¿no es verdad que el dinero, la promoción, las ventas, están influyendo también en la lenta gestación de ese canon? ¿Cuánto?, ¿más?, ¿menos que la crítica? Y, sobre todo: ¿está bien que esto sea así? Por otro lado, ¿se sacude la crítica, realmente, toda la presión de lo cuantitativo, el negocio, la presencia en los medios de determinados productos, a la hora de gestar ese canon? Yo tengo mis dudas. En el caso del cine se han establecido dos mundos paralelos. El de las salas comerciales y el del cine de Cahiers, que tantas veces no llega a las salas comerciales. ¿Y en literatura?
Nicolás Melini

ramon acin fanlo dijo...

Amigo Fernando, magnífica tu entrada y los comentarios que ha generado. Por casi todo cuanto aquí se dice abandoné, hace unos cinco o seis años esta actividad. El criterio, la argumentación, etc. no interesan en el circo de babosidad que se ha montado. Bueno, sigue así que buena falta hace
Abrazos.
Ramón

Fernando Valls dijo...

Me sorprende, Carmen, que pidas nombres y te ampares en el anonimato.

Unknown dijo...

Me sorprende, Fernando, que no consideres Carmen un nombre propio y sí el de un tal "Propílogo". En culquier caso, Saeta es mi apellido y soy de Valladolid.

Miguel A. Lama dijo...

Permíteme, Fernando, que me apropie —citando la procedencia, claro— de tus palabras para mis notas de "Los entendidos", que es el título de un cuaderno sobre crítica y críticos que engroso desde hace tiempo. Tienes toda la razón. Y es muy fácil poner ejemplos reales de lo que no debe ser la crítica. En fin...

Fernando Valls dijo...

Carmen, si te hubieras molestado en pinchar en Propilogo verías que de anónimo no tiene nada. Pero, además, los que frecuentan este blog lo conocen perfectamente porque Gabriel se cuenta entra los navegantes más fieles y apreciados de esta nave.
Nos dices que eres Carmen Saeta de Valladolid; de acuerdo, aceptaremos pulpo como animal de compañía.

Fernando Valls dijo...

Nicolás, lo que planteas tiene mucho interés, como siempre, pero no fácil respuesta. No creo, sin embargo, que el dinero y las ventas afecten a la gestación del canon, al menos a largo plazo. Respecto a la segunda pregunta que te haces, me gustaría poder pensar que a esa docena de críticos que uno aprecia y respeta le afecta poco; al menos yo los he visto actuar y escribir con independencia y buen criterio. Sobre el cine no me atrevo a opinar, por falta de conocimiento.
Miguel Ángel, dispón del texto como mejor te parezca.
Gracias a todos por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Estimado Fernando, es cierto que algunos de los problemas que planteo en mis comentarios no tienen que ver sólo con la crítica... más bien diría que lo impregnan todo, pero yo los resumiría en uno, muy fácil. El dinero es lo primero. Nada podemos explicar obviando que el principal valor de la sociedad en la que vivimos, capitalista, cada vez más neoliberal, es el dinero. Para que no haya equívoco ni malinterpretación posible, esto lo digo sin considerarme ni anticapitalista ni anti sistema ni nada por el estilo. Es que me temo que, continuamente, debatimos todo tipo de problemas tratando de obviar un factor que es medular, que interviene en todas las decisiones. Debatimos todo tipo de desajustes sin meter en el bombo de los factores el factor principal. ¿De verdad hay algún director de periódico en este país que se atreva a cuestionar que el dinero no es lo primero? Es curioso cómo podemos pasarnos horas hablando de multitud de aspectos (objetividad, honestidad, oficio, y, sin ir más lejos, las que planteas en tu artículo), sin mencionar el factor económico, que es el que determina cómo y por qué se hace todo. Y si se menciona, no es para cuestionar que deba ser así, sino para razonar que, inevitablemente, no se puede hacer las cosas, por muy maravillosas que sean, si no son económicamente rentables, porque si no se vende hay que cerrar y se acabó el invento. Es decir, que mejor ni hablar de ello. Tema tabú e incuestionable: hay que hacer las cosas de manera que den dinero o para que den dinero o sin dificultar lo que dé dinero. No hace tantos años, había valores más importantes que éste (qué carca). Pero me temo que, ahora, nadie puede defender eso desde ningún puesto de responsabilidad, o estará fulminantemente despedido. A mí, desde luego, me parece absolutamente cuestionable que no haya un buen ramillete de valores que deban encontrarse por delante o por encima del valor dinero. Y no tengo certezas, pero sospecho que lo que nos preocupa de la crítica, también, tenga algo que ver con el tipo de desajustes que el dinero, en la medida que es el valor preponderante, produce. ¿Lo metemos en el bombo de los factores cuando hablamos de crítica literaria, o lo dejamos, convenientemente, fuera? Cuándo nos vamos a preocupar de estudiar cómo influye el factor dinero en cosas que, supuestamente, tanto nos importan.

