jueves, 5 de julio de 2012

El Palacio de Babelsberg

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Si amanece soleado y disponemos de tiempo libre lo mejor es coger el coche, el coche de María Jesús, nuestra lujosa choferesa, e irse a visitar algún lugar interesante de los alrededores de la ciudad, a estirar las piernas en esta inagotable región que es Brandenburgo, llena de lugares hermosos. Digamos que el corazón nos lleva hoy al Palacio de Babelsberg, a sus jardines, cerca de Potsdam, “el Versalles prusiano”. El edificio, situado sobre una colina, tiene una situación inmejorable, desde la que se divisa el río Havel y el conocido como Puente de los espías (Glienicker Brücke), que une Berlín con Potsdam y enlaza las aguas del Havel y el lago Jungfernsee. El palacio es de estilo neogótico, a imitación de los ingleses, y fue construido entre 1835 y 1849, en dos fases, por arquitectos tan reputados como Schinkel, Persius (quien le añadió en 1859 la torre octogonal) y Strack. El diseño de los jardines es obra de Lenné y del conde Pückler-Muskau. En ellos se encuentran, además, otros edificios singulares: la llamada Casa del Motor, obra de Persius; el Pequeño Palacio, en cuyo diseño participo también Von Armin, donde residían las damas de la corte, pero hoy acoge un café; la Casa de los Marinos, la Torre de Flatow, de 46 metros de altura; o el micro Palacio de Justicia gótico, que durante nuestra visita acogía un brunch familiar.
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En la actualidad, el palacio está en obras y no puede visitarse, pero sí pasear por los jardines y acercarse a la edificación. Fue residencia de verano del príncipe Guillermo, quien luego se convirtió en emperador, con el nombre de Guillermo I, y de su esposa Augusta, aficionada al dibujo y la arquitectura, por lo que parece ser que intervino en el diseño de los habitáculos. El lugar ha pasado a la historia, además, porque en 1862, el rey se reunió allí con Bismarck, a quien acabó nombrando ministro de la Presidencia y de Asuntos Exteriores de Prusia. Por fortuna, la mansión sobrevivió a la II Guerra Mundial, y en tiempos de la RDA estuvo ocupado por la Escuela de Cine y el Museo de Prehistoria.   
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Junto al resto de los jardines y palacios de Potsdam y Berlín, este conjunto ha sido declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Y sin embargo, se trata de lugares extraordinarios que apenas conocen los visitantes de la ciudad, mientras pierden el tiempo en sitios sin interés alguno como el Check-Point Charlie, el ya apenas inexistente muro o la horrorosa e inhumana Alexander Platz.
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El caso es que el domingo tomamos la vereda del río, nos adentramos en los jardines, subimos la colina y fuimos de acá para allá, entre los barcos de pasajeros y las regatas de balandros, y cuando el apetito empezó a pedirnos cuentas nos acercamos al Wirtshaus Moorlake, mi restaurante preferido en esa zona, nos sentamos en una mesa a la sombra, con el agua al fondo, cercana, y entre estándar de blues y jazz que tocaba una pequeña orquesta, con su correspondiente percusionista cubano, compartimos salchichas y una Wiener con sus guarniciones de patatas cocidas, pepino y chucrut, regado todo con unas cervezas de trigo, negra o rubias, para todos los gustos, y unas tartitas de cereza.
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De regreso a la ciudad, con el sol apretando de lo lindo, nos detuvimos un instante en la tumba de Kleist, situada delante del mar, para rendirle un pequeño homenaje. Pero de Kleist, y su obsesión por el suicidio, hablaremos otro día.  
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* Las fotos son de Gemma Pellicer.
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12 comentarios:

YoeLIJolaLIJ dijo...

Refrescante crónica visual y verbal que se disfruta más desde nuestro caluroso verano.
Saludos, y enhorabuena por el blog y el foro que has creado, en el que me permito lanzar una pregunta: ¿podría ser el microrrelato un género apto para niños?
Hay dos libros recientes que van un poco por ahí, "Minimalario" y "Diógenes", por si no los conoces.

Fernando Valls dijo...

Yoe..., siento no conocer esos libros, pero me imagino que sí se puede escribir micros para niños, como existe la poesía, los relatos y el teatro para lectores y espectadores muy jóvenes, que se inician en esos génros. Claro que sí, por qué no. Pero desconozco ese territorio. Si alguien sabe de la materia podría informarnos Saludos.

