martes, 27 de mayo de 2014

Ángel Olgoso, poeta

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Ukigumo (nubes pasajeras) está dividido en tres secciones: la primera de medida libre, Kaoru (aroma), la segunda de medida estricta, Akashi (gema) y la tercera de dípticos, Utsusemi (caparazón de cigarra): si las dos primeras aparecen impregnadas de elementos naturales y de la unión del mundo visible con el invisible de las emociones, la tercera lo hace de reflexión filosófica al modo del budismo zen.
“Con estos haikus escritos en 1992 (época en la que aún no era común un género tan delicado e inefable) quise buscar la iluminación a través de la sencillez, de un estilo limpio y austero, de una respiración cadenciosa, de una precisión casi flotante, como esas nubes que nos sobrevuelan mientras se desdibujan con nitidez; a través de una poesía que, sin alzar la voz pero con la conciencia alerta, aspirara a retener el instante más que la secuencia, las pequeñas ondas de la emoción del yo más que de las mareas del alma, a alimentarse de diminutos asombros, de las sorpresas de la naturaleza vislumbradas de pronto y que sacuden el momento vivido” (Ángel Olgoso).
Como si de un ikebana o de un origami granadinos se tratara, apunta la editorial, fusión singular entre Oriente y Occidente, Ukigumo se edita al fin -en edición hispanoitaliana- y pone al alcance de los lectores la plenitud expresiva en tres breves versos, cuyo sentido reverbera luego transmitiéndonos la auténtica palpitación de nuestra frágil existencia.
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KAORU (aroma):
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Nada queda de la sublime pureza
en la feria de lo real.
Nubes multiformes se estiran arriba.
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Tordo.
Disparo de un cazador:
átomo de plumas.
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Perfectos como la trabazón de las estrellas
son los dibujos
del pulido caparazón de un caracol.
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AKASHI (gema):
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Desde las nubes
una nube nos mira
a la deriva.
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Se ha movido
un poco, y sin viento.
Espantapájaros.
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Olvida al hombre,
mira la gentil nube,
y entenderás.
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UTSUSEMI (caparazón de cigarra)
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Sesteabas y hacías volar piedras planas sobre el agua;
pero el verano se ha ido, huérfano de infancia.
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Los muertos velan el cadáver del vivo
en el féretro de la noche dilatada.
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Círculos en el agua, trazos en la arena,
surcos en la almohada. Vida invisible.
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* Ukigumo, de Ángel Olgoso, acaba de aparecer publicado en la editorial Nazarí, de Granada.
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1 comentario:

Marina Tapia dijo...

Es un libro estupendo, el autor nos muestra -nuevamente- su habilidad para buscar las palabras precisas, su exquisita sensibilidad, su capacidad para ofrecer al lector un universo lleno de matices. Además, es todo un acierto la forma de retratar la Vega de Granada (con pocos elementos, pero contundentes, sin caer en ningún tópico). Es un poemario que llega a la emoción y al intelecto, lleno de belleza y hondura. El hablante lírico se reconoce en la naturaleza, se funde con ella, se vuelve la nube que contempla. Hay un discurso cercano, sin pretensiones, colmado de imágenes deliciosas como: "Marcha nupcial/del verano y la noche:/canto de grillos". Un libro para leer y releer. Un escritor auténtico, de los que no abundan.