jueves, 9 de enero de 2014

Fallece Josep Maria Castellet, el último crítico literario de la postguerra

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Con el fallecimiento de  Castellet, quien nació en Barcelona en 1926, nos quedamos sin el último crítico literario significativo de la literatura española y catalana de postguerra. Ha sido, además, editor y autor de varios libros de memorias y dietarios. Estudio el bachillerato en el Instituto Balmes, donde fue alumno de Guillermo Díaz-Plaja y compañero de clase del futuro filósofo y activista político Manuel Sacristán. Por empeño de su padre se licenció en Derecho en la Universidad de Barcelona. A lo largo de su dilatada existencia cultivó la crítica en numerosas revistas, como Laye, Ínsula, RevistaPapeles de Son Armadans, Serra d´Or o L´Avenç. Entre sus libros destacan: Notas sobre literatura española contemporánea (1955) y La hora del lector (1957); Poesia, realisme, història (1965); Lectura de Marcuse (1971); Iniciación a la poesía de Salvador Espriu (1971), con el que obtuvo el premio Taurus; Literatura, ideología y política (1976) y Josep Pla o la raó narrativa (1977), por el que se le concedió el premio Josep Pla 1977. Pero también fue autor o coautor de varias antologías imprescindibles para entender tanto la poesía en castellano como en catalán: Veinte años de poesía española (1959), ampliado en 1966 con el título de Un cuarto de siglo de poesía española; Poesia catalana del segle XX (1963), concebida como "una antología de combate", y Ocho siglos de poesía catalana (1969), ambas en colaboración con Joaquim Molas, y la Antología general de la poesia catalana (1979); así como la muy influyente y caprichosa antología Nueve novísimos poetas españoles (1970). Aunque quizá su mejor libro sea Los escenarios de la memoria (Anagrama, 1988), que ha tenido continuación en Dietari de 1973 (2007), Seductores, ilustrados y visionarios. Seis personajes en tiempos adversos (Anagrama, 2010) y Memòries confidencials d'un editor. Tres escriptors amics (2012).
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En 1955 se incorporó a la editorial Seix Barral, convirtiéndose en uno de los colaboradores más importantes de Carlos Barral, hasta que en 1964 pasó a ser director literario de la recién fundada Edicions 62, donde creó colecciones como El balancí o Antologia catalana, y las populares series MOLC (Les millors obres de la Literatura Catalana) y MOLU (Les millors obres de la Literatura Universal); y de la editorial Península, contando en estas dos últimas empresas con la impagable colaboración de J.F. Yvars y Àlex Broch. Sin embargo, solía lamentarse de que el trabajo editorial - se jubiló en 1996- no le hubiera permitido escribir más, hacer una obra mayor como ensayista, memorialista y autor de retratos literarios. Entre los numerosos premios que ha obtenido, destaca el de las Letras españolas, en el 2010. A pesar de que contaba con 87 no había dejado de trabajar. Parece ser que los últimos proyectos que tenía entre manos, lo han contado Jorge Herralde y Pilar Beltrán, la actual editora de 62, eran un ensayo sobre los cinco jóvenes que en 1956 crearon la primera célula comunista universitaria en Barcelona: Luis Goytisolo, Nissa Torrents, Salvador Clotas, Octavi Pellisa y Joaquim Horta; y la edición de la correspondencia con Joan Ferraté. 
En el trato personal, Castellet fue siempre un hombre amable, complaciente y generoso, con un afilado sentido del humor y una capacidad de encaje ante las críticas -sobre todo cuando se hablaba de sus antologías de 1959 y 1970, o lo llamaban el mestre no sin cierta ironía, o mandarín- como pocas veces he visto.    .......
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2 comentarios:

Alfredo J Ramos dijo...

Una gran pérdida, sin duda. Suscribo el interés de su obra memorialista. Puedo intuir por dónde vas, Fernando, pero ¿podrías explicitar un poco el significado del adjetivo «caprichosa» referido a la antología Nueve novísimos...? Naturalmente, sólo si te apetece. Un saludo.

Fernando Valls dijo...

Me parece caprichosa porque dejó fuera de ella a algunos poetas que ya entonces, a finales de los sesenta, apuntaban entre los mejores, como Antonio Carvajal, Juan Luis Panero y Antonio Colinas, y en cambio incluyó a otros que hoy no nos dicen apenas nada. Por no hablar de sus veleidosos gustos estéticos durante esos años.
Saludos.