Siempre me resulta muy grato volver a Jerez, a la Fundación Caballero Bonald; en esta ocasión, con motivo del homenaje que se realizó a los premios Cervantes. Hasta cuatro se han juntado estos días pasados en la ciudad gaditana, cuya calle Larga aparecía adornada con banderolas estampadas con los rostros de los galardonados: Ana María Matute, Jorge Edwards, Antonio Gamoneda y el anfitrión, José Manuel Caballero Bonald. Y junto a ellos, ocupándose de su obra, los escritores y críticos Santos Sanz Villanueva, Juan José Armas Marcelo, Jaime Siles, Julio M. de la Rosa y Tomás Sánchez Santiago. Entre charlas, comiditas (la mejor, el potaje de berzas de La Canariera, la finca de los González Byass), debates y conferencias transcurrieron los días, pero siempre que me quedaba un rato libre me escapaba para deambular por las hermosas calles y plazas de la ciudad, sobre todo por ese territorio que hay entre la plaza Plateros, la catedral, el Alcázar y la plaza del Arenal, con la calle Caballeros, sede de la Fundación, y la bien surtida librería La luna, donde conseguí encontrar una novela de Sender, El rey y la reina, con prólogo de José-Carlos Mainer, que los libreros de Barcelona daban por agotada, como puntos de referencia.
Pero lo mejor de los congresos, además de la visita a la ciudad, son las conversaciones privadas con los amigos que te encuentras, con Laura, la viuda de Carlos Edmundo de Ory, con Pepe Jurado Morales, Jesús Fernández Palacios o Antonio Rodríguez Almodóvar, con Melchor, que ha vuelto a su tierra tras pasar unos años en Berlín, trabajando en la embajada, con un puñado de nuevos amigos a los que el azar te ha unido por unos días muy gratos. Acaso quizá la guinda del encuentro fuera la entrega del premio de ensayo Caballero Bonald a Francisco Rico por su libro Tiempos del `Quijote´, a quien presentó con gracia y conocimiento de la complicada materia Fernando R. Lafuente, saliendo airoso de la faena encomendada: torear ese miura que es el profesor Rico.
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1 comentario:
Oh, qué agradable parece todo. Ya lo he dicho muchas veces, pero no me importa repetirlo. Tus crónicas viajeras me gustan muchísimo.
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