Anónimo dijo...

Perdona, Fernando, se me olvidó firmalo.
Nicolás Melini

Anónimo dijo...

De acuerdo con todo lo que dices en esta entrada. La mejor novela del año, la del siglo, la del milenio. Como el enésimo partido del siglo, o el derby histórico que tenemos cada liga, una y otra vez. Un resumen del libro no es una crítica, se parece más bien a una ficha de lectura de un alumno de secundaria. "Personajes del libro: ni muchos ni pocos, los justos."
El problema es que la crítica se ha convertido en poco más que publicidad y así nos va al leer algunos suplementos culturales. Si se siguieran sus indicaciones, a veces no tendríamos que ir a las librerías a comprar los libros, sino que nos bastaría la estantería de los bestsellers de la semana de Carrefour, por poner un ejemplo.
Y me parece que hay que ser muy valiente para atreverse a decir que el emperador va desnudo.
Muy buena entrada
Pilar Galán

Leo dijo...

Hola. Me ha encantado leer esta entrada y los comentarios que ha suscitado. Yo también tengo la impresión de que la función de la crítica hoy en día es más bien publicitaria, y además casi restringida a los libros de los grandes grupos.
Me encantaría encontrar una suerte de "crítico de cabecera", alguien cuyo criterio me ayude a no perder el tiempo entre la desmesurada oferta del momento.
¿Hay gente de veras "de fiar"? ¿Alguna sugerencia?
Gracias y un saludo.

Fernando Valls dijo...

Leo, todos los años, a comienzos de enero, hago una encuesta entre críticos, para elegir los mejores libros del año. Todos ellos me merecen confianza. Y algunos más, claro, que por las razones que sean, no quieren o no pueden contestar la encuesta.

Juan Carlos Chirinos dijo...

Me mojo un poquito, ya puestos:
¿A alguien le pareció medianamente sensato que El Cultural nombrara a El sueño del celta el mejor libro del año?
Porque yo creo que es una de las peores novelas que he leído en mi vida, por lo mal escrita (literalmente, parece un primer borrador sin revisar), lo mal estructurada, y el pésimo, plano, diseño de los personajes (sin contar que en una novela sobre África apenas sabemos lo que sienten y padecen los africanos... pero, bueh, que eso pase para no caer en honduras ni tegucigalpas); y, encima, pésimamente editada: ¿y esa es la novela del año? ¿Ein?
Se hubiera podido elegir, eso sí con justicia, a Vargas Llosa, ahora marqués, como el personaje literario del año, por su nobel y la alegría que nos dio a todos; pero escoger la que quizá es la peor novela de toda su obra (y no lo digo yo, lo dicen los vargallosianos de pro, pero sotto voce, eso sí) no es más que una burda estrategia de márketing para sacar las perras correspondientes a propósito del merecidísimo premio.
No sé cómo fue el sistema de selección, pero desde luego, muchos se habrán sentido, como dices tú, Fernando, "por las razones que sean", impedidos, y no quisieron o no pudieron expresar su verdadera opinión, si leyeron con honestidad esa fallida novela.
Yo leí con asombro las reseñas elogiosas a ese libro, y ya no salí de mi perplejidad cuando la seleccionaron novela del año. Y entonces recordé cuando Echeverría se atrevió a "cuestionar" aquella otra mediocre (y tibiezona) novela de Atxaga: ¿es que el gato escaldado de la crítica huye del agua fría de los que pagan la publicidad?
¡salud!
Juan Carlos Chirinos

