AÑORO
la añoranza. Añoro un ánfora
que en lo profundo del mar duerme.
Puede empezar un poema como un juego,
pero en sus sonidos las palabras
siempre se llaman y convocan
y aparecen con un nuevo brillo,
renacidas. Acaso surgen de ese ánfora
y del mar en que está oculta.
Un ánfora antigua, allí caída,
con el tiempo vuelto costra y dibujando formas
en su vieja arcilla. No es mal sitio
del que pensar procedan las palabras.
Aun cuando más impensadas nacen, más espontáneas,]
sobre el alma hurgan, y en el alma nos retratan.
Un poema es un misterio pero nunca es un juego,
aunque su principio o su ritmo pueda parecerlo.
El poema puede ser la añoranza o ser un ánfora.
El poema está hecho, como ellas, para tener la vida adentro.]
...
...
EL HUMO QUE SE VA POR LOS TEJADOS Y SUBE
desde dentro de las casas, de la madera antigua
que da calor y nos alumbra. El humo y la madera
que se van y se disuelven por el aire,
como las nubes o las palomas que lo pueblan.
El humo, esta quietud, este silencio, en este pueblo
donde paso desde hace tanto buenos tiempos.
El Ampurdán antiguo y bello, griego.
Los valles y las playas, los campos, los sembrados.
Los pequeños cementerios blancos que son dulce
compañía en el paisaje, y donde no sería ingrato
descansar. Aquí quiero estar perdido.
Aquí quiero consumir los días, como quien gasta
las monedas que le quedan. Tiempo habrá
para no ser nada. Ahora quiero que este cielo y este campo y este mar]
en sus honduras me acojan, por sus senderos
la vida sienta aún en su respiro y al corazón regrese.
Paz y bien, como dicen en Brasil, a quien va
aquí por los caminos.
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.....
UNA BIBLIOTECA TIENE ALMA. LOS LIBROS
siempre son vidas, o la vida en ellos
impresa, repartida. La biblioteca la va haciendo
uno mismo con los días y se queda luego
dentro, como un calor o una compañía. También
como un olvido sobre el que con el tiempo
como en un cartón infantil nos recortamos.
No importan los libros, las ediciones, las colecciones suntuosas, el criterio]
avaro y extraño del bibliófilo. Sólo importa
la vida, y es por ello que valen
y los necesitamos, los queremos.
La vida tiene sus formas, pero ésta es una
en que queda libre y apresada, del tiempo
libre, sin tiempo retratada, fuera del tiempo
la vida a ellos vuelve y en ellos prosigue,
como si el tiempo fuera un sueño e hiciera un momento]
que el hombre que los hizo acabara de escribirlos.
Esa es su magia, su misterio. Y por esto los queremos.]
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* Santiago Montobbio (Barcelona, 1966) es autor de varios libros de poemas. En el 2009, después de veinte años de silencio, volvió a escribir poesía con gran intensidad, por lo que hay una nueva obra poética, de la que se ha publicado una selección en París (La poésie est un fond d’eau marine, Éditions du Cygne, Paris, 2011). La colección de poesía El Bardo publicará próximamente el libro La poesía es un fondo de agua marina, que reúne un conjunto representativo de esta nueva poesía, al que pertenecen estos poemas inéditos.
* Santiago Montobbio (Barcelona, 1966) es autor de varios libros de poemas. En el 2009, después de veinte años de silencio, volvió a escribir poesía con gran intensidad, por lo que hay una nueva obra poética, de la que se ha publicado una selección en París (La poésie est un fond d’eau marine, Éditions du Cygne, Paris, 2011). La colección de poesía El Bardo publicará próximamente el libro La poesía es un fondo de agua marina, que reúne un conjunto representativo de esta nueva poesía, al que pertenecen estos poemas inéditos.
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* La foto es de Anna Xalabarder. Los cuadros son de Aninés Macadam, y se titulan, respectivamente, "El naufragio del recuerdo" y "Destino incierto".
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4 comentarios:
Gracias por traer al poeta desde su silencio al parloteo de este medio...
Me movió de la silla su confesión sobre las bibliotecas. Hace tiempo que dejé de ocuparme de la mía. Me pesaba demasiado; de tan densa, apenas veía al otro lado...
Un día pensé que mi biblioteca era mi carcel, mi carga excesiva, el más insoportable de mis pretextos. Y escapé de casa, la abandoné a su suerte, es decir a su soledad...
Llevamos ya un par de años ausentes y desencontrados. Ella sigue atesorando el polvo que penetra por las rendijas de las ventanas y las puertas; yo vagamundeo insensible a los recuerdos y la madre que los parió... (transeunte, despojado).
Cuando era niño pensaba que los libros nos hacen libres y las bibliotecas grandes... Ahora, en mi excéntrica madurez, ya no me importan ni la libertad ni el tamaño de mis ilusiones arruinadas; sólo el peso de mi equipaje, la sencillez de mi kit de supervivencia... Por no acarrear libros, hasta me olvido de citarme en los que escribo...
Lo que daría por ser suficientemente valiente como para vender a peso mi biblioteca; o regalarla por nada...
Una biblioteca no es más trascendente ni menos que un amor insostenible, insoportable, rutinario.
saludos:
Pau Llanes
Me gustaron los tres poemas, además en el orden que aparecen. El que más me gustó es el de la añoranza. Por otro lado me encanta la poesía clara, y directa.
Gracias por los poemas y por traerlo al blog.
Saludos.
Una poesía muscial, reflexiva y entendible, tan honesta como la decisión de apartarse del ruido para escribir.
Leí estos poemas el día que aparecieon, y me gustaron mucho, y me quedó pendiente expresarlo aquí, y ahora lo hago.
Saludos
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