miércoles, 2 de diciembre de 2009

ANA MARÍA SHUA, y 2

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"Mago sin libreto"
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Una vez, hace muchos años (demasiados, ya) un joven mago me pidió que le escribiera un guión para su espectáculo. Le pedí que me preparara una lista de los trucos que era capaz de hacer, para poder ensartarlos en el hilo conductor de una pequeña historia. Su respuesta me resultó inesperada y poco profesional. Yo soy mago, me dijo: puedo hacer cualquier cosa. No le creí, y lo lamento. Cuánto menos caótico sería todo esto si tuviera un buen libreto.
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"Los pilagá"
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En la troupe circense de los hermanos Podestá figuraba una tribu de indígenas Pilagá que participaba en los desfiles, con sus vestimentas y sus armas tradicionales. Los pilagá, sin embargo, no representaban ningún número en la arena del circo y todo hace sospechar que, fuera del desfile, trabajaban como peones. Hemos intentado utilizar humanos de diversas etnias con esa misma función en nuestros espectáculos, pero al marchar por las calles de nuestro mundo, a las que no están acostumbrados, se rompen fácilmente. Están rellenos de fluidos que manchan de una manera repugnante y muy difícil de limpiar.
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"Un ejemplo"
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En la novela Miguel, perro de circo, Jack London describe de manera patética y conmovedora las torturas a las que eran sometidos los animales del circo en una época impiadosa (Aunque todas lo son). Sin embargo, de nada sirvieron los castigos para acertar con la extraordinaria, única y secreta habilidad de Miguel, que se descubrió, en cambio, por azar. El sufrido fox-terrier era capaz de cantar, con aceptable entonación, un repertorio de seis canciones populares, siguiendo el sonido de una armónica. Deje ya de pegarle a su marido.
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* La primera foto es de Isabel Muñoz. Los microrrelatos son inéditos.
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8 comentarios:

Isabel González dijo...

Exclamaría "¡olé!", pero estos micros tan coloridos transmiten demasiado bien la tristeza que ocultan los espectáculos circenses y los otros, los que discurren fuera de la carpa, que son los más arriesgados. Aplaudo entonces por lo bajito, aunque con la misma intensidad.

Fernando Valls dijo...

Isabel, estaba a punto de quitarte el título de fans número 1 de Ani Shua. Menos mal que has reaccionado a tiempo.

Eva Peña dijo...

Voy a ser una lectora repelente, que conste, o tal vez es que estoy poco inspirada y no he sabido leer bien estos micros.

No sé, algo falla en estos microrrelatos, es como si la frase final fuera el objetivo, y el resto del texto podría ser intecambiable por cualquier otro argumento. De los tres, el primero es el más contradictorio ¿por qué es inesperada la respuesta del mago? Y si la magia lo puede todo, ¿para qué quieres libreto si lamentas no haberle hecho caso al mago? ¿Qué caos, el de la magia o el de la vida? ¿Por qué el libreto elimina el caos? ¿Se refiere a la predeterminación y el libre albedrío? No sé.
El segundo estaría logrado si suprimiera esa pátina "realista" de los humanos como peones, que se rompen, pero ¿dónde desfilan? Podía haber sido surrealista si no pretendiera ser realista, ¿no? Tampoco le veo el punto.
Y en cuanto al tercero... lo dicho, la última frase se supone que tiene relación con lo anterior, pero a mí me resulta inconexa.

Tal vez me falta práctica y técnica en la lectura de microrrelatos, o es que tengo un esquema mental demasiado rígido de tanto leer novela.

Creo que una forma eficaz para sacarle partido al mundo de la magia es construir un universo ficticio desde la primera palabra.
Personalmente me gustaría más caricatura y menos realismo.

Isabel González dijo...

Todo lo contrario, Fernando. He tenido unos días de lío y me ha alegrado el alma leer a Ani.
Por otro lado, entiendo el desconcierto de Eva porque ésa es precisamente una de las cualidades de Ana María Shua: desconcertar. Diluir las fronteras entre realidad y fantasía, vigilia y sueño e incluso entre el humor y la pena, la broma y la metafísica. Algo muy, pero que muy difícil de hacer. Te animo a seguir leyéndola, Eva.

Fernando Valls dijo...

Esto se empieza a poner interesante...
En el primero, parece que lo que se nos quiere decir es que si el mago no tiene por qué necesitar ningún manual para actuar; los demás sí, a fin de no caer en el caos.
El segundo quizá sea el más oscuro, pero me parece que está contrastando la doble habilidad de los Pilagá: desfilar y trabajar como peones, con la única de los humanos. El microrrelato tiene dos partes y en la segunda, "Hemos intentado...", paracen hablar los pigalá sobre los humanos y sus carencias.
Y en el tercero, quizá la última frase podría encabezar un nuevo punto y aparte. La función de esa frase postrera acaso estribe en alertarnos sobre la posible habilidad secreta del marido, todavía inédita, por lo que no hay que pegarle; no en vano, Miguel, perro de circo al que torturaban, resultó ser un cantante aceptable y un buen negocio para sus amos. En fin, a ver qué os parece.

Isabel González dijo...

Allá vamos.
De momento (porque con los micros nunca se sabe)yo interpreto el primer microrrelato como que no tiene nada que ver el hecho de que exista la magia con que ésta se ordene en el modo coherente que a los seres humanos nos haría felices. Es decir, que es alegre porque no renuncia a la existencia de la magia en nuestras vidas y triste porque cuando esa magia se produce, a menudo, no la sabemos apreciar por darse en un momento poco oportuno, sin guión. Tal vez si el tipo del relato hubiera preparado ese libreto viviéramos más seguros, pero el guionista nunca se hubiera arriesgado a incluir (porque nunca acaba de creérselo del todo) esos momentos auténticamente milagrosos con los que la vida nos sorprende.
Los otros dos, para otro rato.

Eva Peña dijo...

Fernando, muy bien, se nota que manejas información privilegiada. Por lo menos tus interpretaciones son posibles y tienen sentido.

Para el primero también se me ocurre que el mago sea el Supremo Hacedor, quien nos maneja a su antojo por mucho que nos empeñemos en escribir nuestro propio guión, o el Diablo, cuyos engaños nos llevan al caos.

Y el tercero... de ser lo que tú dices, tiene razón Isabel, en lo de la broma y la metafísica. Es decir, ¿hay que torturar previamente al marido para que muestre sus habilidades?

Jordi Masó dijo...

Sobre la interpretación del tercer micro "Un ejemplo", hagamos el ejercicio de colocar la última frase al principio: creo que entonces queda todo más claro, aunque el micro es definitivamente menos sugerente y se elimina el efecto sorpresa. El "ejemplo" del título es el cuento de Jack London: tenemos a una mujer que pega al marido (con ningún fin, simplemente le pega, sin que se especifique el motivo), y con la intención de enmendar esa situación el texto sugiere a la mujer que tenga en cuenta la historia de London, en la cual se maltrataba a un perro que finalmente demostró una capacidad inaudita en un perro (cantar). Moraleja: ¡no maltrate al marido que igual acaba sirviendo para algo!

Deliciosos los tres microrrelatos de Shua (tengo su microficción completa esperando en mi mesilla de noche).