sábado, 29 de agosto de 2015

Recuerdo para el escritor Manuel Talens

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Parece que solo el escritor Alfons Cervera y Santiago Alba Rico, en la revista Rebelión (de cuyo equipo editor formaba parte), le han dedicado un recuerdo al escritor y traductor Manuel Talens (Granada, 1948), con motivo de su muerte en Valencia el pasado 21 de julio, a los 67. Hermano del poeta y profesor Jenaro Talens, había estudiado medicina, ejerciendo en Canadá, pero dedicó su vida a la traducción, a la escritura y a causas políticas nobles y casi siempre perdidas, pero por las que él creía que merecía la pena seguir luchando, junto a los más desfavorecidos, con Cuba y Palestina, el pensamiento antiglobalizador y contra el sistema. Entre sus versiones destacan las de Simenon, Blais Cendrars y Derek Walcott. Pero, además, fundó en el 2006 el colectivo de traductores Tlaxcala. Como narrador se dio a conocer con su novela La parábola de Carmen la Reina (1992), a la que siguieron Hijas de Eva (1997) y La cinta de Moebius (2007). No menos apreciados fueron sus cuentos y microrrelatos, recopilados en libros como Venganzas (1994), Rueda del tiempo (2001), que recoge su relato "María", y La sonrisa de Saskia y otras historias mínimas (2003), por lo que decidí incluirlo en dos antologías. Así, en Los cuentos que cuentan (1998), hecha en colaboración con Juan Antonio Masoliver Ródenas, recogimos su cuento "Ucronía", y en Velas al viento. Los microrrelatos de `La nave de los locos´ (2010), la narración brevísima "Final feliz". Además, fue un gran aficionado al cine, como se aprecia en el  libro Cuba en el corazón (2008), un conjunto de ensayos sobre la historia cinematográfica de la revolución cubana.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre, una linda entrada, Fernando; gracias. Que la tierra le sea leve. Qué pena.

Inés Mendoza

Esther Andradi dijo...

No lo puedo creer: en este mundo tan súper pleno harto de comunicaciones que vivimos no me enteré de la muerte de Manuel Talens. Estoy desconsolada, no lo conocí personalmente y sin embargo lo sentía tan hermano en su escritura y sus lecturas.. otra vez, Fernando querido, nada más agradecer a La Nave de los Locos, por contarnos aun aquello que nos entristece. Es la vida nomás, que no tiene cura. Ya lo dijo Artaud. Una rosa para Manuel, y muchas lecturas de su preciosa obra.
Esther Andradi