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La semana pasada se ha reunido en Santiago del Estero (Argentina) un numeroso grupo de autores y estudiosos del microrrelato. Estos encuentros, cada vez más frecuentes, a lo largo de la enorme geografía argentina, resultan muy útiles para que los escritores puedan leer sus textos ante un público que conoce y aprecia el género, así como para intercambiar libros y opiniones, y para conversar con los estudiosos interesados en la materia. Primero fue Buenos Aires, luego Tucumán, Neuquén y Rosario, y tras Santiago del Estero llegarán los días de Mendoza, donde lamentablemente tampoco podremos estar, como desde luego habríamos deseado. Aunque en estos encuentros y congresos predominen los participantes argentinos, tampoco faltan invitados procedentes del resto de Hispanoamérica o España. No es raro que sea Argentina el país que venga desplegando, junto con España, una mayor actividad, debido a su historia literaria, llena de grandes maestros que han cultivado el género, desde Borges y Cortázar a Marco Denevi, o bien los actuales Luisa Valenzuela, Ana María Shua, Eugenio Mandrini y Raúl Brasca, pero también gracias a los excelentes estudiosos que trabajan en la materia. Puesto que no estuve allí no puedo decir mucho más, pero conociendo a Antonio Cruz, de la estirpe de los médicos ilustrados, seguro que han sido unas jornadas en las que todos los participantes han podido disfrutar y aprender algo que todavía no conocían acerca de este joven género que es el microrrelato, o acaso les haya servido para descubrir a algún autor nuevo o algún estudio o antología que les haya permitido ampliar su conocimiento en torno al microrrelato. El cultivo del género en Argentina ha sido tan rico que pueden permitirse el lujo de componer antologías por regiones, o territorios; así, en mi biblioteca tengo antologías de Tucumán, la Patagonia o esta que aquí pueden ver, dedicada a los autores afincados en Santiago del Estero, publicada en el 2008. Por cierto, en el prólogo nos cuenta Antonio que la Cámara Argentina del Libro le impidió que entre los créditos del volumen, en la cubierta, aparecieran las palabras "antología" y "compilador". Anécdota que le hubiera encantado a Kafla, a Borges y a Groucho Marx. En fin, ¡sólo faltaría que en una antología de textos literarios pudieran aparecer semejantes palabras! ¡Adónde pretendemos llegar con el lenguaje! ¡Bien por el meticuloso funcionario!
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Pero lo que más me admira siempre que voy a la Argentina, a algún asunto que guarda relación con el microrrelato, es ver cómo los escritores están dispuestos a recorrer el país de punta a punta para poder leer sus textos y conocer a otros escritores que también cultivan el género. Cuando existe ese interés y esa pasión por la literatura, es inevitable que surjan grandes escritores, como así ha logrado este gigantesco país durante el siglo XX.
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9 comentarios:
Con independencia de los viajes australes, no astrales, que se montan, el tema de internet juega algun papel, bueno, algun rol en esto de la navegación de los micro...?
Se echan de menos estos encuentros en España... haberlos haylos, pero podrían ser más.
Ojalá en España tomáramos ejemplo de Argentina en esto de los encuentros en torno a los microrrelatos. ¿Hay alguna cita nacional prevista próximamente, Fernando?
Pues, que yo sepa, no, Raúl. Saludos.
Yo opino como Raúl. Me da envidia sana la cantidad de encuentros, minocongresos, jornadas...etc que se convocan allende los mares. Aquí aunque vocación hay mucha, simposios o seminarios pocos o ninguno. Solo aquella quedada en mayo pero no dejó de ser un agradable encuentro entre amigos con una afición común, aunque presentaron sus libros Manu Espadao Pablo Gonz...
Un saludo cordial a todos.
Rosana, espero que la presentación en Madrid de `Mar de pirañas´, antes de que acabe el año, sea una buena excusa para el encuentro. Saludos.
Va a ser memorable...
Un abrazo para Gemma y otro para ti.
Fernando
Gracias por brindar esta información sobre las jornadas llevadas a cabo en Santiago del Estero. Fueron muy enriquecedoras para quienes tuvimos la suerte de asistir. Nos permitieron conocernos y fraternizar, más allá de los acercamientos que desde hace tiempo compartimos en el ciberespacio.
Es una dicha que Argentina sea un semillero de autores de microrrelatos. Los más jóvenes pudieron lucir sus habilidades y los otros jóvenes experimentados las reafirmaron.
Como entusiasta de los micros de Orlando Romano, debo confesarte mi gran alegría por haber compartido junto a él y escuchar la lectura de sus creaciones. Todo un placer.
Les dejo como regalo un delicioso micro, que fue leído por su autor en las jornadas. Es de Raúl Lima, un gran escritor santiagueño.
Espero que lo disfruten.
Distinta Suerte
“En una cárcel de Sevilla y allá por el mil seiscientos, un hidalgo manco llenaba cuartillas y cuartillas con las aventuras de un tal Alonso Quijano, que logró salvar de la mirada escudriñadora de los carceleros. Las publicó con el nombre de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” y gustaron tanto que hubo una segunda parte y hasta una falsificación.
Por esos años, en su casona de la Mancha y en noche de duermevela, Alonso Quijano soñó con un preso al que le faltaba una mano, perdida en alguna batalla entre cañonazos y aire salino. Cuando despertó escribió un cuento, al que tituló “Don Cervantes de Lepanto” (perdido para la posteridad, ya que su Ama lo incineró junto con sus libros de caballerías).
El preso manco del cuento de Alonso Quijano vivió sesenta y ocho años sobre la tierra y, pese a algunos pecadillos, logró ingresar en el cielo. En cambio, el hidalgo que sirvió de modelo al Quijote, por el descuido de los carceleros, lleva cuatro siglos en un infierno donde a diario es atormentado por inclementes demonios: críticos literarios, profesores de literatura, autores de minicuentos…”
Saludos cordiales para todos.
Muchas gracias, Fabiana, por el comentario y por el microrrelato de Raúl Lima, que Juan Armando Epple podría recoger en una futura ampliación de su excelente antología con `MicroQuijotes´.
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