Como las guías de Berlín no acostumbran a ocuparse de Neukölln, y mucho menos aún de Rixdorf, voy a contaros algo de estos lugares a los que los turistas no suelen llegar. Todo esto viene a cuento de que el pasado domingo un grupo de amigos españoles que coincidimos en Berlín nos juntamos para comer en el Café Restaurant Villa Rixdorf, situado en la Richardsplatz , el centro del histórico barrio. Hoy se ha convertido en un lugar poblado, en un alto porcentaje, por emigrantes turcos y, en menor medida, por árabes. En cambio, en los últimos tiempos, el norte de Neukölln, conocido como Kreuzkölln, ha sufrido una cierta transformación en el paisaje con el asentamiento progresivo de estudiantes y artistas.
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Cafe Restaurant Villa Rixdorf
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La historia de este lugar viene de lejos, pues aparece mencionado por primera vez en 1360, aunque entonces era llamado Richardsdorf, siendo propiedad de la Orden de San Juan, por lo que el escudo de armas sigue llevando la Cruz de Malta. Y es posible que aquí hubiera una antigua fortaleza erigida por los templarios. Pero quizá la fecha que hoy recuerdan más sus vecinos sea la de 1737, cuando el rey Federico Guillermo I de Prusia permitió a unos 350 tejedores protestantes, expulsados de Bohemia, aunque moravos de origen, asentarse en la zona, llamada por entonces Rixdorf. Allí construyeron las hermosas casas que ocupan el centro del pueblo, algunas de las cuales todavía sobreviven. La iglesia de la plaza, llamada de Belén desde 1912, tiene su origen en el siglo XV. Así, en 1797, se constituyó legalmente el Böhmisch Rixdorf, una especie de enclave bohemio próximo a la entonces Berlín. Muy cerca del lugar existe un cementerio turco que data de 1863, cuando se construyó para los otomanos que formaron parte del ejército prusiano, en sustitución del que había en Kreuzberg, y una vistosa mezquita, Şehitlik, que se terminó en el 2005.
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Biergarten del restaurante Rixdorf
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Panadería turca, de Anatolia, en Neukölln
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En 1874 se unieron las dos partes del pueblo, el lugar tenía entonces 15.000 habitantes, por lo que Rixdorf llegó a ser, en 1899,el pueblo más grande de Prusia, concediéndosele el estatus de ciudad independiente, célebre entonces por sus tabernas y lugares de diversión. En 1912, las autoridades locales, intentando acabar con tan peligrosa reputación, le cambiaron el nombre por el actual de Neukölln, que provenía de la antigua Cölln, nucleo inicial del Berlín medieval. En 1920, durante la República de Weimar, se incorpora a Berlín como un barrio más. Entonces tenía 262.000 habitantes y era un bastión de la clase obrera (formada por metalúrgicos, trabajadores de la industria del papel, la alimentación, el textil o la construcción), y por socialdemócratas y comunistas; hoy tiene unos 300.000 habitantes. Tras la Segunda Guerra Mundial formó parte del Berlín occidental, del sector estadounidense.
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Cementerio de la comunidad bohemia
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Si se pasea por los alrededores, enseguida se percibe un evidente contraste entre el bullicio de la cercana Karl-Marx Strasse y las pacíficas calles de Rixdorf. Neukölln se ha convertido en una ciudad piloto del Consejo de Europa y del programa de la Comisión Europea de Ciudades Interculturales. En su plaza principal se halla la que tiene fama de ser la mejor carnicería de Berlín, no en vano expenden unas suculentas morcillas que nos comimos poco después, en mínimas dosis, mi estómago no da ya para más. En uno de los extremos de la plaza se levanta el monumento a Comenio, creador del sistema educativo moderno.
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Herrería, clásica y moderna
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Pero dejemos a un lado las fechas, datos y la pequeña historia local que no conocía y que he podido aprender gracias a que María Jesús, la más berlinesa de todos los españoles residentes en la ciudad, nos propusiera comer en el excelente, aunque rústico, restaurante de la Richardsplatz. El local posee un doble encanto: la comida alemana y el Biergarten que alberga, y que parece diseñado por un Ramón Gómez dela Serna hippie. De la primera pudimos disfrutar, pero no del sol, ni del jardín y terraza porque el día resultó lluvioso. El pequeño Adrián se portó bien, pero Rafael anduvo inquieto, mientras sus padres, Astrid y Juan Carlos, junto con Jesús, un buen amigo vasco, María Jesús y Gemma, arreglábamos el mundo con nuestra conversación, con España no pudimos, al tiempo que disfrutábamos de diversas delicatessen: cerveza de trigo, ensaladas varias y chucrut. Nuestra intención, tras la comida, era visitar algo más el barrio. Por ejemplo, la herrería, ya que el maestro herrero sigue trabajando en una fragua de carbón y cuenta con la ayuda de un aprendiz al año. Dicen que algunos exigentes gourmets le encargan cuchillos. Pero también necesitábamos estirar las piernas y queríamos ponderar la célebre tienda de morcillas y salchichas que existe con el nombre común de Fleischerei, carnicería (http://www.blutwurstmanufaktur.de/, por si os animáis a hacer algún encargo), además de visitar los monumentos a Federico Guillermo I y Comenio, el fundador de la pedagogía, quien debe de estar revolviéndose en la tumba al ver lo dañinos que han resultado para la enseñanza española sus seguidores... En fin, que Dios los perdone.
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Monumento a Comenio
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Monumento a Federico Guillermo I
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Al final, como no dejaba de llover, nos trasladamos a un restaurante cubano de Schöneberg, Varadero, donde acabamos la tarde española en Berlín. La camarera cubana nos sirvió unos helados y para los más atrevidos unos mojitos que no creo que pasen a la historia.
...* Las fotos son de GP.
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* P.S. Durante el mes de agosto, publicaré las microcrónicas de viaje que me mandéis, seleccionando las que más me gusten. Tienen que ser inéditas e ir acompañadas de fotos. Gracias.
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3 comentarios:
Hola , ¿conoces la obra de Lydia Davis ? es que tengo sus cuentos completos y hay bastantes microrrelatos, por saber tu opinión, la edición es de mayo 2011 con traducción de Justo Navarro.
La verdad es que no, Francis, pero me han hablado bien de ella. Habrá que ver esos cuentos y microrrelatos. Saludos.
¿Algún romántico, Fernando?
Inés Mendoza
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