SHOPPING
...Mientras pagaba en unos grandes almacenes, un hombre le susurró algo tan bajo que sólo captó las palabras “pay” y “drink”. Cogió sus bolsas y salió sin volver la vista. Que no me siga, que no me siga. En el trayecto hasta el hotel se hizo de noche y las calles quedaron vacías. Se preguntaba por qué se había empeñado en viajar sola, dejando en casa a su marido y a sus tres hijos. Cuando al fin se sintió a salvo en la habitación llamó para decirles cuánto los echaba de menos. Ya en el avión, empezó a encontrarle la gracia a lo sucedido, y al día siguiente presumió ante sus compañeras de oficina.
...Ahora, sin embargo, no puede dejar de pensar qué habría ocurrido de haber aceptado aquella bebida.
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PENELÓPEZ...
“No sé para qué compramos la casa de Torrevieja” se quejó la mujer, mientras vertía las gotas adelgazantes en el vaso de agua, “si nunca tienes tiempo para que vayamos”. Estaban cenando frente al televisor, y su marido le aseguró que en cuanto terminara de arreglar el jardín, ordenar la colección de filatelia y colocar por autores todos los libros de la casa se irían para allá una buena temporada.
...Luego, como cada noche, bajó desde el dormitorio sigilosamente y cambió de lugar varios montones de libros, sacudió un álbum de sellos dejando que se esparcieran por el estudio, y salió al jardín a pisotear las flores y estropear la valla que estaba montando. Volvió a la cama satisfecho y besó a su mujer, que dormía plácidamente bajo el efecto hipnótico de aquellas gotitas. Tenía más trabajo que nunca.
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* Beatriz Alonso Aranzábal (Madrid, 1963) es psicóloga y actualmente dirige un Centro de día para personas con enfermedades mentales. Ha publicado microrrelatos en las tres antologías que Alfaguara ha editado de Relatos en Cadena. Es realizadora además de varios cortometrajes, el último, Papiroflexia, ha sido emitido en TVE. Desde que su microrrelato “En el Museo del Prado” fuera premiado en 2003 en el programa de radio “La ventana de Millás”, no ha dejado de escribir en este formato. Estos textos son inéditos.
* El cuadro es de Dis Berlin.
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17 comentarios:
Los micros que se apoyan totalmente en la historia, o como estos, en la conducta humana cotidiana, me parecen especialmente destacables porque a veces tengo la impresión de que ya hay demasiadas chisteras con conejo y lógicas absurdas circulando bajo el paraguas del género. Es de agradecer, desde mi modesto punto de vista, la valentía de escribir "sin trampa ni cartón" pequeños clips que funcionan.
Abrazos.
Admiro la sutilidad de Beatriz en ambos textos para definir el sinsentido de algunas relaciones humanas, los subterfugios contra la verdad y la mella del tiempo en los sentimientos. Sus personajes apenas se rozan, mienten (incluso a sí mismos), y esquivan cualquier afán de protagonismo, como si la historia o su vida no fuera con ellos. Me gustaron mucho los dos.
Un placer leer a Beatriz en la Nave. Gracias Fernando por traerla.
Abrazos.
Te he comentado alguna vez cómo me gusta el tratamiento que haces del tema de la soledad. En este caso con dos microrrelatos que funcionan a la perfección por separado y que se complementan unidos. En el primero la mujer que busca pero no acaba de lanzarse y lo lamenta; en el segundo un hombre que por malo que sea su presente se ha acomodado en él.
Y de acuerdo con Susana en el valor de la sencillez.
Besos, Bea; gracias, Fernando.
cias
En "Shopping" muestras con una desnudez asombrosa la soledad de una mujer que todavía no entiende, ni es consciente siquiera, de por qué su vida va a la deriva, de donde el título es una prueba inequívoca. En la segunda pieza, asimismo, presentas a una Penélope que se pasa la vida esperando, sospechamos que infructuosamente, mientras su marido se dedica a esquivarla a partir de la indiferencia y cruedad de una rutina inamovible. Ambas piezas me parecen una muy buena radiografía de las distintas máscaras con que suele disfrazarse la soledad. Me han gustado mucho. Un abrazo
Hay un lenguaje oculto en ambos textos (el primero de los cuales podría incluso prescindir de la última frase y seguir siendo redondo). En "Shopping", un suceso no acaecido se empeña en perseguir al personaje, con la misma intensidad que lo haría si se hubiera materializado, revelando así que siempre acabamos viviendo la doble vida de lo real y lo probable. La misma doble vida que vive el matrimonio del segundo relato, pasando hacia delante las páginas de un libro que ya empieza a leerse en sentido contrario. Ambas historias aparecen tejidas de una fina ironía y acreditan, una vez más, el temple y la sensibilidad de Beatriz en el cultivo del microrrelato.
