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Morfología
Morfología
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Soy incapaz de poner orden en mis vértebras. Son imposibles. Creo que entre ellas luchan. Sé que sudan. Alguna lee, yo soy su libro.
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Me preocupa especialmente la cuarta, se aburre y está flaca y se masturba, es una gran masturbadora.
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También la quinta, la más salvaje, me desvela. Está seriamente enferma y en su delirio teoriza sobre la naturaleza del arte. A mi riñón llegan sus notas, la última esta: “entiende: la poesía es una técnica de caza”. Si no fuese por el dolor me daría ternura, pero me da dolor.
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De la octava apenas puedo decir nada, es alegre y asume una empresa titánica: estar en silencio siempre.
De la octava apenas puedo decir nada, es alegre y asume una empresa titánica: estar en silencio siempre.
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Las demás son místicas, buenas conversadoras. La más atareada escribe un manual para clasificar la luz de las linternas. Pero no avanza en su búsqueda de la belleza formal.
Las demás son místicas, buenas conversadoras. La más atareada escribe un manual para clasificar la luz de las linternas. Pero no avanza en su búsqueda de la belleza formal.
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Y así estoy yo, viejo, encorvado, esperando al rifle de la quinta. Su disparo.
Y así estoy yo, viejo, encorvado, esperando al rifle de la quinta. Su disparo.
La cuchara
Siempre a la hora de comer mi madre venía a buscarme con una cuchara en la mano. Yo me escondía y mamá fingía no encontrarme y enfadarse. Ya me había visto y, muy seria, me llamaba pajarito y preguntaba:
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Dónde está tu niño, pajarito?
Y yo respondía: miau!
Vamos, vamos, decía mamá, que hoy hay galletas, barquillos, chocolates azules.
Pero dónde están las galletas?
maullaba el gatito.
Las galletas no caben en las cucharas. Una.
Pero dónde están los barquillos?
Los barquillos se los comieron las cucharas
porque el niño no estaba. Dos.
Pero dónde están los chocolates azules?
Los chocolates azules no esperan a los niños que se esconden]
y comen pajaritos. Tres.
Así, una, dos, tres,
me daba mamá todas las huellas de su duna.
Pero un día mi gatito se hizo gato
y a mi pájaro le cayeron las alas.
Aquel día la cuchara dejó de morderme los labios,
fue el primer día que comí mi miedo
solo.
* Ramón Gil (La Coruña, 1964) es profesor de Filosofía, con destino en el IES Monte das Moas, de Carballo, pero desde hace ocho años trabaja como Asesor de Servicios Informáticos de la Consellería de Educación para la zona de El Ferrol. Sus cuentos y poemas aparecen en la página http://textosocasionales.blogspot.com
* El cuadro es de Dis Berlin.
1 comentario:
Escucha a la primera vértebra ella tiene la cura, no miente...
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