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Ha fallecido David Levine (1926-2009), el gran caricaturista neoyorquino de The New York Review of Books, donde trabajaba desde 1963. Colaboró hasta el 2006, en que le diagnosticaron una enfermedad degenerativa ocular y tuvo que dejar el trabajo. Publicó también sus dibujos en otros prestigiosos medios, como The Esquire, The New York Times, The Washington Post y la revista Rolling Stone. Sus caricaturas apuntaban a todos los personajes de la sociedad, pero quizá se especializara en retratar a políticos, escritores, intelectuales y artistas de diverso pelaje, desde filósofos a músicos. Entre los lectores españoles alcanzó una cierta popularidad en los años 70 y 80, por las cubiertas de una colección de monografías de la editorial Grijalbo, en las que sobre un fondo blanco aparecía la caricatura del autor al que estaba dedicado el volumen. Reproducimos abajo el libro dedicado a Joyce. El escritor y dibujante Luis Pérez Ortiz, LPO, que sabe mucho más que yo de estos asuntos, me comenta que la colección fue muy popular y que incluso llegó a venderse en los kioscos. Pero, además, Diario 16 publicaba regularmente caricaturas de Levine, vía agencia, tanto en el diario como en el suplemento Culturas, que dirigió José Miguel Ullán y luego César Antonio Molina. Pero su mejor rendimiento, me sigue explicando LPO, lo dio Levine cuando apuntó con su vena satírica a los políticos. A Nixon lo abrasó bajo mil caracterizaciones. Damos abajo las caricaturas de Nixon y Reagan. Su excelente estilo incisivo, minucioso con las fisonomías, acaso esté siendo desplazado, se lamenta Luis, por otros más neutros y asépticos. Siempre me gustó, es una de mis claras influencias, nos confiesa, y además envidiaba su forma de vivir, creo que en un rancho, de los derechos de sus miles de caricaturas, que las agencias servían a diario a periódicos de todo el mundo. En fin, es lo que tiene ser norteamericano y tener talento.
5 comentarios:
Según cómo se mire, la caricatura puede ser el microrrelato de las artes plásticas, ya que comparte algunas características de la narración muy breve: pequeña dimensión, humor, espíritu crítico. Los buenos caricaturistas no se limitan a dibujar al sujeto: emiten un juicio de valor acerca de su comportamiento social o personal. Y también, como los buenos microrrelatos, la caricatura puede nacer de un trazo simple, de una inspiración fugaz y afortunada, pero luego requiere un trabajo concienzudo y sin concesiones a la improvisación. Lamento la desaparición de Levine. Sus dibujos me parecen geniales.
Un amigo me trajo una recopilación de las caricaturas de mujeres escritoras que Levine había sacado en "The New York Review of Books". La de Isak Dinesen hay que verla, y la de Jane Austen, son geniales (y la de George Sand y... la verdad es que todas).
Un abrazo
María, mándanos esas caricaturas y las añadimos.
Gracias, Pedro, no está mal traída esa comparación.
Fernando, si me permites decirlo Levine es un poeta de la línea.
La ultima línea se convirtió en punto.
Descanse en paz.
Sergio Astorga
Fernando
He enlazado tu entrada sobre Juan Filloy y los palindromes a mi última entrada.
Un abrazo, y seguiré visitandote.
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