Fernando Valls dijo...

Juan Carlos, no conozco la novela de Vargas Llosa, pero sí me gustaría decir que nada resulta tan difícil para un crítico como hacer una reseña negativa de un escritor reconocido y consagrado. Y hablo por experiencia propia y pienso en escritores que aprecio, que tienen tras ellos una trayectoria importante, pero que en un momento dado publican un libro que no está a la altura de su prestigio. Creo que no es una experiencia grata para nadie. Para mí, al menos, las veces que he tenido que hacerlo, ha sido dolorosa. Pero lo que no debe hacerse es decir algo que uno no cree: eso nunca. Es preferible callarse.

Juan Carlos Chirinos dijo...

Claro que cada quien es libre de reseñar los libros que quiera; pero me parece que una de las funciones de la crítica, sobre todo la que se hace en los periódicos y demás medios de comunicación, es la de orientarnos a los lectores/espectadores/consumidores; y si un crítico me "engaña" (entendiendo el engaño como una recomendación 'contaminada' de compromisos y/o amiguismos), lo hará una sola vez porque en adelante no me fiaré de él y me cuidaré muy mucho de volver a hacerle caso a él y a la publicación donde escribe.

Por ejemplo, yo suelo leer con atención las críticas de cine de la revista Metrópolis de El Mundo, porque los que escriben allí no se cortan tanto, sólo cuando es inevitable se quedan descaradamente callados, como cuando estrenaron el último Harry Potter que no salió reseña ni buena ni mala. Simplemente no salió. La única pega que tengo con las críticas de esa revista es que salen una semana después de que se ha estrenado la película, con la clara intención de no chafarle la taquilla del estreno. Pero en fin, el mercado rules.

No soy tan ingenuo como para no entender que un crítico literario, por lo que le pagan, no está para enemistarse con escritores de cierto poder y tronío; pero lo grave es eso precisamente; que vivamos en este régimen nada disimulado de terror en que los grandes nombres campan a sus anchas, sin que nadie les pueda toser porque son tal o cual vaca divina. Y así no se llega a ningún lado, ni se puede aconsejar a los lectores en condiciones.

¡Salud!

Juan Carlos Chirinos

Ps.: Oye mi consejo, no pierdas el tiempo y dinero comprando y leyendo la última de Vargas Llosa. 22 euros dan para muchas otras cosas.

Fernando Valls dijo...

El reto, Juan Carlos, estriba en ponerse a escribir tres folios críticos sobre un escritor reconocido en un medio que tenga difusión, no en un blog que tiene escasos lectores, y argumentarlo de tal manera que convenza a los lectores avezados que conocen el libro y pueden juzgar con conocimiento de causa el valor tanto de la crítica como del volumen. Cuando eso ocurre, y a veces ocurre, a mí me merece mucho respeto.
El reto no te lo lanzo a ti, claro, hablo en abstracto, en general.

Melquiades Villarreal dijo...

Salud, Fernando. Este texto tuyo me agradó mucho. Lo seleccioné para emplearlo en una clase de mis clases de maestrría en curso de Crítica Literaria.
Los textos de Marsé y Merino siempre me han lucido muy interesantes.