Un gusto encontrar en La Nave a Beatriz. Siempre he apreciado en sus textos la sutilidad y profundidad que se oculta bajo una historia aparentemente sencilla.
Creo que hila muy fino y es una gran observadora y eso se nota en estos dos micros. Coincido con todo lo dicho hasta ahora y además recuerdo lo que me dijo un profesor: cuando digo que un texto es sencillo es un piropo. Me gusta su falta de trucos y artificios y están muy bien titulados los dos. Leo, luego leo el título y vuelvo a leer y percibo matices que se me habían escapado.
Un abrazo a viajera y capitán.
Coincido con algunos comentarios anteriores que hablan de un lenguaje simple, que a mi me gusta particularmente, sin adornos excesivos. Qué más da el nombre del almacén donde compraba o la calle que pisaba esquina con tal otra.
Shopping: La chica parece estar buscando algo que le haga salir de lo que cree su rutina, y además necesita presumir ante sus compañeras. Creo que acabará mal la cosa... o bien según se mire. Más que dejar en casa a su marido y tres hijos, pienso que fueron ellos quienes la dejaron marchar.
Penelópez: Esta señora debería aprender del relato anterior e irse sola a Torrevieja. Nos empeñamos en no ver lo que está claro como el agua (todos odiamos algún Torrevieja).
Gracias por los relatos Beatriz,
un abrazo
Se me olvidaba comentar el cuadro Fernando. Vaya con el cuadrito, y supongo que es de los buenos (quiero decir caros), y con premio y todo. En fin para no parecer más inculto de lo que debo ser, diré que mezcla muy bien muchas cosas y que el color es muy natural.
Saludos
Beatriz es una escritora que se maneja como nadie en la línea de la sutilidad, la forma más difícil de escritura, porque es muy fácil pasarte con la sal o quedarte soso, y Beatriz echa la justa siempre para que el plato sea perfecto, como estos dos micros que hacen lupa en lo cotidiano, en esa soledad a la que se han acostumbrado los personajes. Estupendos textos.
Me han gustado mucho los dos, especialmente "Shopping" que es uno de esos micros que sé que recordaré a menudo: un prodigio de sutileza, un ejemplo de cómo se puede explicar mucho con muy poco. ¡Felicidades!
Mamma mía, yo que soy tan parca en mis comentarios, casi me sonrojo (o sin casi) al ver vuestros textos que analizan y van más allá.
Gracias a todos, y en especial a Fernando, por este momento mágico.
Abrazos
Beatriz
http://youtu.be/IW2w6W6vPBo
Hoy en día, podría haber tuiteado la aventura a medida que le fuese ocurriendo: "en el callejón, huyendo del desconocido@fulanitadetal".
Coincido con Susana en destacar el talento que demuestra Beatriz para sacar punta y brillo del empeño cotidiano.
que envidia, tener tanta sutileza para escribir.
si tienes un rato te invito a visitar mi blog.
un saludo maca
http://karmucaycuquino.blogspot.com/
Beatriz, enhorabuena por estar aquí, que seguro que te hace mucha ilusión, y gracias a Fernando por traerla.
De los micros qué voy a decir que no hayan dicho los comentaristas anteriores. Me gustan mucho los dos y, quizás, un poco más el segundo. Es verdad que se complementan a la perfección.
Bea, me quedo absorta cuando termino el primer cuento y lo vuelvo a leer y me doy cuenta de que es une "tranche de vie"... y leo el segundo y ya me río. Los vuelvo a leer. Me encanta como engarzas los eslabones de la conducta y el pensamiento.
Beatriz atraviesa las tristezas del alma como de puntillas. Se lee sin saber que se está leyendo, no nos tropezamos con estridencias y eso nos da la impresión de asistir a un trocito de vida verdadero.
Observar lo que pasa delante de los ojos (o dentro, o detrás) es la materia de los microrrelatos, en mi caso, pero no se podrían escribir en tiempo real porque hay que esperar a ver qué posos deja.
Gracias por los nuevos comentarios, por allanarme el camino para no abandonarlo.
Besos
Beatriz
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