YoeLIJolaLIJ dijo...

Yo te puedo informar cuando quieras. En mi blog seguramente publicaré alguna entrada al respecto dentro de poco, pues es un tema que me interesa particularmente, las transformaciones genéricas, y especialmente aplicado al discurso infantil, que creo qeu es una fuente continua de innovaciones hoy en día.
Saludos.

Fernando Valls dijo...

Si me preparas una entrada, con libros, autores y alguna pieza notable, para que la leamos, te la publicaré aquí, con mucho gusto. Gracias y saludos.

Rosana Alonso dijo...

Qué envidia sana o no me da esta crónica, al menos viajo a través de las fotos.


PD Yo creo que es un género apto para niños y jóvenes.
Sé de institutos de secundaria en Madrid que lo utilizan para ampliar lecturas y estimular en los alumnos el gusto por la escritura.
Y en el libro de Lengua y literatura de 1º de ESO de mi hija en una sección llamada Taller de escritura, me hizo mucha ilusión comprobar que entre géneros como el teatro o la poesía se dedicó una de las lecciones al microrrelato.

Salut

Fernando Valls dijo...

Rosana, si alguna caes por Berlín, y estamos aquí, te llevaremos a algunos de estos sitios hermosos de los alrededores de la ciudad.
Otra cosa, podrías explicarnos qué dice esa lección, en suma, del libro de tu hija sobre el microrrelato. Gracias y saludos.

YoeLIJolaLIJ dijo...

Recojo la sugerencia, Fernando. Muchas gracias, y un saludo.

Juan dijo...

Yo, el curso pasado, usé microrrelatos para trabajar el texto narrativo con alumnos de cuarto de ESO y de un PCPI, y, sobre todo en el primer caso, dieron un excelente resultado. Seleccioné unos cuantos que me interesaban para tratar algunas cuestiones y, como sabía cuáles eran sus gustos, recurrí mucho a "Ajuar funerario", de Iwasaki, que les encantó. Hubo alumnos que lo leyeron luego entero por su cuenta.
La ventaja del microrrelato en este contexto, entre otras, es que permite analizar un texto completo en clase y no tienes necesidad de usar fragmentos de novelas, como hacen los manuales; y, por otro lado, al ser un género que deja mucho espacio a la imaginación y la interpretación del lector, por el uso de la elipsis, sirve muy bien para formar lectores y para comentar en clase.
Este año, además, he dirigido un trabajo de fin de máster en el que se propone usar el micro como herramienta para una actividad interdisciplinar que une Lengua y Comunicación Audiovisual en el Bachillerato de Arte.
En todo caso, creo que el micro es un elemento pedagógicamente aún infravalorado, quizás por desconocimiento o pereza de los docentes.
Un saludo.

Rosana Alonso dijo...

La busco Fernando y OS paso lo que dice.

Aprovechando la experiencia tan positiva que cuenta Juan yo os puedo
hablar de un instituto público de secundaria (precisamente público vaya, veremos si el proyecto puede continuar) de Leganés llamado San Nicasio.
Allí desde hace dos años (creo que esté será el tercero) llevan un proyecto llamado Pie de foto, donde a lo largo del año estudian y analizan libros de microrrelatos (cada año tienen un presupuesto para comprar unos cuantos ejemplares de un par de libros de microrrelatos) y además los alumnos escriben sus propios microrrelatos y luego se edita un librito con todos ellos. Lo llevan y mantienen vivo el profesor de Lengua y Literatura y el de Educación Física que son muy aficionados al género.

http://www.educa2.madrid.org/web/centro.ies.sannicasio.leganes/plan-lector;jsessionid=7599A69DFC37923DFFA1F11F47A2FE9A

Salut

Fernando Valls dijo...

Gracias, Yoe, Juan, Rosana, todo lo que me contáis me interesa mucho porque apenas sé nada sobre el asunto. Es una lástima que haya quedado aquí, en una entrada que nada tiene que ver con el tema. Habrá que volver pronto, en otra nueva, a esta misma cuestión. Abrazos.

Rosana Alonso dijo...

Sí, sí es muy interesante.



Abrazos

Rosana Alonso dijo...

Y ojalá pueda ir a Berlín, pro ganas no será.