domingo, 29 de julio de 2012

En Calw, con Herman Hesse

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El pequeño pueblo de Calw tiene unos 25.000 habitantes y se encuentra a media hora de viaje en autobús desde Bad Wildbad. Allí nos llevó el recuerdo del escritor Hermann Hesse (1877-1962), quien definió su lugar de nacimiento como "la más bella de todas las ciudades". Se han cumplido 50 años de la muerte del autor alemán y, la verdad, no sabría decir si se le sigue leyendo. El autor de Demian (1919), Siddharta (1922) y El lobo estepario (1927) no parece que continue teniendo tanta presencia como en la segunda mitad de los sesenta, cuando Alianza Editorial tradujo sus libros con mucho éxito. Pero, sea como fuere, el caso es que han venido reeditándose hasta hoy. Más que por su antifascismo, los movimientos juveniles se identificaron entonces con su obra y su pensamiento debido a su interés por Oriente, tomándolo además como bandera en las protestas contra la guerra del Vietnam.
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En Calw se conserva la casa en donde nació el escritor, situada en el centro del pueblo, frente al ayuntamiento, y no lejos de allí se encuentra un interesante museo, fundado en 1990, dedicado a su vida y obra. Ocupa la llamada Casa Schüz, que en el siglo XVI albergó la Escuela Latina de la villa. La visita merece la pena, pues uno puede hacerse una idea de la vida del escritor, de sus orígenes y de la estrecha vinculación que mantuvo entre vida y obra, de lo que fue su producción pictórica, sus acuarelas, o de las pajaritas que vestía. Después de recorrer diversas ciudades alemanas y suizas, de sus viajes a Oriente, Hesse se instaló en el Ticino suizo, en Montagnola, en la Casa Camuzzi donde vivió cuatro décadas hasta su muerte, nacionalizado suizo. Se casó tres veces y obtuvo el Premio Nobel en 1946. Cuando regresaba a su pueblo, Hesse solía acercarse al puente de piedra de San Nicolás, sobre el río Nagold, para observar el horizonte y el curso de las aguas. Allí mismo, sus vecinos le han levantado una estatua, con la que se fotografían los pocos turistas que pasan por el pueblo, conocedores de su hijo más ilustre. Observando las numerosas fotos que se exponen en el museo, en varias de ellas el narrador aparece escalando una escarpada pared desnudo, no cabe duda de que Hesse ha sido uno de los escritores que ha transmitido una mejor imagen a la posteridad, siempre elegante y bien plantado. 
Por lo demás, Calw es el típico pueblo suabo, agradable, tranquilo y bien conservado, que permite ser recorrido en una hora, para luego disfrutar de una comida tradicional alemana en alguno de los restaurantes de la Markplatz.  
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Casa natal del escritor




Museo Herman Hesse
 


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* Excepto las dos últimas, las fotos son de Gemma Pellicer.

Os recuerdo que podéis mandarme vuestras crónicas de viajes. Publicaré encantado aquellas que me gusten.
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6 comentarios:

Julia U. dijo...

Qué sensación de paz se experimenta al ver esos pueblos serenos, conservados en su estilo y belleza de un tiempo que no es el nuestro. Las flores parecen inmarchitables y el río limpio cruzando los pueblos producen...asombro y, tras el sombro, también vergüenza.

Pablo Gonz dijo...

Como dato de actualidad, te contaré que aquí en Valdivia, cuando se hace la feria del libro, siguen encontrándose los clásicos de Hesse en ediciones baratas. Eso significa que son muy leídos (o al menos muy comprados). Me parece que "Siddharta" es el que ha tenido mejor suerte de todos sus libros.
Un abrazo desde Chile,
P

Pedro Herrero dijo...

Tiempo atrás me dio por leer a Hesse, en aquellos pequeños libros de Alianza Editorial que conservo algo manchados de humedad y con sus páginas ligeramente tostadas como si hubieran salido del microondas. Me acerqué primero a la obra de este autor, y ha sido mucho después cuando he conocido detalles de su vida austera y marcada por una lucha titánica contra el desaliento. Me asombra tanto su porte elegante como las presuntas huellas que en su rostro haya podido dejar la severidad de su educación paterna, su internamiento en centros de "curación", su exorcismo, incluso su intento de suicidio.

Las imágenes de su pueblo natal cuadran perfectamente con aquella ansia de amar la naturaleza y convertirla en bálsamo de todas las heridas. Precioso reportaje.

isabel bono dijo...

gracias por este blog

Fernando Valls dijo...

Gracias, Julia, Isabel y Pedro, por vuestros comentarios, a pesar de los rigores del verano. Y a ti, Pablo, aunque no sé qué tiempo tendréis ahora en Valdivia. Espero que más benévolo. Saludos.

Maria dijo...

Fue mi autor favorito en mis años mozos, me gustaba su estilo narrador, pero creo recordar que " El lobo estepario" fue el q. más me gustó.
La verdad es que hace mucho tiempo que no lo leo.
Saludos