viernes, 17 de junio de 2011

Zacarías se jubila


Cuando llegué a Bellaterra, a la Universidad Autónoma de Barcelona, con 19 años, a empezar la carrera de Filología Hispánica, ya estaban allí Zacarias y Pablo, quizá los dos bedeles con más pedigrí que he conocido. Pablo, que hacía quinielas con Rico, se jubiló hace ya mucho años... Ahora le toca el turno a Zacarías, tras 38 años trabajando en la Autónoma, en las facultades de Letras y Psicología. Tal y como están las cosas en la Universidad, su jubilación sólo me produce envidia. En fin. 
Sus compañeros, PAS y profesores, le dedican hoy una fiesta de despedida en el bar de la facultad y allí habrá que estar, jaleándolo como se merece por su bonhomía, viéndolo disfrutar de los regalos.
Yo, desde luego, voy a echarlo de menos. Me gustaba verlo por las tardes, apostado tras la vidriera, sentado en su taburete, poder despedirme de él, tras finalizar la jornada de trabajo, antes de regresar a mi casa. Me proporcionaba tranquilidad su saludo. Zaca, como le llaman sus compañeros, nos deja, y con él me parece que se acaba una época de la Autónoma en la que todos éramos más jóvenes, el edificio se había encogido menos, los estudiantes era un poco más aplicados y curiosos, y el capitalismo salvaje andaba todavía lejos de la Universidad.

     


4 comentarios:

Viridis dijo...

A nosotros (Facultad de Geografía e Historia, US) se nos jubiló Pepe. Ahora nadie nos trae participaciones para la lotería de Navidad de su peña flamenca ni nos saluda por nuestro nombre cuando nos cruzamos por los pasillos....

César Romero dijo...

Entradas como esta no sólo dicen mucha del sujeto "objeto" de la misma sino también de quien las escribe. Esas personas que desde siempre han estado en los trabajos, en lo que muchos consideran tareas menores, quizá sean las que dan continuidad a la vida laboral (o la vida, sin adjetivos) y sus instituciones. Parecen invisibles, siempre han estado ahí, y pareciera que siempre van a estar, como la tierra bajo nuestros pies o el sol sobre nuestras cabezas, pero ay, cuando faltan... Cuando faltan cómo se echan de menos.
Que le den su homenaje, a buen seguro merecido.

Anónimo dijo...

Grande Don Zacarias, de verdad un ser entrañable. Como compañero de oficio, en los últimos años, solo tengo que buenas palabras y buenos recuerdos.
Sorprendido estoy de la participación en su, tan merecida, fiesta. Ni en los mejores sueños hubiésemos pensado reunir tal cantidad de compañeros, amigos, colegas.

Joaquín dijo...

Me licencié en derecho en la Hispalense va a hacer ya un cuarto de siglo, en 1987, años dorados, de juventud. Entre los muchos recuerdos, no los menos sentidos, son los de aquellos bedeles, ángeles tutelares de nuestra juventud. A algunos me los encuentro en la calle, ya jubilados, los que eran entonces más jóvenes... y en cuanto a los que ya eran maduros cuando teníamos 18 años, muchas veces me pregunto que habrá sido de ellos.

¡Cosas del paso del tiempo!

Fugit irreparabile tempus...